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sábado, 24 de marzo de 2012

UN FIN DE SEMANA MAS QUE COMPLETO 24 Y 25 DE MARZO 2012

VI DESAFIO BTT SIERRA DE AZNALCOLLAR

A Aznalcollar íbamos dos furgonetas, en la primera sólo cañasbike, la de Manu, además de él mismo, Victor, Pablo y yo. En la segunda tres Teleras, los hermanos Tey Rosendo y Ruben, creo que Jose Luis, y un cañasbike Sergio.

Manu se había acoplado a última hora gracias a que Vicentini le cedió su dorsal pues problemas laborales le impidieron acudir a la cita. Manu tenía muy malos recuerdos de la maratón del año pasado, llego a meta hecho un puro calambre, hubo hasta que ayudarle a bajar de la bici, no tenía muchos ánimos de repetir experiencia, pero en el Rally de Trebujena se sintió tan a gusto que cuando Vicente le cedió su plaza no dudo en aceptarla.

Dos días antes, en el foro, Víctor había dicho que se encontraba pletórico de forma y de ánimos, prometía ir literalmente a por todas. Valiosa y notable, la autoestima de la que goza nuestra promesa cañabike. Menudo máquina, y es que no hace mucho, hay que tener en cuenta, este verdadero deportista de alto nivel se codeaba con la élite europea del atletismo. Ahora le ha dado por las bielas y sin duda, le ha dado muy fuerte. Atentos a este canijo de verbo fácil y acento indiscutible, seguro que lo vamos a ver muy alto.

Pablo iba a probarse, tal vez como todos, y que mejor sitio para ello que Aznalcollar. A pesar de no ser muy disciplinado y por circunstancias que no vienen al caso, lo cierto, nuestro Pablo se había visto entrenando como nunca antes en su vida. Series de infarto y tiempo para hacerlas, han situado a nuestro tesorero en un excelente estado de forma, lo suficiente como para verse soplándole en la nuca hasta a Isaac y eso, os aseguro, son palabras mayores.

Sergio, está fino, pero fino de verdad. Además de su juventud goza de unas cualidades excepcionales y de desenvuelve a las mil maravillas en cualquier terreno, en especial subiendo. El sale desde Cádiz, así que como el resto de gaditanos, se ve obligado a hacerse 15 o 20 Km más que el resto de cañas. Pero Stiri, lo hace sin problemas y la mayoría de las veces en solitario y a buen ritmo, tal vez por eso se mantiene en un excelente estado de forma y en una indiscutible progresión aritmética.

Los “bro”, como gustan de llamarse los hermanos Tey, allí estaban, del mayor se podría decir aquello de “Quien te ha visto y quién te ve” y es que Rosendo en poco más de un año no sólo ha cambiado de bicicletas, a cambiado de perspectiva y en consecuencia no le asusta absolutamente nada y todo lo prueba. El triatleta de su hermano, Rubén, pues eso, un verdadero campeón se ponga donde se ponga y si ahora toca maratón de btt, pues a ello, que mañana me preparo la Titán.

En la cuneta se nos había quedado Dani, el treintañero más recalcitrante de los cañasbike, con indudables dotes
ciclistas, pedaleo fácil, de pulsaciones aceleradas y aspecto germano, aquel que le escucharás pensamientos tan profundos como este: ¡Todos deberíamos creer en algo, yo creo que tomaré otra cerveza! Danielobic era tal vez, quien más ganas tenía de acudir a Aznalcollar, pues estaba disfrutando de excelentes sensaciones en los rallys del mes de marzo y en consecuencia, estaba dispuesto a ir a por todas.

Pero una mala postura o un esfuerzo inadecuado en el gimnasio acabaron con truncar sus ilusiones. Literalmente el sábado y desde primeras horas de la mañana, Dani se comía hasta la uñas. Durante la noche y en sueños hizo Aznalcollar por lo menos dos veces.

