Libro de Visitas

sábado, 1 de mayo de 2010

01-05-2010 SABADETE POR TARIFA

Angelito Montanbay tiene amigos por todos lados, como no, también en Tarifa. Además conoce y le gusta la zona. Por eso nos organizó una rutita por aquellos lares, que tuvo realmente de todo. Sólo podemos ponerle un pero, y esa fue la coincidencia con el 1 de mayo, por lo que entre la comuniones y los compromisos, no permitió que nos reuniéramos toda la gente que hubiéramos querido.

En VV por los Montabay Angelito, Josemari, Juanma, Diego y Javi que vino desde Chiclana con Olvic; por los cañas, Rumanu, Danielovic, Santos, Jose Gaviño, Makina, Elitri y yo mismo. En Tarifa nos estaba esperando Trivi, que se bastó sólo para servirnos como el mejor de los anfitriones.

Antes que nada reseñar y subrayar que fijaros que tres maquinones se habían juntado, el Makina, el Bajadita, e Isra, ¡Vaya trío!

Tras un pequeño paseo por el pueblo y citando la crónica de Isra, una primera parte bordeando la costa dirección al puerto del Bujeo. Preciosa, con vistas al mar impagables y de un verde como nunca. Allí fue donde Javi pinchó la trasera, Trivi y Josemarí se pusieron manos a la obra, algunos se adelantaron y mientras, Dani nos enseñó el pecho a lo Tarzan. Como podéis comprobar se estaba haciendo la prueba Holter, que es un dispositivo electrónico de pequeño tamaño que registra y almacena el electrocardiograma cardiaco durante un determinado tiempo. Restaurada la rueda nos metimos en unas laderas de fuerte pendiente, pero sobre todo de espectaculares vistas. Nunca he estado en Escocia, pero entre el color y demás, parecía talmente que estaba pedaleando en plenas “Highlanders”.




Arriba nos topamos con este cañón abandonado.

Luego algo de sube y baja, siempre con la mar a nuestra derecha, y a lo lejos la claridad permitiéndote distinguir las montañas del Atlas Marroquí. En una torre de vigilancia medieval nos detuvimos para hacer unas cuantas fotos del grupo.


Vino a continuación algo de asfalto, sobre todo una bajada de esas kilométricas, con muchas curvas donde los mákinas pillaron altas velocidades, y que nos devolvió a cota cero. Después de mojar algo la bici en este paso:


Angelito que dijo algo así como que se acabó lo sencillo, el grupo se estiró en una subida larga y pronunciada, nuevo reagrupamiento y más cuesta arriba hasta toparnos con la carretera y hacernos unos cuantos metros por ella bien agrupaditos,

a partir de ahí, también en palabras de Isrra, ahora nos adentramos en la sierra y sin dolor hasta llegar a lo alto de las antenas. En realidad hubo que hacer antes unos cuantos kilómetros de nueva subida, luego el grupo se disgregó, la mayoría nos fuimos en busca de la famosa trialera, la misma, que siempre subimos cada vez que vamos a la zona, todo antes de encarar las antenas. Otros con las fuerzas algo mermadas se quedaron en el sitio, o se anticiparon en la subida. A Juan le dio una autentico bajonazo subiendo al “Palancar” no se encontraba con fuerzas para seguir subiendo y decidió regresar por el camino más corto, buscó la carretera y cuesta abajo hasta Tarifa. Se recuperó pronto, pues al día siguiente ya estaba dando pedales, como sólo el nos tiene acostumbrados. Poco antes de subir la trialera se nos unió un colega tarifeño Jesus, que nos veas como iba siempre el tío.

Aquí Trivi y Jesus subiendo la trialera:

Citando nuevamente a Isrra, antes del último tirón, para las antenas, parada reglamentaria en la fuente con una llave de paso curiosa “pa repostá” los bidones y pa arriba, cada uno a su ritmo porke la subidita se las traía ( me la llevaba pa la vía verde ke esa si ke te pone fuerte de verdá).

Como anécdota particular subiendo las antenas me dejé llevar por las estelas del Chechu y de Rumanu, que los veía delante de mí a unos 50 metros, pero no pude mantener esta distancia, debí bajar la cadencia y al poco me adelantó el más competitivo del grupo, nuestra nueva promesa “El Gaviño”, cuando la pendiente me lo permitió saqué pundonor bajé piñones y volví a adelantarlo, cuando ya lo creía a distancia, el niño que vuelve a progresarme. Ya, poco pundonor me quedaba, pero una nueva declinación me permitió echarle otro hachazo, lo volví a superar. ¡Un mojón pa mí” si alguien es competitivo es el Gaviño, Isra en chiquitito, además tiene treinta años menos que yo, así que volvió a pegarme un pasote, este definitivo , allí me dejó clavado, resignándome a subir a mi rollo, que es lo que debía de haber hecho desde un principio.



