Libro de Visitas

jueves, 21 de abril de 2011

Penitencia de los Cañasbike el Jueves Santo

El jueves tuvimos oportunidad de disfrutar de un día muy especial, por varios motivos. Uno de ellos es que llevábamos planeando la salida, hacía al menos tres semanas. La gente fue incorporándose a la lista en un numero mayor a lo que venía siendo habitual. Incluso Capillita se había inscrito y eso, a pesar de la coincidencia con el día grande de la Semana Santa en San Fernando, pero es que las expectativas que se habían creado eran muchas y además el personal estaba deseoso de entrenos serios, sobre todo por las carreras que se avecinan, principalmente los 101 de Ronda, donde precisamente este año la representación cañasbike es mas que nutrida.

La previsión del tiempo para el día en concreto no podía ser más nefasta, lluvia si o si. Ramón se encargó de mantenernos al corriente del como iban evolucionando las previsiones en las vísperas de la salida y como quiera que las mismas no mejoraban algunos se dieron de baja aduciendo precisamente eso. Uno fue Paquito Matamulo, que cuando le confirmé que nos iba a llover, se lo pensó mejor, cosa que no hizo su compañero Perico Yglesias, que con la excusa de quedarse con el recorrido allí se presentó en representación de los Figuras de Barbate.

De cualquier modo las bajas fueron excepción, y en V.V. sorprendió el buen grupo que habíamos montado, algunas caras nuevas, como el sevillano Ismorca y otras que se habían apuntado a última hora como Nico. Allí en V.V. estuvimos un buen rato de cháchara disfrutando de las ganas de dar pedales y del buen humor. Loren apareció en el coche de Don Francisco y cuando aún este no se había bajado del coche ya me estaba llamando abuelo, entre otras cosas porqué Lorenzo, que ya conocemos todos la seriedad de carácter que tiene, le iba metiendo cizaña para que me compara con el abuelo de Heidi, por eso del pelo cano. Tiene cojones que a las siete de la mañana te digan cosas como esas, pero bueno, bendito sea si te lo tomas con humor.

Mientras tanto, Iván no daba aparecido, Rumano le pegó un toque por teléfono que le sirvió de despertador. El tío se había quedado más estroncado que el Pichurrin a vuelta de una noche loca, así que nos tuvo media hora esperándolo, suerte tuvo de que no estaba Rogelio, si no, le hubiera caído una tremenda.

Cuando por fin nos pusimos en marcha, montamos una enorme caravana, por la autovía de Chiclana sorprendía el tamaño que tenía, en el cruce de Medina se nos unió KAY, ya sabéis, ese que siempre está hecho polvo y al que todo el mundo le da “pal pelo”, si hombre, seguro que lo conocéis. Terminará haciéndose famoso por el libro que tiene en mente, de momento sólo conocemos su titulo, “El Señor de los Entrenos”. Al parecer hasta ha tenido ofertas de “jolibú” y no es para menos, pues cuenta que hace más kilómetros a la semana que el mismo Lance Armstrong en sus mejores tiempos. Por las noches tiene pesadillas con continuos esprintes, la mujer lo ha echado de la cama varias veces por los rodillazos que le mete en los riñores, pues este hasta durmiendo le da a los pedales. De cualquier modo esa es otra historia, mejor que os la cuente él.

Ya en Facinas nos sorprendió que por el momento no sólo no lloviera, si no que el cielo estuviera casi libre de nubes.

Comenzamos la ruta por un camino paralelo al asfalto a modo de carril bici y luego carretera para calentar las piernas y donde aprovechamos para sacar unas fotos del grupo al completo, bueno del grupo y de algún aventajado que ya quería destacar, como este personaje que parece que en vez de maillot lleva una capa:

Luego giramos a la derecha para subir la calzada romana, tan rota como la última vez. Intenté coger la cabeza para adelantarme y sacar fotos del personal arriba, pero el gesto es interpretado como un tirón por los maquinones, que salieron disparados. En previsión le hice indicaciones a Makina para que me sustituyera como reportero y este que hoy llevaba prestada una Orbea endurera, la “Rallon X10” de testeo, salió disparado y tal cual un caballo desbocado se puso rápido en cabeza. La gente se esmera en la subida y en la cima aún me da tiempo de sacarle fotos a unos cuantos. En la cola a otros se les atraganta la cuesta, e iban empujando sus bicis cansinamente pero con buen humor.