Ambas furgonetas llegamos no muy temprano al pueblo. Se veían muy buenas máquinas, mucho nivel, tanto que impresionaba. La mañana comenzaba a prometer, muchos beteteros calentaban motores, nosotros teníamos que recoger los dorsales, así que nos pusimos en la cola y en vez de esperar religiosamente, viendo lo larga que era, nos fuimos a desayunar. Cañas y Teleras recogimos los dorsales casi de los últimos, por lo que el resto os lo podéis imaginar, ni un jodido estiramiento. La salida estaba prevista a las 09:00 y a esa hora todavía estábamos enganchando los dorsales al manillar. Con semejante “cuajo” nos fuimos hacia el cajón de salida, me encontré entonces a Perico Iglesias de los Figuras de Bárbate, charlaba con él como si tal cosa hasta que un espectador nos dice ¿Vosotros que sois, los de la segunda vuelta? ¡Joder! Habían dado ya la salida. Dejé con la palabra en la boca a mi amigo Perico y me lancé al ataque de los rezagados. Los cañas comenzamos a adelantar posiciones y en el pueblo primero y en la carretera después, algo se logró, pero de cualquier modo hay que ser torpes, todavía quedaban por delante casi cuatrocientos tíos. Pablo se me despistó a las primeras de cambio y allí se fue en solitario, con Manu estuve rodando un rato, hasta que en el descenso en carretera, como no, me fue ganando terreno hasta que lo perdí de vista. Poco después se encaraban los primeros toboganes de tierra suelta, la gente comenzaba a apearse, en un buen repecho me adelantan Victor y Sergio que iban con muy buena cadencia, los dejo ir, yo a mi ritmo y mirando el pulsómetro.

Los 20 o 30 primeros kilómetros, fui ganando posiciones de una manera constante, pero también me iba uniendo a corredores que no iban mal, así que utilizaba sus ruedas. Ya habría tiempo de dejarlos atrás, ahora tocaba usar la cabeza, algo que nunca había hecho en una carrera, usar las pocas neuronas, libres de contaminación, que aún me quedan. Iba bien, pero tampoco para lanzar las campanas al vuelo, y tampoco las pulsaciones eran muy bajas, más bien todo lo contrario.

Al frente se vislumbra un enorme repechón viejo conocido, observo como casi todos los corredores lo suben perezosamente caminando, tal cual me sucediera a mí el año pasado. Me prometí intentarlo hasta donde pudiera, y primera satisfacción del día, lo consumo sin demasiado esfuerzo. ¡Esto pinta muy bien! Toca ahora una zona de toboganes, pero con tendencia al descenso que permite reponer fuerzas y latidos. Luego otro puerto de los largos con un desnivel mantenido que en la cima concluye con el desdoble de la ruta, a la izquierda tramo alternativo y a la derecha la ruta competitiva. Comenzaba a chispear y el juez tomaba nota de los dorsales resguardado en una furgoneta blanca. En el segundo avituallamiento me detengo sólo el tiempo necesario para pillar una barrita y un gel que me ofrece un voluntario. Tomo ambas cosas y las dos me sientan de maravilla. Me sorprende que encuentre a tan poca gente y que las distancias entre corredores fuera tan grande, aún así sospechaba que iba bastante bien de tiempo, al menos con respecto a otros años, por lo que me permití incrementar un poco el ritmo.


La temperatura era excelente y la llovizna había conseguido asentar el polvo de los caminos sevillanos, que este año estaban especialmente secos. La lluvia comenzó a apretar con más fuerza, así que totalmente encharcadas no me quedó más remedio que quitarme las gafas graduadas, algo que echaría de menos en todas las bajadas que todavía me quedaban por completar.

De vez en cuando echaba un vistazo al pulsómetro y a pesar del buen ritmo las pulsaciones se mantenían a buen nivel, para colmo de bienes, ni atisbo de calambre. Cada vez me sentía mejor, una sensación un tanto extraña para alguien, acostumbrado como yo a sufrir y sufrir como un condenado encima de la burra. Pero hoy todo parecía ser al revés.

Tras una largo descenso cuando la pendiente se invierte, me topo con algunos corredores, alguno incluso andando. Todos moviendo molinillo perezosamente. Yo a pesar de los kilómetros y el cansancio puedo mover el mediano sin problemas, así que en la cuesta me llevo por delante a toda la gente que se había acumulado en la pendiente. Eso redobla los ánimos y viendo el tiempo que llevaba encima de la bici me planteo por primera vez como posible el parar el cronómetro por debajo de las cuatro horas. El terreno ahora permitía rodar a muy buen ritmo, así que siempre que podía, ya fuera en descenso o en llano, metía el plato grande y cogía altas velocidades. De vez en cuando adelantaba a algún despistado, no sé, si de la ruta larga o la alternativa. En un tramo relativamente llano, eché mano de un segundo gel, este de los míos, cuando me estaba empleando en ello, un fibroso y joven corredor apareció tras de mí como salido de la nada. ¡Coño, me has asustao! Así de zumbando llegó y así se fue. Y aunque no logré pillarlo tampoco yo iba nada despacio.

