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domingo, 29 de abril de 2012

I CICLOTURISTA CONIL DE LA FRONTERA-UN PEQUEÑO HOMENAJE







 Si este blog se hubiera titulado Crónicas de Dani en vez de Charlie, a nadie le hubiera extrañado. Pues además de haber comentado todas y cada una de las crónicas  aquí relatadas,  Francisco Daniel, alias Danieolovic, prácticamente en todas florece como indiscutible protagonista.
Estamos hablando de un  ciclista de aspecto germano, aunque de alemán sólo tiene el  envoltorio, por dentro es cañailla de pura cepa, además  de un barrio castizo. Le gusta más una cervecita que a mí, que ya es decir. Indiscutible compañero de fatigas,  amigo de sus amigos.  Ferviente y apasionado  cañasbike. En definitiva, buen tío.
En los años 90, cuando Dani era un verdadero pibito,  se codeó con la élite provincial en el ciclismo de carretera.  Por eso, si para la mayoría de nosotros la bicicleta significa mucho, tanto como una forma de vida, en el caso de Dani las dos ruedas adquieren, si cabe, todavía mayor significado. Una vez me dijo esto “ a este deporte siempre lo ame ,lo amare y estaré siempre  muy unido a él, ya sea de una forma u otra,"
Cuando les conocí, Dani y Manu llevaban un tiempo practicando BTT. Ambos en solitario,  ya se habían rodado muchos caminos de la provincia, yo todavía no había salido de las cañadas o del corredor verde dos Bahías. Era el tiempo de las KTM, la época en la que el  tendero de marras hacía las cosas bien. Ertiti, Tomas,  por esas casualidades de la vida nos reunió en una ruta por el parque natural de las Breñas, fue la primera vez que salíamos con los cañabike, recuerdo que a Magabe le entró una enorme fatiga estomacal y tuvo que regresar al poco de la salida, de eso hace ya casi cuatro años. Desde aquella, los tres continuamos saliendo con el grupo  de forma habitual. Y por supuesto, todo lo que después haría en la bicicleta, lo haya sido de mucha, de poca o de mediocre importancia, siempre fue junto a estos dos monstruos, Dani y Manu. 
 
Los tres crecimos en la bicicleta, por descontado yo siempre el último y a remolque, pero nunca me dejaron atrás, o lo que es lo mismo, nunca me dejaron en la estacada. Por eso, precisamente,  que he rodado mucho junto a Dani, conozco de primera mano sus enormes cualidades ciclistas. Sabía que cultivándolas podría llegar a donde quisiera.  A los tres siempre nos gustó medirnos en cicloturistas, carreras e incluso en rallyes. Porque, para nosotros, de eso se trata, de buscar siempre el límite, para luego darte cuenta de  que, gente así,  nunca lo encontraremos.
Dani  en su juventud había gozado estando en lo más alto; por eso en todas y cada una de las competiciones que participó de adulto, le gustaba  probarse dándose cabezazos arriba, cuanto más mejor. Y si no estaba más alto, era porque le faltaba no sólo entrenamiento, también metodología.
La temporada pasada fueron los entrenos programados con su binomio, nuestro buen amigo Modesto.  Finalizaba  el año con una  enorme alegría, el embarazo de Paola. Así que enormemente motivado buscó tiempo y consejo del maestro Estrada.  Comenzó el año 2012 con el viento a favor, se convirtió en un alumno totalmente  disciplinado, si había que entrenar de noche, se entrenaba, si antes de que despuntara el sol, pues viendo amanecer en la burra, si ahora tocaba gimnasio, se hacían las series. Si ahora tocaba Rally en Trebujena, se iba para allá. Sólo compromisos laborales o lesiones podían impedir, que  acudiera a una de estas citas. Y siempre, cada vez un peldaño más cerca.
Concluido el primer trimestre del año, un compañero de trabajo se negó a cambiarle el turno para poder asistir a la Maratón de Olvera, así que la fecha 29/04/2012 la había grabado a fuego en su personal calendario a modo de premio de consolación. Era la primera cicloturista que el Club Ciclista de Conil de la Frontera organizaba y como quiera la misma anunciaba un tramo libre competitivo, desde un principio Dani tomo nota del mismo: ¡Allí voy a ir a darme un calentón de los buenos! ¡Me pienso desquitar por no poder ir a Navalagrulla!
No sé porque, pero entre los cañasbike la cicloturista de Conil había despertado muy poco interés. Sólo parecía que iban a asistir Dani y su primo, el sempiterno Vicentini. Pero cuando quiere, Danielovic, puede llegar a ser muy persuasivo, lo suficiente como para lograr convencernos a Rafa y a mí para que le acompañáramos en esta deriva. Debido a la lesión  de Vicente (en la maratón de Puerto Real)  su dorsal fue cedido a Chechu, quien también estaba por la labor de pelearse en el tramo libre.

