En la CNX fuimos a divertirnos y tengo la impresión de que todos los cañas, si bien es cierto, unos mas que otros, disfrutamos de lo lindo. Entre otras cosas, lo logramos porque fuimos a eso y no a luchar contra el cronómetro, ni mucho menos, contra nadie. Nos lo planteamos como una de nuestras habituales salidas, el grupo rodando al completo, luego desmembrándose en función de las ganas y las fuerzas y luego otra vez a compactarse, dando muestras de lo bien que los cañas sabemos hacer estas cosas.
Todavía no habíamos salido de San Fernando y ya uno de nosotros iba a dar la nota. Después del madrugón, pues habíamos quedado en VV a las 6 de la madrugada, va Kike y se nos queda dormido. Cuando escuchó la llamada de Rumanu, fue el momento en que se levantó de la cama. El problema es que Kike vive en Chiclana, y menos tiempo invertíamos yendo a buscarlo, que esperándolo en la Isla. Así que eso hicimos. Estábamos más que dispuestos a echarle una bronca de campeonato, pero cuando nos contó los motivos que le impidieron presentarse a la hora acordada, no pudimos más que hartarnos de reír, e incluso, apiadarnos de él.
No es la primera vez que de la vecina de Kike se habla en este blog, ya son unas cuantas, y siempre por el mismo motivo. La tal vecina, rubia, de buen ver, aún no llega a la treintena, pechos operados, y otros etc… Resulta, en apariencia tener algo de furor uterino, o cuanto menos es un tanto lujuriosa. Era de madrugada, Kike se encontraba en ese estadío de la duermevela, cuando escuchó el taconeo de aguja. Intentó evadirlo, no prestarle atención, pero sabía que eso resultaba tarea imposible ¡Oju, otra noche de jaleo _ Se dijo nuestro cañasbike.
Efectivamente al poco se repite lo acostumbrado. La cuestión no tendría porque tener nada de peculiar, pues el fornicio es tan antiguo o más, que la propia humanidad. Sin embargo en el bloque de Kike, según nos cuenta; la rubia vecina, eleva a la potencia todos los parámetros. Para colmo de coincidencias, el contratista se debió apropiar de todo el presupuesto para insonorización del edificio. Pues vale que uno llegue a escuchar ruido de somieres o traqueteo de camas, pero de ahí a enterarse hasta de los cachetes que el maromo le endiña a la vecina en las nalgas, con el fin de excitarla, eso ya pasa de castaño a oscuro, y bien merece una denuncia en el juzgado por vicios de la construcción. La rubia resulta ser insaciable, y el berraco parece que le va a la zaga, venga a escuchar soeces primero y obscenidades después, y cada una, a cada empellón del maromo. ¡Joe, no se pueden limitar a f..…ar como hace todo el mundo! _nos decía Kike con su peculiar expresividad. Cuando encontró la paz y el sosiego eran las quimbambas, así que cuando sonó el despertador se limitó a apagarlo.
Cuando nos relató los hechos, tubo toda suerte de comentarios por parte de nosotros, sus oyentes; alguno tan subido de tono, que mejor me los cayo, no vayan mis lectores a escandalizarse, que a fin de cuentas, si me están leyendo, lo hacen para ponerse al corriente de cómo les fue a los cañasbike en la CNX del 2011 y no para enterarse de las peripecias sexuales de la vecina de alguno de sus miembros. Dicho lo cual, llegamos a Cortes de la Frontera, a pesar del cuajado, con tiempo de sobras. Allí nos esperaba KEU.
En los días, por no decir, semanas previas, Luis estaba un tanto nervioso. Hacía mucho que no participaba en una cicloturista o maratón y menos de este calibre. La última los 101 del 2009 de la cual no guarda un grato recuerdo. Tal vez por eso, Keu, estaba más que intranquilo. Sin embargo allí en Cortes, no lo parecía, se le veía fino y sobrado, junto a un compañero suyo de Cádiz, con quien precisamente hizo la gran mayoría de la ruta. Ambos se quedaron un tanto descolgados, pero llegaron a buen puerto y sin consecuencias. Aunque eso si, KEU entró en meta lamentándose de que para participar en una cicloturista como la CNX hace falta disponer de mucha más técnica de la que el posee. Le hubiera gustado tener que bajarse menos de la bici, tanto subiendo como bajando.