Cuando la carrera vuelve a discurrir por la carretera de El Alamo, la misma por donde comenzara, sabía que la meta estaba muy próxima. Bajar de las cuatro horas era más que posible. Nos desvían ahora a la derecha, por el mismo sitio que el año pasado, una trialera similar al cauce de un arroyo seco en la que cuatro o cinco compañeros se emplean en subir caminando. ¡Yo de aquí no me bajo hasta llegar a meta! Me dije a mi mismo al tiempo que un trío de espectadores me animan. Fui cogiendo una mala trazada y cuanto más se inclinaba aquello, mas intransitable parecía, pero hoy sin duda era mi día, levanté como pude la rueda delantera, aullé con rabia, sorteé varios obstáculos, un par de veces estuve a pique de caer, pero lo dicho, hubo suerte hasta para eso. Un compañero que iban delante hasta se detuvo para dejarme paso. Le agradecí la cortesía con un sencillo gracias. El año pasado me resigné a subir por allí empujando la burra tras un enorme calambrazo en los cruadiceps.

Poco después Aznalcollar a tiro de piedra, un rodeo por las afueras del pueblo e incluso tiempo para adelantar unas cuantas posiciones. Entrando en meta me sucedería lo contrario que a la mayoría de mis compañeros, había bastante gente y sobre todo los cuatros Cañasbike que me precedieron gritando mi nombre. Al verlos gran abrazo y sorpresa por el carreron que nos habíamos marcado el tiempo se detuvo por debajo de las cuatro horas, lo había logrado.

Todos estábamos pletóricos, en especial los cuarentones, Victor satisfecho pero tal vez por falta de picardía, no se vio donde a él le hubiera gustado, que es más arriba, pero a fin de cuentas es su segunda maratón, así que tiempo habrá de ver a este verdadero atleta muy arriba, que seguro va a ser su posición natural. Stiri, como quien no hubiera hecho nada comentaba con humildad su tiempo, poco más de tres horas y media, casi el mismo que Chechu en la edición del 2011, excelente carrera la de Sergio. Hacen falta muchas cosas para encajarse entre los cien primeros de una carrera puntuable para el ranking andaluz y el provincial de Sevilla, allí había mucha calidad y los tiempos lo atestiguan, así que muy bien por Stiri, nos descubrimos ante ti.

Rumanu tenía una sonrisa de oreja a oreja, decía en voz alta: ¡Y yo era el que decía que no le gustaba esta carrera!

Y es que a pesar de ser el mismo recorrido que el año pasado, tanto para él como para mi, había sido una totalmente distinta, por parecer nos había resultado hasta sencilla y eso a pesar de su perfil.

Pablo estaba a la par de feliz, lo peor es que se había pegado un “jardazo” de los buenos. Se emocionó tanto bajando una cuesta que no logró coger bien la trazada de una curva y allí fue a rebolear sus huesos de tonadillero gaditano.

Lo más llamativo era el corte que se había hecho en la rodilla derecha, un corte no muy profundo, pero sí, bastante grande, 4 o 5 cm. ¡Bueno luego iremos a que te vean eso! le dijimos, pero de momento ni él, ni ninguno de nosotros estábamos para otra urgencia que soltar las bicis y darnos un merecido baño. Y eso fue lo que hicimos, una baño de repelente agua fría, algo que sólo se agradece en los meses de verano, pero desde luego no en pleno mes de marzo y en un día de lluvia, pero bueno, había que quitarse la roña si o si.

Tras el aseo a Pablo se lo llevó una de la organización para que le vieran la herida, nosotros nos pusimos en la cola del almuerzo, lo que resultó una larga espera. Hablamos con Dani y con Ivan, quienes nos contaron las evoluciones de nuestros cañas y demás amigos en el Rally de la Barca de la Florida. A Ivan se le había atragantado el rally en la primera vuelta y decidió retirarse. ¡Animo Ivan! No se puede estar en todas al nivel que te gustaría estar. Chechu hizo el recorrido con una bicicleta prestada, una KTM doble que no era de su talla y que tampoco cambiaba muy bien, acabó hasta estampándose contra un espectador. Sin duda no fue este su mejor rally. Rafa había disfrutado de este trazado mucho más que el de Trebujena, no en vano el mismo transcurría por carriles entre vegetación y tampoco era tan técnica. Viendo como se desenvuelve en los rallys cualquiera hubiera adivinado que no hace mucho Zapacaba, también era conocido como máster de los calambres. María, su hija, terminó en el mismo puesto que en Trebujena. Ambos, en consecuencia, muy felices y contentos. Pablo me comentó después que el Club Cañasbike debería plantearse muy seriamente esponsorizar a nuestra joven promesa Maria.