Tras la calzada volvemos a retomar la carretera, en ascenso primero y en descenso después. Ya en el cortijo nos reagrupamos para encarar juntos las primeras cuestas ahora del Parque Natural y por carril de albero. En cabeza se rueda a buen ritmo, Litri se pone a tirar como un descosio, Ismorca da muestras de fortaleza y hace lo propio, ahora Ivan, así un u otro, hasta que los que se ponen a tirar son Makina, Modesto y Dani. Imaginad el ritmo, sobre todo el que impone el “Lagartija”, que está , con tanto entreno, poniéndose a la altura del KAY, aunque felonamente, éste ahora se había quedado reservón en el grupo trasero.

_¡Illo, que les pasa a esta gente!_ le comenté a Rafa que pedaleaba a mi lado.

_ Si que están tirando fuerte _ Contestó el zapatero aseverando.

_ Pues yo paso de darme un calentón tan temprano_ fue mi sencilla respuesta.

Así que me dejé ir y me quedé rodando con Litri, que ya se había descolgado antes, ambos continuamos a ritmo más asequible. En un par de minutos vimos a los de cabecera en la lejanía, nos habían sacado unos cuantos centenares de metros de ventaja.

Nos volvimos a agrupar en el cruce de la trialera que lleva a la base de los molinos. Nico llegó con mala cara quejándose de problemas en el cambio, aunque la verdad iba demasiado abrigado y con un enorme mochilón a la espalda, lo que en mi opinión también debió influir en que no estuviera pedaleando a gusto.

Ya en la trialera me lancé el primero con la intención de detenerme en algún punto de la subida y así poder sacarle fotos al personal, pero mediada la cuesta ya tenía a Rumanu y a Modesto resoplando a mis espaldas.

_ Relajarse un poco. ¿No quieres salir en la foto? _ le indique a Manu cuando ya estaba a pique de sobrepasarme. Fue el momento que aproveché para detenerme para ver como evolucionaban en fila india, uno tras otro mis compañeros, así hasta el último, en este caso Javi que por falta de costumbre en pedalear por lugares como este, no lograba mantenerse encima de la bici y a cada obstáculo que se encontraba se veía obligado a echar el pie a tierra, pero se lo tomaba con calma y buen humor, no se quejaba. Lorenzo que también sufrió similares inconvenientes fue más explicito:

_Ves Charlie, esto me paso por entrenar tanto con la flaca. Con lo bien que se rueda por el asfalto….

Completamos el segundo tramo de la trialera hasta llegar a la base la antenas, donde comienza la subida tradicional del Tajo de las escobas. Allí la niebla era tan densa que a duras penas veías más allá de un par de metros. La sensación era extraña, tenía algo de sobrecogedora, pero al mismo tiempo mágica, sobre todo cuando en el horizonte se iban vislumbrando las siluetas del enorme grupo, recortándose ante la blanquecina niebla. Todo un espectáculo visual que vieron mis ojos.

Cuando tomé contacto con el pelotón, allí la mayoría estaban echando mano de sus chubasqueros pues ahora venía una bajada y a pesar de que no llovía, estábamos en plena nube y la humedad era considerable. Dani mientras tanto, para no enfriarse estaba dando vueltas alrededor de los transformadores cuando ¡Pum-pam cataplán!, al suelo de la manera mas tonta. El Rafa, que para esto es como yo, muy de risas, me mira esperando que arrancara la carcajada, pero tenía en la boca un bollo de esos de fibra que me tenía medio engollipado, mi instinto me decía que tenía que carcajear pero menos mal que no lo hice, sino me ahogo seguro. ¡Qué mal rato chiquillo!

Tocaba ahora descender hasta el área recreativa. El primer tramo con la niebla tan densa fue todo un pasote, se hizo tocando el freno no fueras a estamparte con un despistado que estuviera subiendo o con un coche.

Vuelta a reagruparse en el área recreativa, donde curiosamente sólo yo repuse agua. Luego comenzamos a subir por el tradicional camino de las Corzas, para desviarnos por un carril a nuestra izquierda. Justo en el cruce nos detuvimos para sacar unas fotos del grupo y de paso alguien colgó la bicicleta de Modesto en un árbol.