Durante toda la semana de la cicloturista hubo agua y las previsiones para el día clave eran nefastas. Aún así el calendario estaba tan copado que no existía posibilidad de traslado. La organización anunciaba que aunque el cielo se cayera sobre sus cabezas la cicloturista se iba a celebrar. El viernes 27 hubo agua, pero cuatro gotas comparadas con la tormenta que se desató el sábado. Era imposible que los caminos pudieran absorber semejante cantidad de agua en unas horas, máxime si el sol no salía, así que esa fue la tónica de todo el recorrido. Arena, fango, charcos y más charcos, lluvia e incluso granizo. Lo más adecuado para destrozar la transmisión de la bici y consumir pastillas de frenos. Pero bueno  mal que bien, se fueron vadeando charcos y casi pantanos, fango por un tubo pegándose no sólo al cuadro, si no también a la transmisión.
En cabeza se rodaba fuerte, los de la organización, que dirigían el cotarro, imprimieron un ritmo, suficiente, para que a las primeras de cambio, se rompiera el pelotón en pedazos. Yo me dediqué a merodear entre la gente dedicándome a sacarle fotos a conocidos y desconocidos, estuvieran en cabeza de carrera, en medio o desperdigados.  Eso me valió el que me diera más de unos cuantos calentemos que luego pagaría con creces.
En plena pedanía de “El Colorado” había que detenerse para el avituallamiento y como punto de reunificación del grupo. Allí, aparte de comenzar a coger frio, nos hicimos unas cuantas fotos. Para colmo de males comenzó a chispear. Cuando retomamos el camino, lo hicimos, la mayoría, enfundados en los chusbasqueros. Cruzamos la nacional por el subtarreo y nos fueron derivando a una zona de carrileo por detrás de la Lobita. Allí ya comenzaron a quitárseme las ganas de sacar la cámara. Más de uno me preguntaba que si ya no sacaba fotos, y literalmente le contestaba… de fotos estoy hasta… y es que entre el fango y la lluvia no estaba para mucho cachondeito, pues no en vano, hoy estrenaba casi la transmisión completa de la burra, y cada vez que le echaba un vistazo se me caía el alma al suelo.

Así hasta que la carrera se detuvo donde comenzaba el tramo neutralizado. Por casualidad me vi literalmente en primera fila, codeándome con los que iban a competir. Bernardo y Chechu los primeros, dispuestos a salir volando, en tercera fila Dani, aparentemente tranquilo, aunque por dentro estaba que se salía, muy cerca Rafa, dispuesto también a salir escopetado. Continuaba chispeando, por delante un camino de albero sembrado de charcos, algunos enormes.
Cuando se dio la salida, la gente irrumpió esprintando como si la meta estuviera a cien metros. Contagiado del ambiente salí igual de lanzado. Vino un primer charco y allí nadie se apartó. Pasamos por encima con semejante ímpetu que se levantaron verdaderas olas.  Rápido se formó un grupo que se fue alejando poco a poco de mi  vista. Viendo que no me valía la pena darme ningún calentón, me fui dejando ir. Poco a poco me fueron rebasando un goteo de corredores.
El grupo de cabeza ahora se había divido en dos, y en el primero  había no sólo logrado situarse Dani, también estaba Chechu. En esos momentos todo pasó por su mente ¡Estoy aquí! ¡Tengo las piernas y el coco para estar aquí! ¡De esta llego con los máquinas a meta! eso fue lo que se prometió. 
Avanzando, uno de los compañeros, precisamente de Conil, perdió la trazada y terminó reboleandose por el suelo. Por fortuna sólo moratones. En un segundo grupo Rafa se mantenía y por mucho que apretaran el ritmo, toda posibilidad de contactar con los escapados resultó tarea imposible.
 