Javier Estrada se subió al pódium como el primero de su categoría Elite y entrando segundo en la general tras un descomunal campeón de España de sub23. Ver a estos dos maquinas partirse la cara en las cuestas, me explicó Dani después, fue uno de los mayores espectáculos que jamás ha visto en una carrera, y me lo creo a pies juntillas, tuvo que ser la ostia, en Chiclana no lo pienso perder.

Cuando llegó Pablo todavía seguíamos en la cola, el resultado fueron 8 o 10 puntos de sutura, un vendaje y unos cuantos ibuprofenos. De cualquier modo y en los días siguientes, lo que verdaderamente molestaría sería el hombro, el costado e incluso la zona abdominal, nada que unos días de merecido descanso no puedan remediar.

Sergio esperó religiosamente a que Rosendo y Ruben alcanzaran a meta. Los hermanos habían llegado a la salida incluso más tarde que nosotros, a Ruben no le dio tiempo ni de engrasar la cadena y cuando asomaron las primeras cuestas destrozó un eslabón. No llevaba clips ni nada para reparar el desaguisado, pero por fortuna llegó su hermano que si tenía un tronchacadenas, por lo que lograron reparar la cadena aunque mientras tanto habían perdido un montón de tiempo. Felices y de esta guisa remataron la faena:

Después de comer unos deliciosos garbanzos y unos filetes de lomo cocinados por la asociación de amas de casa de Aznalcollar, comenzó a llover, así que decidimos marchas y no quedamos para los sorteos. Mejor salir pitando para nuestra Isla. En la vuelta además de comentar y repetir cada una de nuestras carreras, mis tres acompañantes me dieron toda suerte de clases magistrales sobre juegos de la Play Station II. ¡Menuda, la que me dieron!

En definitiva esta ha sido para muchos de nosotros nuestra mejor maratón, para mí desde luego. Sólo favorables impresiones, ningún calambre, y la sensación de haber podido hacer todavía más de lo realizado. En verdad que cuando se siembra se suelen obtener frutos, y es que no hay nada mejor que entrenar para estar donde uno quiere. Gracias por ello al maestro y mentor de algunos de nosotros, Javier Estrada, quien precisamente ese mimo día subía a lo más alto de pódium, como el campeón que siempre ha sido y siempre será.

Estos fueron nuestros tiempos:

PUESTO PUESTO

GENERAL NOMBRE TIEMPO CATEGORIA CATEGORIA

95 SERGIO 3:37 M 30 42

119 MANU 3:42 M 40 22

132 VICTOR 3:46 ELITE 33

160 PABLO 3:53 M 40 31

164 CARLOS 3:54 M 40 34

241 ROSENDO 4:57 M 40 56

242 RUBEN 4:57 M 30 114

VIII HOMENAJE A LOS 101 KMS DE LA LEGION

Del Homenaje merecen todos una sincera enhorabuena, si bien de ellos hay que destacar la faena de Juan, que como tal “Empecinado”, logró acabar en una meritoria 160 posición, con un tiempo de 3:45 horas, después de haber dispuesto durante toda la carrera, de unas inmejorables sensaciones y habiendo controlado tanto los calambres como las pulsaciones.


El debutante Jose Luis Galvin, más conocido como “El canijo”, pues hubo un tiempo que dice haber estado en los huesos, nos dejó este emotivo relato sobre su experiencia en la cicloturista de Ronda. Estas son sus palabras:

Para mí el día comienza a las 4:00 de la mañana, me vienen los nervios y no puedo dormir mas, me levanto, desayuno bien y a esperar hasta las 5:45 que quedo con un colega para tirar hacía Ronda, Paco me dijo que finalmente no podía venir.


A las 6:00 montamos las bicis en el coche y dirección Ronda, los nervios me están comiendo.
Una vez en Ronda llamo a Lolo para avisarle de que ya había llegado, me dice que a la 8:30 tiraban para allá.