El día continuaba aguantándose, en lo que a lluvia se refería, además no íbamos mal de tiempo, así que los que en principio no tenían intención de subir a Sierra Luna, si lo hicieron. Todos comenzamos en tropel la pendiente y menudos repechos los que nos esperaban por delante.

Yo había subido por allí junto a Yoki, Bajadita y Rumanu hacía unas cuantas semanas y nada mas comenzar a pedalear me di cuenta de que hoy iba a ser un ascenso muy distinto y especialmente complicado. A la rotura continua del terreno, a la piedra suelta, se añadían dos nuevos factores, la humedad en la piedras y el barro que se pegaba a los neumáticos, favoreciendo ambos factores a que perdieras tracción cuando más la necesitabas. A base de coraje KAY se situó pronto en cabeza y no la perdió hasta tocar cumbre. Makina disfrutando del aparato que llevaba se despistó con la niebla en el único cruce de caminos que teníamos que pasar, y en consecuencia se hizo dos ascensos.

El resto íbamos subiendo desperdigados, yo me quedé en un momento determinado sólo, ni oía ni veía a nadie por delante y lo propio por detrás. La verdad es que era un poco agobiante, la subida estaba teniendo mucho de épica. La otra vez el día era tan claro que el Peñón se divisaba a la perfección, hoy la niebla era tan espesa, que como no anduvieras con ojo podías terminar con la rueda delantera metida en una zanja, eso, si lograbas mantenerte encima de la bici. Tras el conocido enorme empedrado me encontré con Ivan que se había detenido y debía estar hablando con su hijo, pues no paraba de llamarle cariñosamente “Pichurri”. Lo dejé allí con su charla para volver a perderme en la densidad.

Cuando llegué al punto de encuentro, véase las antenas de Sierra Luna, me encontré a los primeros sentados muy juntos en un pequeño pretil, buscando el abrigo del único pilar que había por allí. Me hicieron gran fiesta, así que no pude menos que unirme a ellos en el apiñe y de paso nos sacamos un par de fotos.

Así fueron llegando uno tras otro, entre ellos Litri que otra vez se había doblado el tobillo, Nico con mala cara, todo lo contrario de Javielquillo, Perico o Capi. También llegó Makina, como ya dije, con su doble ascenso. La espera me estaba enfriando, así que me puse el chubasquero y me fui en busca de los retrasados, los encontré a pocos metros de la base, el tiempo suficiente para sacarles un par de fotos. Lolo llegó arriba bastante acalambrado, hubo que practicarle algunos estiramientos, pero era mucho el agarrotamiento muscular del benemérito, de esta guisa tuvo que hacer el resto de la ruta.

Todavía nos quedaba por delante un buen trecho, primero rodeados de la densa floresta de una zona especialmente protegida por contar con alcornoques enanos. Al Llegar a esta área no pudimos más que detenernos embelesados del espectáculo visual que se presentaba ante nuestros ojos. Tal era la frondosidad de la que estábamos envueltos, distintos tonos de grises y marrones, pero sobre todo mucho verde, exhibiéndose en todas sus posibles manifestaciones. ¡Joe un paraiso!

Salimos de allí para retomar la tradicional subida a las antenas del Tajo de las Escobas, hice este tramos disfrutando de la compañía de Luis Molina, con el que la verdad hacía bastante tiempo que no coincidía.







Al llegar arriba los maquinas de siempre se encontraban arremolinados en lo alto de una construcción a resguardo del viento.

La gente fue llegando. Mákina hizo ademán de sacar la barra de pan y la lata de caballas, pero de golpe y porrazo comenzó a llover por derecho. La gente salió disparada, Rumano y yo nos demoramos engrasando las cadenas, sobre todo la del Rubio que ya comenzaba a saltar. El primer tramo de la bajada lo hicimos con precaución, por eso de la lluvia, pero mediada el descenso, comenzamos a relajarnos y con ello, a imprimir mayor velocidad; por su puesto Manu se puso al frente y yo siguiendo su estela. Con la rapidez la gotas de agua estallaban en el rostro causando pequeños pinchazos, ladeabas la cabeza para uno u otro lado intentando, sin lograrlo, buscar una postura que evitara el agua y todo, como quien dice a ¡carajo sacao! ¡Menuda experiencia!