Pacopil estaba hoy muy en su onda. Nada de males, ni malos recuerdos, precisamente ya en VV nos enseñó el recuerdo de su último paso por urgencias, una pequeña cicatriz en la frente que si llamaba más la atención, lo era porque la llevaba embadurnada de crema solar. Paco con su antigua BH se comportó como siempre, sin problemas y con una sonrisa de oreja a oreja, sobre todo cuando hay una cámara cerca. ¡Hay que ver lo que le gusta a este hombre una foto!, con tal de salir en una, es capaz de montarse encima de la bici, aunque sea en el lugar menos ciclable del mundo, y de paso poner cara como si no fuera con él. Que bien se lo pasó en Cortes.
Al principio de la carrera, una vez dejamos a un lado el asfalto, nos metimos por una zona en la que difícilmente te podías mantener encima de la bici, primero por la orografía, segundo por la estrechez del camino, y sobre todo por la aglomeración. Me pasó Tapeo disparado, ¡Eh!_ le dije_ ¡Vas tan lanzado que ni saludas! Lo intenté seguir, pero me metí en un embudo del que Tapeo, si pudo salir. Al final me echaron a tierra. Hoy estrenaba la típica tracción de los 3 platos, así que no estaba dispuesto a comenzar a caminar a la primeras de cambio. Salí de allí, me volví a montar en la bici, y a voces fui advirtiendo a los caminantes beteteros de mi presencia. Fue cuando PacoPil reparó en mi ascenso. Empezó a animarme y creo que estaba disfrutando tanto como yo de mis progresos con el molinillo. En un tramo, tal era la aglomeración, que sólo me quedaba o bajarme o pasar por encima de un enorme repechón de piedra que todos evitaban. Para colmo tras de mí se escuchaba la presión de una moto de la organización. Le metí la rueda de 29” con un empujón y ¡coño! Pasé. ¡Enhorabuena! _me felicitó el motero_ ¡si hasta a mí me a costado trabajo pasar por allí! Imaginad como engordó mi vanidad después de semejante elogio.
Nuestro zapatero de caballos si que estaba nervioso. Mas que nervioso, en la salida, estaba descompuesto. Semblante serio, preocupado y eso que ambos descargamos los intestinos nada más llegar a Cortes. La verdad que esto merece un que lo cuente con más detalle, pues no tiene desperdicio.
En la CNX del año pasado, las duchas y aseos estaban en el camping, justo al lado de donde habíamos dejado los coches. Consciente de ello y ante el muto apretón que nos acuciaba a Rafa y a mí, nada más bajar de la furgoneta, nos fuimos derechos hacia los baños descritos. Me llamó la atención lo desangelado que estaba todo, a primera vista sucio, pero que demonios, me estaba cagando, así que tampoco era para ponerse melindroso. Por allí hacía tanto tiempo que no asomaba nadie, que de la taza surgió una araña de esas de cuerpo minúsculo y enormes patas de hilo, no había ni papel ni agua. Por fortuna en el de la izquierda, donde ya se había acomodado Rafa, había un par de rollos en las últimas; me pasó uno y cuando aún no me había ni sentado, percibo a mi vecino amigo emitiendo los característicos sonidos propios de la diarrea contenida seguidos de una risa por lo “bajini”, del tipo, ji, ji, ji. Al escucharlos no pude menos que responder del mismo modo, ¡Illo que te vas a desinflar! Ja, ja, ja, je, je. Menuda la que teníamos allí liada.
Mi puesta fue breve y rápida, salí de allí disparado en busca de un recipiente que rellenar de agua para hacer desaparecer, cuanto antes, el cuerpo del delito. En estas estaba comprobando grifos, todos sin agua, cuando aparecen otros dos ínclitos beteteros afectados de las mismas “apreteces” que momentos antes, nos habían apremiado a nosotros.
_¿Hay servicios? _ Me pregunta uno.
_Bueno..._ dije para ganar tiempo, pues no sabía muy bien que responder.
Ji, ji, ji, se escuchaba a Rafa al otro lado de la puerta. Pensé _¡Será mamón!
_Este parece que está…_ aún no había terminado la frase cuando el susodicho se me había metido en el water desocupado para darse de bruces con el tierno regalo que, segundos antes, 
había depositado con todo mi cariño.
_¡Puaf…Qué peste!
Y Rafa, ji, ji, ji y yo volviendo a pensar _¡Será mamón!