Si la subidita se las traía, imaginaros la bajada. La última vez que pasamos por allí, Pablo terminó con los huesos en el suelo y con su preciosa Lapierre lacerada. Bajando me crucé con uno en dirección contraria que llevaba la misma equipación que Jesus, en realidad creía que era él. Por eso ya en la bajada común, le pregunte, ¿Illo, tu cuantas veces has subido hoy a las antenas? Me explicó que el que me había cruzado, a pesar del similar tipo no era él, eso me tranquilizó un poco. Luego vino una larga bajada hasta la carretera, hubo un nuevo parón, pues esta vez fue Isrra quien pinchó, mientras llegó la hora límite del Holter de Dani por lo que se aplicó en quitarse los dispositivos de esta manera tan peculiar:


Había que hacer un tramo de bajada en el puerto de montaña que separa Tarifa de Algeciras, el tráfico era curioso y yo ya me estaba poniendo nervioso por eso de mis propias neurosis con la carretera, así que cuando se dijo para abajo, Trivi el primero, allí fui yo detrás, en un instante me adelantaron, Jesus (el otro tarifeño), Isrra y Diego el Bajadita. Trivi se detuvo para indicar que había que cruzar la carretera, pero yo no lo interpreté correctamente y seguí para abajo la estela de Jesus, que al parecer llevaba prisa e iba del tirón para Tarifa, igual pensaron Diego e Israel, cuando nos dimos cuenta deshicimos el camino. A lo lejos vi como , tanto Diego e Isra se empleaban en contactar con el grupo, pero claro yo no me puedo comparar con ninguno de los dos, así que por esas, porque precisamente el contacto debía realizarse en una cuesta “to bajo” y por carretera, cuando me di cuenta estaba pedaleando sólo. Los del grupo principal, me creían por delante de ellos, y yo por detrás. Lo cierto estuve así dando pedales un tanto desconcertado, sin saber a ciencia cierta si estaba cogiendo por el camino adecuado. En un cruce, con tres opciones probé las tres hasta que al final seguí el de en medio. Así estuve bordeando la costa más preocupado con la incertidumbre de por dónde iba, que de disfrutar del paisaje que ahora se presentaba a mi izquierda, África, parecía estar realmente a tiro de piedra.

Unos kilómetros y a lo lejos distingo un biker caminando, ¡por fin un alma de Dios! Cuando lo tengo a mi vera compruebo que es el Gaviño, nuestro quinceañero particular. ¡Qué ta pasao pichurri!, ya ves, mirá, dijo señalándome el cambio que colgaba de malos modos sobre el cuadro. ¡Joder pero tu no eres mecánico! Eso algo de arreglo tiene, aunque sólo sea el de poner la bici a piñón fijo ¡Venga! Saca las herramientas. Es que no traigo. ¡Cómo que no traes! Pero qué clase de mecánica te están enseñando allí en Rinorojo, ¡Anda trae pa ca! Y así aunque os parezca de coña, este servidor le hizo una compostura a nuestro aprendiz de mecánico y por los menos pudo pedalear, eso sí, cuando se encontraba con una cuesta por muy pequeña que fuera, había que echar el pie a tierra, eso ni el Mákina era capaz de hacer funcionar semejante desarrollo.



Al poco nos topamos con el grupo, que a estas alturas ya se habían dado cuenta que faltábamos dos. Según Angelito fueron unos minutos de tensión y preocupación, y es lógico, pues el nuevo benjamín del grupo ya sabéis los añitos que cuenta y eso nos crea, aunque no queramos, una verdadera responsabilidad a los que vamos a su alrededor.

Ya juntos, el grupo se movió por unas cuantas veredas, con algo de técnica, pero poca y en unos kilómetros ya nos encontrábamos en Tarifa, algo de aseo y todos a Casa Ramón, que tenía el negocio hasta arriba,

aún así nos trató con total preferencia, los vasos nunca permanecieron vacios y los platos volaban desde la barra a nuestros barriles, mientras, Josemari, como no, nos iba amenizando cada bocado con alguna de sus habituales ocurrencias gaditanas.

Al final y a la hora de cobrar, hasta en eso tuvimos que sacarnos el sombrero ante Ramón. Está claro que Angelito sabe rodearse de buenos amigos. Todo un placer.


Makina hizo todo un reportaje como en él es habitual, en este enlace tenéis las 181 fotos que hizo:

http://img534.imageshack.us/slidesho...=p5010001c.jpg













1 comentario:

  1. DE CATEGORIA CHARLIE,MU BUEN DIA KE PASAMOS PERO YO ME KEDO CON LA ESPINITA CLAVA DE NO A VER ESTAO CON VOSOTROS TOMANDO ESE ZUMITO DE CEBADA KE TANTO ME GUSTA,JEJEJEJEJEJEJEJE

    UN 15 PA ER ANGELITO

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