Concluido el descendimiento, el grupo se detuvo junto a la fuente. Allí se habían encontrado con los Montanbays Angelito y Diego, quienes habían ascendido al Tajo desde Tarifa. Tuve el tiempo justo para charlar un minuto con Angel y sólo saludar a Bajadita, pues el personal no tenía ganas de mayores demoras, con la lluvia la gente estaba deseando llegar cuanto antes a los coches.

Los de Cádiz se desviaron a la izquierda dirección Tarifa y nosotros continuamos por la derecha buscando, esta vez, descender la trialera. Hubo gente que la bajó espectacularmente rápido, Rumanu llegó a adelantar a Makina y en una curva recuerdo que Litri me advirtió de la misma, pues no en vano la primera vez que bajé por allí, me pegué un ostiazo de mil demonios. Algo similar le debió pasar a Lolo, que acalambrado como iba aún se quiso dar otro homenaje, se pegó un buen jardazo con paulova incluida. Así que no era de extrañar que permaneciera ya en el ancho camino sentado en la ladera, lamentándose de sus calambres y magulladuras, como buen compañero de fatigas Loren le hacía compañía. Nos empleamos en hacer nuevos estiramientos en las piernas del entumecido. Mientras tanto fueron llegando los rezagados, y montamos un pequeño grupo, llovía ahora con mucha intensidad y los chubasqueros poco podían hacer. Estábamos realmente empapados y no era para menos, aquello era un chaparrón de campeonato, al que sólo le faltaban los truenos. De vez en cuando nos cruzabamos con algún ciclista despistado que hacía el camino a la inversa, y que Loren aprovechaba para decirle ¡Illo esta lloviendo! Podría parecer que pedalear en estas circunstancias tendría mucho de desesperante y otro tanto de agobiante, y sin embargo, creedme si os digo lo contrario. Íbamos de regreso, y sabíamos que pronto llegaríamos a nuestro destino, por tanto realmente lo que estábamos era disfrutando como verdaderos niños chapoteando en un charco y eso a pesar de que estuviéramos calados hasta los mismos huesos. De hecho lo único que me preocupaba era coger una pulmonía, el resto me importaba un cuerno.

_Charlie_llamó mi atención Bombesty cuando llegamos a la carretera_ esto lo tienes que contar en tu crónica. No todo el mundo se hace una ruta con un bici como esta. Mira mi horquilla.

_¿Qué le pasa?_

_Cógela _ insistió Antonio.

Cogí como me indicaba la bici, e hice presión sobre el manillar, aquello no flexó lo más minino.

_!No veas con este hierro bajando por donde hemos bajado¡_ dijo admirado de su propios logros.

_La verdad que si Antonio.

Con el fin de completar, lo que nos quedaba de trayecto, lo más rápido posible, decidimos continuar sólo por carretera hasta el mismo Facinas. El tramo se le hizo pesado a mas de uno, a Capi de hecho se le atragantó el descenso por asfalto, pues no en vano le vinieron a la memoria antiguos fantasmas del pasado. Pero de cualquier modo llegamos a los coches sin otro incidente que el ya descrito leñazo, sin consecuencias, de Manuel 135, lo que no dejó de ser toda una suerte, habida cuenta de la cantidad de gente que íbamos, por donde habíamos rodado y por las inclemencias que nos acompañaron durante buena parte del retorno.

Ni que decir tiene, toda, pero absolutamente toda, la ropa que llevamos puesta estaba talmente empapada, que bien le hubiera venido un centrifugado antes de meterla en las mochilas.

Los que llevaban prisa, tan pronto se pusieron ropas secas, salieron de allí pitando. El resto, que no éramos pocos, nos quedamos a disfrutar de las preceptivas y merecidas cervecitas y como no, de los chicharrones y callos que también preparan en la Venta el Nene, raciones que ya se están convirtiendo en todo un clásico.