_ Es que parece que no hay agua _acerté a decir_ ¿Tu tienes agua Rafa? Y el zapatero de caballos desde el otro lado, ji, ji, ji, …_ Agua… como no baje el mojón a escupitajos.
La presión intestinal en los otros era indiscutible, viendo el plan salieron de allí pitando para perderse por la ladera, y hacerlo a la intemperie, que es como mejor se hace. Momento este, que aprovechó Rafa para salir de su madriguera. Como niños malos salimos de allí zumbando a darle el encuentro a los demás.
Una vez se dio la salida y todos nos pusimos en marcha, a Rafa se le quitaron todas los nervios y pronto comenzó a hacer lo que siempre hace, que es ponerse en cabeza. Lo llamativo es que sintiéndose todo lo bien que dijo sentirse durante el primer tramo de la ruta, decidiera al final hacer el camino corto. Un tirón que le había dado en una de las largas esperas fue el motivo que adujo, pero lo mismo le hubiera molestado en un tramo que en otro. A veces somos tan previsores que nos llegamos a perder las mejores, y meterle a la ruta aquellos diez kilómetros de más, valía la pena, sobre todo, el primer descenso.
Roberto está empeñado en darle “pal pelo” a su Tito y como siga marcándose estos entrenos, lo
va a lograr. Y es que nuestro querido Pablo debe estar muy ocupado laboralmente hablando, ni se le ve el pelo por la rutas, ni se leen sus perspicaces comentarios en el foro, tanto reposo lo está aprovechando su sobrino a la inversa, véase con plena actividad. A su favor tiene la juventud, las ganas y las condiciones, así que si es constante, habrá que tener cuidado de verdad con el “Pizano Chico”. Roberto disfrutó de la ruta, y sobre todo disfrutó de hacer muchos de sus tramos en compañía de sus colegas cañasbike.
Cuando llegamos a Cortes, aún no habíamos dejado los coches y ya nos habíamos topado con Yoky. Tranquilo y sereno como siempre, fibroso y fuerte como nunca. Durante la ruta lo vi aparecer y desaparecer sólo un par de veces. Al parecer quería llegar a una comunión, aunque sólo fuera al convite, así que fue como visto y no visto, hizo la ruta larga, disfrutó como un enano y salió de allí disparado.
Todo lo contrario que a Don Francisco, que me lo encontraba a cada dos por tres. Como han cambiado las cosas desde la CNX del año 2010, aquella vez Paco no sólo tenía otra bici, además tenía unos cuantos, bastantes, kilos más, irregularmente repartidos. El año pasado se preguntaba para que tanto entrenar, si el lo que quería era disfrutar, pero de aquello hace más de un año, y Don Francisco se ha dado cuenta que cuando verdaderamente se disfruta de una cicloturista o de una maratón es cuando te presentas a la misma, minimamente ejercitado. Por eso se ha estado machacando diariamente en el gimnasio y en las salidas paraolímpicas que habitualmente lidera. Los frutos los vimos en Cortes, pues no se quedó más descolgado de lo necesario, no se amedentró ante nada, ni ante nadie y cuando quiso, se puso a tirar del grupo como si tal gesto, fuera de lo mas corriente.
Además de hacer todas estas y otras cosas Don Francisco también invierte su tiempo e ingenio en meterse con las bicis de 29” y como quiera que yo llevo una, pues imaginad las consecuencias. Una vez le pinché, no recuerdo porqué, lo que si recuerdo es que para justificarme deje escrito en una crónica, que si me metía con él, era porqué el se metía conmigo; ¡maldita la hora, pero si yo no me meto con nadie!
Gui y yo nos habíamos dado un buen calentón en la cuesta que nos llevaba al primer 
avituallamiento. Al llegar, allí estaban bastantes de los nuestros, entre ellos Don Francisco que nada más verme me espeta:
_ Que Charlie, ya vienes de comprar el pan.
_ Si no lo dices revientas. Ja, ja, ja, ¡Criminal……………..!
Por su parte Juan que no tiene nada de criminal, fue tal vez el que con mejores sensaciones concluyó la ruta. Tanto ejercicio, tantas salidas y tantas carreras pretéritas le han permitido ir de menos a mas, pero en mayúsculas. En Cortes de la Frontera Litri recogía su particular cosecha y por eso iba sobrado, ni pájaras, ni calambres, ni nada de nada. Sólo ganas de hacerlo bien y de regocijarse del magnifico entorno donde trascurría la travesía.