Cuando fuimos a recoger el dorsal me encuentro con Juan (Elitri) me tomo otro cafelito en la misma recta de salida y nos vamos a vestirnos de romano. A las 9:00 Lolo que no aparece, lo vuelvo a llamar, por suerte ya estaban aparcando y es que ya me estaba asustando. Nos metemos mi colega y yo en la salida y a eso que veo a Ruben, a quien en un principio no reconocí. Comenzamos la salida, con gracia y ganas de reír, los 5 juntos, comentábamos que Elitri estaría pegándose cabezazos de los primeros y al parecer no nos equivocamos mucho je, je, je.
Los primero kms fáciles, sin problemas, muchas paradas por el tipo de terreno ya que no somos tan profesionales como para bajar esas paredes. Yo me quedé un poco atrás y nos topamos con Javi que había pinchado, le lleno la cámara de repuesto y lo dejo allí a que termine de arreglarla, sabía que me pronto me cogería. Pasamos un río en el km 33 aproximadamente y ahí fue cuando la pierna derecha me pegó el mayor calambrazo de mi vida, no lo entendí ya que iba pedaleando bien sin problemas, e incluso adelantando puestos. No me quedó más remedio que parar y estirar un poco. Continué pero solo un par de kilómetros, en el 35 no me quedó más remedio que volver a parar, la pierna me estaba matando, no pude soltar la cala izquierda que es la que siempre apoyo, y saqué la derecha a los justo, ya que no la podía ni mover. Quería bajarme de la bici pero no tenía cojones de soltar el pié izquierdo, dos compañeros me ven y me ayudan quitándome la zapatilla. Mala noticia, se me había perdido un tornillo de la cala, acabé por quitársela. Mientras tanto me tiré al suelo mientras estos dos compañeros me estiran las piernas. Evidentemente me adelanta un montón de gente, mientras estoy allí, entre ellos Javi que aparece y que me dice que había pinchado de nuevo. Me dispongo a seguir con el pié izquierdo sin cala ¡qué jodidos se me hicieron los kms restantes!


Sin embargo una vez subido en la bici mi mentalidad cambió por completo. Incluso llegué a extrañarme. Me convencí de que mis piernas, esta vez, no iban a ganarle a la cabeza. Así que a cada calambrazo que me daba, más fuerza imprimía en las bielas. Así las cosas rebasé a mucha gente y durante unos buenos kilómetros me vi pedaleando sólo. Alcancé a mi colega, que también estaba acalambrado, pero lo dejé atrás, no me podía parar, estaba muy motivado, algo me decía que llegaría en condiciones, aunque fuera con calambres, que es como estaba.
De repente alrededor del kilómetro 50 aparece el asma. Un pequeño ataque que consigo quitarme con “ventolin”, madre mía con el “ventolin”, si lo se me lo tomo antes. Esto debe ser algo así como el dopaje, pues de repente me comía todo lo que me pusieran por delante. Eran los últimos 15 kms y precisamente fue allí donde más disfruté. Pues cuando bajaba, lo hacía disparado, aunque eso sí, por llevar el pié suelto no podía tirar como me hubiera gustado. Antes de llegar a la cuesta de la “ermita” me encuentro con un grupo que iba cantando. ¡Aún tenéis ganas de cantar chiquillo! Y ellos que me contestan ¡Si aún no hemos terminado, ahora queda una cuesta que la llamamos el postre!
La verdad no sabía muy bien como encajar aquellas palabras, pero lo cierto continué con ellos, hasta que efectivamente llegamos al postre. ¡Ofú, chiquillo! y ellos dale que te pego, ¡Vamos que la subieron cantando!
Una vez arriba y al ver que estaba en la recta final, me dio un subido increíble. Me puse de pié y metí un sprin de mil demonios. Bueno, no se si sería para tanto, pero, al menos, a mi me lo pareció.
Allí ya estaban Lolo y Miguel para animarme y después lo más bonito, cuando me dieron la medalla y aquella mujer me dio la ENHORABUENA, así con mayúsculas. Le di las gracias con los ojos llorosos, me sentía plenamente satisfecho, al final como había prometido, la cabeza había logrado ganar a mi destrozadas piernas.

Un 10 para la organización, agua y comida cada pocos kms, y los ciclistas fantásticos al menos los de atrás.

III ENDURO MTB “EL CALVARIO” ARCOS DE LA FRONTERA

Al día siguiente, domingo, el incombustible Iván tiraba para la Sierra a vérselas con la 3ª Enduro MTB, conocida como “El calvario”. Una prueba no competitiva organizada por nuestro buen amigo Tapeo y el resto de amigos de la Asociación Ciclista Arcense. Nos hubiera gustado que la delegación Cañasbike hubiera sido más amplia, pero bueno no se puede estar en todos sitios, y a fin de cuentas nadie mejor que Iván para representarnos.

En este video podéis ver lo mal que se lo pasaron:

http://www.youtube.com/watch?v=sTcwFf7HktM&feature=player_embedded