Menciones especiales para todos, a Lolo por su coraje y bravura, a Paco que se portó como un jabato, y que si me meto con él es porque él se mete conmigo, a Nico que hoy no fue su día, sufrió más de la cuenta, a Rafa porque nadie, salvo tal vez yo, se ríe tan a gusto, al Señor Antonio alias Bombesty por el mérito de marcarse una ruta con su bici, a Perico Yglesias que es todo un Figura dentro y fuera de los carriles, a Litri, que siempre es todo un lujo pedalear a su lado, a Ismorca que ojalá se apunte a más con nosotros, a Makina porque todo lo hace infinitamente sencillo, a Luis Molina que por fin se dejó ver, a Javi, que si continúa con esa progresión aritmética no se a donde puede llegar, a mi amigo Loren, que lo sigue siendo a pesar de que hoy me comparara con el abuelo de Heidi, a Capi, el mejor compañero de viaje, a Javi que hoy se ha atrevido con todo, a KAY que ni una subida muy técnica le impidió coronar la cumbre con sobrado tiempo sobre su inmediato perseguidor, a Lagarto porque cada vez que abre la boca nos alegra la vida a todos, a Ivan que es un excelente compañero y un mejor betetero, y a mis amigos Rumano y Dani que con eso todo está dicho.

Y por supuesto echamos de menos a muchos habituales en este tipo de salidas, citar a Rosendo que se perdió la ruta por estar convaleciente de un leñazo haciendo el cabra en San Cristóbal y a Pablo o el Pacochico, que han dado sinceras muestras de sana envidia viendo lo que se habían perdido, pero el trabajo es sagrado o debería serlo, sobre todo para el que lo tiene.

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lunes, 11 de abril de 2011

Las peripecias de ir "A PEDALES" por Charco Redondo en Abril

Supongo que la de este domingo podría tildarse de la ruta del infortunio, aunque también podría denominarse de la risa, pues hubo de ambas cosas a “tuti plen”. Para empezar de camino hacia Chacorredondo hacía una niebla super espesa que no dejaba ver tres en un burro. ¡Vamos que el día estaba gris! No llevábamos ni 200 metros recorridos, cuando Fran de la tienda de “A pedales” se baja de la bici cabreado y comienza a mover el pedalier para todos lados.

_ ¡Joe que se me ha ido el nucleo!_ se lamentó.

_Pero si la bici es nueva – le dijo alguien al tiempo que admiraba su preciosa Corratec nuevecita y unas Mavic slr –creo recordar fue Pacopil.

_Pero si lo desarmé ayer_ se quejó Fran.

Al final resultó que lo había engrasado de más y de vez en cuando giraba en punto muerto. Total que le saltaba, y lo hacía lo suficiente para cambiarle el humor. Aún así tiramos mal que bien para delante.

Rápido nos desviamos por una habitual pendiente, yo que se supone era quien conocía el camino me situé en cabeza. EL camino fue estrechándose y estaba especialmente bonito esa mañana. El problema era que cada vez la senda se estrechaba más y más, hasta que llegó un momento que el follaje lo cerró totalmente. Aún así seguí dándole a los pedales y eso que a ambos lados la vegetación no era nada agradable, muchas zarzas y plantas del tipo esparragueras que nos pusieron las piernas y los brazos como unos auténticos nazarenos. A mis espadas escuchaba a la gente quejándose y rajando. Curiosamente también flipaban por donde les había metido.

Poco después Lolo, como no podía ser de otro modo, dijo creer que la rueda le estaba perdiendo presión. Mientras nos agrupábamos la infló un poco. Continuamos y se quedó descolgado pues no era cuestión de presión, había pinchado así que no le quedó más remedio que meterle una cámara. Javi y Makina se quedaron con él. Los demás no llevábamos más de cien metros de ventaja y dos pinchazos más, Rumanu sacó un bobillo, que Yoki, con buen criterio calificó de la Señorita Pepis, primeras risas de la mañana. El otro pinchazo, la rueda delantera de Fran. Saca una cámara la monta y comienza a inflarla, pero aquello que no coge presión ¡Cámara jodida!¡Illo Fran, que pasa, que te ha mirado un tuerto! Le dijo su cuñado. Total que desmonta de nuevo la rueda y otra cámara que precisamente le ofrece su cuñado diciéndole que todavía no estaba pagada. Aún no habíamos acabado cuando llegaron Lolo y los otros.

Cuando comenzamos a pedalear, alguno se lamentó del trabajo que le costaba arrancar después de este tipo de paradas.

¡Con los años cada vez me vuelvo más diesel! _dijo Yokinet viendo como precisamente Rumanu había salido disparado en cabeza.