Cuando Juan nos pilló reparando el segundo pinchazo de Rumanu, algunos comentaron de hacer la ruta corta, por eso de que se nos estaba haciendo demasiado tarde, fue lo que pillo Litri, que continuó subiendo sólo, para bajar después hasta el siguiente avituallamiento. Esperó a que llegara alguien, y quien fue a aparecer fue Paco Sainz, cuando le preguntó por la ruta que tenía pensado hacer, este no lo dudo, la coooortaaaaa. Como quiera que Litri estaba dispuesto a hacer la larga, y como quiera también, que Paco le dijo que el resto haría la corta, pues eso, se despidió y tiró en solitario hacia el descenso largo. Pensó que si alguien tomaba su camino ya lo pillaría. Pero no pudo ser porque aunque tres más hicieron la ruta larga, estos tuvieron que vérselas con un par de nuevos imponderables, pero eso lo contaremos más adelante.
Juan tuvo que cruzar un par de riachuelos, en el primero había un fotógrafo que viendo como se las habían gastado los anteriores ciclistas, al ver otro le advirtió a Juan de que anduviera con cuidado, pero este, muy seguro de sí mismo, no le hizo caso, se lanzó al rio de cabeza y tal cual 
clavó la rueda delantera quedando con las manos apoyadas en una piedra. La bice entre las piernas, imposible sacar las calas. ¡Y ahora que hago! pensó nuestro Litri. Mientras tanto viendo lo cómico de la postura, el fotógrafo salió zumbando para inmortalizar el detalle: ¡Espera, esta foto no me la pierdo! Y la tomó con aquella postura, en la que Juan comentó sentirse profundamente ridículo. En el segundo riachuelo, este más profundo, Juan volvió a estamparse con el agua, aquí se mojó a placer, el fresquito le vino de perlas. Por fortuna para su honra allí no había más fotógrafos.
Y luego está Angel Luis, nuestro niño malo. Lo de este chiquillo merece un punto y aparte. Lleva semanas sin coger la bici en serio, nada de entrenos ni flojos, ni fuertes (al menos que sepamos) y el tío va y se mete entre pecho y espalda una ruta como la de Cortes. Pero ahí no queda la cosa, que lo baje todo, en Gui no tiene nada de peculiar, pero que también lo suba todo y más si cabe el sabado, pues eso ya pasa a tener tintes un tanto especiales.
Más que curioso también resultó su gesto inicial en la salida. Todo agrupados mirando el reloj, a lo sumo, alguno que otro haciendo estiramientos, pero nada más que eso. Gui, para dar la nota, coge su lapierre, la invierte, saca la multiherramienta, busca la llave correcta y literalmente desmonta el pedalier.
_¿Pero que haces ahora? Si se están cayendo hasta las arandelas.
_ Es que….
Es que nada…Cosas como estas, estaréis de acuerdo, sólo se le pueden ocurrir a Gui.
Durante la carrera tuve la fortuna de rodar durante varios tramos a su lado y a su tenor, comprobé su habitual derroche de técnica en cualquier superficie. En la CNX demostró que no hay cuesta que se le resita, de hecho lo vimos progresar en dos de las mas complicadas. Una de aquellos declives comenzaba tras un avituallamiento de agua, uno de la organización que estaba rellenando los bidones nos, advirtió que no valía la pena desfondarse en aquel tramo, por allí no se podía pasar y las fuerzas nos vendrían muy bien en lo que quedaba por delante. Pero eso de que no se puede pasar no está hecho para los cañas, yo lo intenté y la rueda se me quedó sin tracción en el terreno fangoso y tractorado.
Rumanu lo intentó y tampoco, tuvo que resignarse a echar el pie a tierra lo mismo que Ivan y si acaso montarse más arriba, pero Gui se encogió, se sentó en la punta del sillín, bajó los codos y dispuso la mirada al frente, comenzó a moverse recto, sin dar bandazos y de este modo concluyó el repecho. No era de estrañar que concluidos estos repechos tuviera que buscar el respiro del pedaleo fácil, sólo ahí se quedaba un tanto rezagado, cosa que poco le importaba porque después venían los descensos y poco tardaba en pillarte y si no te rebasaba es porque quería sacarte en la película que seguro estaba grabando con su cámara dispuesta en el casco.