La meta se vislumbraba  cercana y Dani, allí estaba, codeándose con el chiclanero Butrón que a duras penas si le llevaba una rueda de ventaja. 
 
Apretó entonces los dientes, se encomendó a todos los santos y santas, en centésismas de segundo,  todo pasó por su mente y en una pedalada de verdadero esprínter logró su objetivo, el primer de muchos. Francisco Daniel Gomez Domínguez  había ganado el tramo libre. 
Imaginad, vosotros que los conocéis, el estado de entusiasmo por no decir de éxtasis de nuestro compañero cañasbike.
Ya no importaba nada, no importaba que nuestras  bicicletas estuvieran hechas una mierda, que nos tuviéramos que bañar en agua fría, que tuviéramos que esperar una cola interminable para quitarle algo de fango a la pobres burras. Dani había ganado.
Era la primera vez, desde que un cañasbike, federado como tal,  se subía al pódium, máxime como vencedor absoluto. Cómo le diría después, eso nadie te lo podrá quitar, afortunadamente hay calidad en el grupo para que se logren grandes cosas en el futuro, pero nadie te podrá quitar el mérito de haber sido el primero.  Esto por supuesto con permiso de nuestro Pichurrin, Chechu cuyos méritos sin duda cuentan, pero dado que han sido compartidos, cuentan, al menos de otro modo.
 
Luego llegó el momento de subir al escenario. Dani estaba tan nervioso que quería que subiéramos con él Rafa y yo, junto a Javi Morenito no paramos de reírnos hasta que por fin llegó el momento.
Este es un deporte complicado, supongo que como todos los deportes.  Además es un deporte competitivo y la mayoría de nosotros lo practicamos de ese modo. El talento se expresa de diversos modos, a veces no  basta con llegar el primero, la autoestima del ciclista puede verse más que satisfecha demostrando una mayor técnica en su progresión o por el simple hecho de mantenerse ahí. Lo cierto es que la competitividad no es sola sana, es la esencia de este deporte. El pique con los amigos por el simple pique puede convertirse en la razón de ser.  Siendo esto enormemente cierto existen muchas maneras de expresar la competitividad. Dar el golpe de gracia al que pedalea a tu lado, puede hacerse de una forma vulgar, algunos en esto, demuestran una  pedantería que raya la mala educación. Sin embargo en Dani nunca advertirás ese comportamiento.  El, cuando pedalea a tu lado, hace las cosas con enorme elegancia. Si tiene que dejarte atrás,   por descontado, lo hace, aunque sea en una salida dominguera. Pero Dani  hace las cosas de semejante modo, que  el intimado no se siente nunca humillado, y eso es así, porque él a diferencia de otros, no pretende avasallar a nadie. Queda claro que el ciclismo, practicado a nuestro nivel,   no deja de ser un deporte competitivo, pero  también de gestos, y en el caso de Dani, yo sólo se los he visto buenos.  Por fortuna, siendo destacables estas cualidades, dichosamente  no son excepción. Este tipo de gestos  siempre se observan en los mejores, me vienen a la memoria, mucho nombres, pero no voy a nombrar a ninguno, sólo insistir en que, por fortuna, son muchos.
Dani aquí concluye la crónica de tu primera victoria,  aquí también lo que ha pretendido ser un pequeño homenaje a tu persona.