Continuamos por una zona con un poco de todo, subidas bajadas y sobre todo piedras, el típico rocódromo de Montecoche. Tras una curva una gran pendiente con tramos muy rotos, yo continuaba arriba guiando al personal cuando en un momento dado escucho tras de mí, como a un caballo cabalgando. Era Makina poniéndose en cabeza. Al instante se topa con un tramo, viejo conocido de él, pues otras veces que habíamos intentado pasar por allí ni el mismo lo logró. Makina se escora a la derecha y dando fuertes pedaladas sobrepasa el pedregal. Yo que continuo recto, escorándome si acaso más a la izquierda. Pego un grito de rabia, y milagro, logro franquear el paso. No sé lo que sucedería por detrás, pues tan satisfecho me quedé que continué dando pedales hasta un poco más arriba que nos detuvimos para agruparnos. Sin embargo unos cuantos se habían retrasado, entre ellos Rumanu. Di media vuelta y les di el encuentro.

_¿Qué te pasa Manu?

_ Creo que se me ha ido el núcleo a mi también. Aunque el mío se ha ido más todavía que el de Fran.

_¡No jodas!

Total que allí nos quedamos a ver como el Rubio desarmaba la rueda, y como efectivamente, al menos dos de los tres trinquetes estaban tocados. Mientras observábamos el apaño que estaba haciendo, se escuchó ruido de gente que se acercaba haciendo el descenso y el primero de ellos que en vez de seguir recto se pierde por la ladera y el consiguiente ruido de ramas y demás. Aparecieron sus colegas y el que se había lanzado ladera abajo que no daba aparecido. Para cuando llegó arriba, tal fue la expectación que creó entre nosotros, que nos pusimos a darle gritos de ánimo, oles y todos lo que se nos ocurrió. Tras el pintoresco suceso y el apaño que logró hacerse en el núcleo continuamos hasta que las cuestas rotas se acabaron, para meternos en uno de los anchos carriles de la zona. En un simple repecho me fui desinflando como una de las cámaras de antes. Todos me fueron sobrepasando hasta que en un simple repecho tuve que apearme.

_¡Qué te pasa Charlie! me dijo Javi.

_¡Illo, que me ha entrado fatiga! Aunque lo tengo es hambre. Eso me pasa por no haber desayunado nada.

Total que me quedé retrasado comiendo las barritas que llevaba. Javi y Lolo iban a unos metros de mí haciéndome compañía. Para cuando por fin el azúcar llegó a las cañerías, pude volver a pillar el ritmo. Makina nos dio, como no, el encuentro, y poco después Rumanu y más adelante el grupo entero.

_Pues por aquí no vamos a la lata_ afirmó Makina.

_Claro que no _ le contesté _ en todo caso, por aquí podremos bajarla, no ves a la altura que estamos. Y cierto, antes de darnos cuenta allí estaba la bajada.

_Esta es la famosa cuesta ¿Qué hacemos? _ preguntó alguien.

_ Pues que vamos a hacer- contestó Rumanu, que no tenía ni la menor duda_ la bajamos y luego la volvemos a subir-¿No hemos venido a eso?

El rubio se lanzó disparado en cabeza, por lo que la gente no tuvo oportunidad de discutir si continuábamos hacía los cortafuegos o hacíamos del tirón el cabra. Yo me lancé tras él, pero por mucho que apretara, esos veinte metros que nos separaban no había manera de reducirlos. Estaba bajando a toda ostia, pero controlando y a la vez disfrutando de lo lindo. Cuando aquello comienza a complicarse aparece por mi izquierda Fran como un poseso y me rebasa.

_¡Uff, como va este!_ pensé al verlo. Pero aquí da igual que bajes a velocidad de vértigo, siempre hay alguien que quiere y puede rebasarte, por lo que tras Fran, apareció Makina muy tieso y con la cabeza bien levantaba. Aquello seguía rompiéndose, y cada vez más piedras ¡Qué divertido! Tras de mí escuchaba las rodadas como de un pelotón ¡Coño! Yoki que me dobla y Rafa que le sigue como una exhalación.