Otro que también demuestra un excelente dominio de la bici es Ivan. Aunque todo hay que decirlo, últimamente parece como si invisibles hados se hayan conjurado en su contra y es que su bici se desintegra cada vez que la somete a una carrera y como no podía ser menos, en esta le sucedió lo propio. Cuando no se le desgracia una rueda, rompe la patilla del cambio, cuando no destroza un pedal, parte por la mitad un plato. ¿Alguien ha escuchado partirse un plato por la mitad? Yo no desde luego, hasta que vi el de Ivan en dos pedazos.
Para colmo, pese a su buen dominio de la bici, hoy sin duda no era su día. A las primeras de cambio, cuando iba descendiendo por asfalto, en un momento determinado atajó campo travieso, evitando una cerrada curva. El problema es que para cuando quiso incorporarse al arcén se encontró con una imprevista cañada que no sorteó con pericia suficiente, la consecuencia ya os la podéis imaginar, “paulova” al canto y los cañas que le acompañaban alucinados de que no se hubiera descalabrado. A partir de ahí parece como si Ivan no encontrara su sitio, volvió a caerse unas cuantas veces más y de las maneras más tontas. No acertaba a quitarse las calas y más de una vez ¡cataplus, plis, plas! En uno de los avituallamientos resultó profundamente cómico, pues llega Ivan, frenazo ante todo el mundo, hace ademán de quitar las calas, lo que logra tras un esfuerzo, se desequilibra y coño, para no caerse va y planta la zapatilla en los radios de una de las ruedas que andaban por allí. El dueño se le queda mirando con la boca abierta, sin saber muy bien qué hacer, si aguantar a Ivan o darle un empujón para que se apartara de su bici. ¡Ostia perdona!
Con tanto tiempo perdido decidió acortar la ruta, pues debía estar a las 19:00 horas, si o si, en San Fernando. De cualquier modo ya sabéis lo que le pasó después. En una pedalada rompió el plato mediano. En algunos tramos hasta tuvo que ser empujado por sus compañeros de viaje.
A nuestro Navibel, todavía le queda por delante Cortes 60, confiemos que allí no nos sorprenda con alguna otra rotura. De momento ya está bien, que yo recuerde, pocas cosas de su bici le quedan por partir, tal vez la tija todavía sobreviva.
Rumanu remató la ruta larga, del mismo modo que la comenzó, véase espléndidamente, aunque en un determinado momento de la ruta pareció visitarlo el “Tio del Mazo” (habitual personaje de estos lares), aunque se recuperó sin problemas. Por su parte Manu se había convertido en el indiscutible e involuntario protagonista del día, pues no en vano pinchó tres veces. En previsión de que, precisamente eso, no le sucediera, y con vistas a probar unas cubiertas para Cortes 60, le había metido a la rueda trasera una autentica cubierta de tractor. Cuando frenaba, aquello dejaba tras de sí una enorme polvareda. Vaya si daba seguridad en los descensos y vaya también si lastraba en los ascensos. Pero esa previsión sólo la tuvo en la rueda trasera, delante llevaba una ajada Larsen TT curtida en mil batallas. Pronto vino el primer pinchazo. Como quiera que teníamos intención de hacer grupo, pues eso, solidariamente nos detuvimos la mayoría, unos para ayudar, otros a mirar, otros a esperar y yo a hacerle fotos a algunos de los que iban pasando, cientos me parecieron.
Aunque nos retrasamos tela marinera, cuando retomamos el camino, recuperamos terreno y posiciones. Justo en el comienzo de la subida más larga de la ruta nos justamos todos los cañasbike a excepción de KEU que iba en retaguardia con su colega. Era una estampa de grupo magnifica, todos los cañas pedaleando juntos y dando ejemplo. Pero como quiera, quedaba mucha cuesta por delante, pues eso, que el grupo se fue desmembrando. Cuando dejamos el ancho carril del parque natural para desviarnos por el camino de cabras, aquello se fue convirtiendo en una fila india de caminantes donde muy pocos eran capaces de continuar pedaleando. Por delante y el primero iba Rumanu, le seguía Ivan que en un momento determinado perdió la rueda y al bajarse de la bici obligó a Gui a echar también el pie a tierra. Yo que iba el cuarto les pedí paso y aproveché el empujón que me suministro Ivan para acercarme un poco más al Rubio. Viendo como sorteaba los obstáculos no dejaba de sorprenderme, yo dando bandazos y él siguiendo una misma trazada. ¡Venga que ya estás ahí!, me animaba a mí mismo, pero, ¡Mierda! Me faltaron las fuerzas y en un empedrado no supe salir. Intente volver a montarme, pero nada, imposible, me resigné a continuar caminando y ver como el Rubio desaparecía de mi vista. Sin embargo al poco veo que se apea de la bici, la suelta y se queda sentado a su vera.
_¿Qué te pasa?
_Que he pinchado.
_¡Otra vez! ¡No me lo creo!
_ Ya ves…_dijo resignado.
_ Y a qué esperas. Cámbiale la cámara.
_ ¿Llevas parches?
_ ¡Parches! Lo que llevo son dos cámaras, pero me da que te van a quedar un poco grandes.
Entre tanto comenzaron a llegar los colegas, Gui e Ivan los primeros, quienes proveyeron a Rumanu de una segunda cámara. Poco a poco fueron llegando todos nuestros colegas, esparcidos en una riada de participantes.
Cuando por fin nos pusimos en macha, reparé en que quien había pinchado ahora era yo. ¡De coña! Lo que nos faltaba. Como quiera que la cámara llevaba líquido sellante, pues la inflé, a ver si con la presión taponaba la picadura. Parecía que si, así que me monté y continuamos el camino. Pronto dejamos atrás el pasaje difícil y nos incorporamos a otro mucho más ciclable. Sin embargo continué perdiendo presión, por lo que no me quedó más remedio que detenerme y hacer lo que se hace en estas circunstancias. Mientras estábamos en ello, apareció KEU.
_ Tenéis de todo. ¿No? Pues os dejo ya mi pillareis_ dijo Luis.
En la cima de la cuesta, conocida como loma del castillo, volvimos a hacer grupo. Allí nos esperaban unos cuantos, entre ellos, Rafa y también Chechu, este iba sobrado de todo, no tanto nuestro zapatero, a quien los parones le estaban pasando factura en forma de habituales calambres, le eché un poco de réflex del que últimamente llevo con carácter profiláctico.
En el último avituallamiento sólido volvimos a agruparnos un buen número de cañas. Allí se dividían las dos rutas, larga a la izquierda, corta a la derecha. Cuando pregunté por candidatos a la primera, sólo Rumanu y Santos se manifestaron. Eran casi las 14:00 horas, había que darse prisa, era el momento ideal para recuperarnos, así que salimos de allí literalmente, como quien dice, pitando ostias.
Pero vaya donde nos metimos. Comenzaba un descenso, que ya conocíamos como peligroso del año pasado, pero con las lluvias de la semana, la tierra negra y el agua habían convertido el tramo en una autentica pista de patinaje. A las primeras de cambio perdí a mis compañeros de vista, imaginé a Rumanu exprimiendo la rueda taqueda y al Pichurrin siguiéndole la trazada. Me quedé profundamente sólo en aquel túnel de vegetación, muy bonito, muy peligroso, con mucha tensión para no darme un jardazo.
Al cabo de un rato me topé con Chechu caminando, había perdido la rueda y no llegó a ostiarse por derecho, pero una piedra había saltado con velocidad y fue a detenerse en su espinilla. Un hilito de sangre fresca salía de la herida. Retomamos la marcha y al poco nos volvimos a tropezar con Rumanu. Había pinchado la rueda delantera por tercera vez, ¡de coña!
Sólo llevábamos la cámara de repuesto de Santos, así que si alguno de ellos volvía pinchar, ya sólo nos hubiera quedado santiguarnos y rezar para que el coche escoba viniera a recogernos. Total que otra vez a desarmar a rueda y otra vez a poner una nueva cámara. Por fortuna esta vez las yemas de mis dedos se tropezaron con una minúscula púa, que no llegaba a asomar ni un milímetro por el interior de la cubierta, pero lo suficientemente dura como para volverá provocar una nueva picadura si la fortuna no nos hubiera ahora sonreído al encontrarla.
Íbamos enormemente retrasados, tal vez de los últimos, sin embargo aún nos quedaba por delante un nuevo parón, pues cuando finalizamos la bajada, allí había una ambulancia donde al Pichurrín le limpiaron y taparon el boquetito. Desde ahí pretendimos imprimir algo de ritmo a nuestras bicis y lo cierto algo íbamos consiguiendo, pues poco a poco fuimos rebasando a gente. La verdad algunos iban francamente reventados. Chechu que estaba sobrado de fuerzas quería ir más rápido y de vez en cuando no lográbamos seguir su rueda, para colmo Rumanu comenzó a sentirse regular y con un fuerte dolor en los riñones. Al llegar a la altura del Berrueco ya habíamos adelantado a un buen montón de descolgados, sin embargo el sobreesfuerzo continuaba pasándole factura a Rumanu. En vista de ello Chechu le pasó un paquetito de magnesio en polvo, que tomó de un trago. No era gel milagroso, pero en Manu debió causar algo similar al efecto placebo, pues al cabo de unos segundos fue visto y no visto. Ni guaraná, ni cafeína, ni taurina, ni su…., sólo magnesio, tal si se hubiera comido un plátano y salió disparado como un perdigón. Así hasta el mismo Cortes.
Nuestra intención era rememorarla entrada en meta del año 2010, pero esta vez habían cambiado el acceso al parque, mucho menos espectacular que el año pasado. Este había realizado un estrecho pasillo, flaqueado por cintas que obligaba a circular en fila india, que fue como entramos en meta. Allí estaban para recibirnos todos nuestros compañeros para recibirnos.
Después de la reconstituyente ducha, nos fuimos a comer. Personalmente tenía en el estómago 
un agujero del tamaño de un obús y menuda la suerte que tuvimos, pues la comida resultó ser de gourmet, carne en salsa con unas setas, que desde luego no eran de bote, Tapeo llegó a identificarlas, creo recordar, como “senderuelas”, y una ensalada de macarrones en la que no habían escatimado en los condimentos. Comida magnifica. En realidad la organización de Cortes, igual que el año pasado, sobresaliente. Llamaba la atención no sólo el número de voluntarios, también los de protección civil, de cuyo número bien podrían tomar nota algunas grandes ciudades. Y luego esas voluntarias en pleno parque natural que se habían apañado hasta unos pompones que agitaban dando ánimos a todo el que pasaba. Que decirles más que darles las gracias, a todos y a todas por organizar esta cicloturista.
En uno de los avituallamientos un compañero de la organización nos estuvo hablando de la maravillas que encierra el parque, y los lugares ignotos, por donde pedalean ellos. Lo llamó “el jardín de los nomos”, o algo así. A ver si un día tenemos la fortuna de ser guiados por esos recónditos lugares, ganas no nos faltan.
La Comida la compartimos con Tapeo, por cierto Jose Manuel, inéditamente también pegó un jardazo y no me extraña. El no está hecho para este tipo de aglomeraciones, parece como si lo estuviera viendo. La gente tomando precauciones en el descenso, frenando en exceso (bajo su punto de vista claro está) y él, avocado a ese ritmo atormentado por la impaciencia, cada vez más nervioso. Tanto que en un momento dado tiró a saco, pero por el lado malo con el resultado de que se fue al suelo, aunque por fortuna, sin consecuencias. Después le sacaron un par de fotos de revista. ¡Cómo iba el tío!
La ruta fue exactamente la misma que la edición del año pasado, con los mismos tramos de carretera. Varios coincidimos en que para ediciones venideras de la CNX, se podrían evitar estos trechos de asfalto, tal vez demasiados, sobre todo para una cicloturista donde el contacto con la naturaleza es precisamente su bandera. Sea como sea, para el año que viene, seguro que repetimos, por lo menos yo, salvo imponderables de última hora, allí estaré.
Enlace a todas nuestras fotos:
https://picasaweb.google.com/103691893050463497452/26052011?authkey=Gv1sRgCI2j0e7LisG3oAE#
https://picasaweb.google.com/103691893050463497452/CNX2011?authkey=Gv1sRgCM7jgIbL3rO1Ww#
los datos de la CNX 2011 fueron estos:Total participantes Inscritos: 382
Total participantes MTB: 316
Total participantes a Pie: 66
Total participantes Ruta Terminada a Pie: 49
Total participantes Ruta Terminada MTB: 270
Total participantes Ruta Terminada MTB 60 KMS: 181
Total participantes Ruta Terminada MTB 75 KMS: 89
los videos realizados por Gui:
PARTE 1/3
PARTE 2/3
PARTES 3/3