A partir de ahí, la crónica merece un punto y aparte, pues lo que vino después, teniendo en cuenta como estábamos bajando era algo que tarde o temprano tenía que suceder. Desde de mi punto de vista, lo que vieron mis ojos fue lo siguiente: en fracciones de segundo vi que la gente de cabeza se había detenido, Yoki a lo justo , algunos parecían haberse metido en fango pero todos estaban de pie, sólo Rafa parecía que iba a su bola. En ese momento no se qué pasó por la cabeza de ese chiquillo, lo cierto o no le dio tiempo a frenar, o quiso adelantarlos a todos, o yo que sé. Para cuando se encontró con el mogollón, clavó la rueda y pin…, como si del sillín hubiera saltado un muelle, así salió disparado hacia el frente hecho un ovillo. Giró en redondo y tras la pirueta se puso en pie como si nada. Desde mi posición juraría que hasta sonreía. Bueno el que se estaba riendo era otro y lo estaba haciendo a carcajadas. Y es que no sé porqué, tal vez la posición, la cara de Rafa, u otra cosa, pero la caída me resultó tan cómica que me entró un enorme ataque de risa y todavía ahora, recodando la escena, me sucede lo propio.

_¿Pero a donde ibas hombre de Dios? Juas, juas, juas……,_ comenté al tiempo que sacaba la cámara para inmortalizar el momento.

En cabeza el suceso lo habían vivido de forma bien distinta, así que no era de extrañar que Fran, comentara después ¿Quién es ese que se está riendo?

Cuando a Rumanu le apareció Fran a su vera con la intención de sobrepasarlo, no le puso impedimento alguno, tal era la decisión del otro de ponerse en cabeza. ¡Vaya como está el personal! Pensó. Pero esta cuesta tiene tramos muy traicioneros, por no decir sorpresas, así que para cuando se tropezó con un espacio de tan sólo cuatro o cinco metros de fango, salió de allí como era de esperar, por los aires. Por fortuna cayó en blando, los otros no se lo comieron de milagro, todos se detuvieron a lo justo, bueno todos a excepción de Rafa que ya sabéis con que estilo se bajó de la bici.

Fueron llegando el resto y viendo que nada había sucedido, Fran unos raspones en el antebrazo y Rafa otros en la cacha derecha, pues continuamos el descenso con la sonrisa en la boca. Poco después otro parón, Rumanu que otra vez había pinchado.

Mientras se ponía la cámara aprovechamos para recapitular las anécdotas que habíamos tenido hasta el momento y se revivieron las caídas por sus actores protagonistas. Volvimos a montarnos en las bicis y casi al final la cuesta que se rompe como nunca, mucha piedra suelta, y grandes zanjas por en medio. Yo llevaba a Rafa achuchándome por detrás, así que aceleré el paso. ¡No se pa qué! Intentado flaquear una de esas cunetas, piqué más freno delantero de la cuenta y paulova, costalazo y ¡plan…..! Ahora el muelle parecía que lo hubiera tenido yo en las piernas, pues así de rápido me levanté. De cualquier modo ya os podéis imaginar las carcajadas de Rafa, yo creo que comenzó a reírse cuando iba por el aire, por supuesto no pude hacer menos, me contagié de la misma risa. ¡Qué bueno! Cuando se acabó el descenso todavía me estaba riendo.

_¿Y ahora qué? _Preguntó Fran.

_Pues ahora, la subimos _ alguien le contestó.

_¡Por ahí! _ replicó admirado Fran_ ¡Subir por ahí! Pero si nos vamos a tirar más tiempo andando que encima de la bici.

_Que no hombre, que esta se sube entera, a lo sumo un par de tramos que no queda más remedio que echar el pie a tierra. Pero se sube.

Y lo dicho allí se lanzaron en cabeza unos cuantos, en el momento en que Lolo terminaba de completar la bajada.

_¡Ves Capi! _ exclamó Manuel 135_ Nos teníamos que haber quedado esperando arriba. ¡No veas la que nos espera!

Yo había subido por allí unas cuantas veces y no me iba a amilanar a las primeras de cambio así que fui sorteando piedras y obstáculos con bastante fortuna hasta que me encontré con un repechito que “nanai de la china”. Me quedé en el intento aquello se inclinó tanto que no pude sacar el pie a tiempo y “plun”, caída a plomo a la izquierda. Lo jodido es que fui a aterrizar en un autentico zarzal.

_¡Ay, ay, que me pincho! _ me quejé desde el suelo.

Desde lejos escuchaba las risas del personal, entre otras cosas porque parecía que había desaparecido al caer en unas altas hierbas.

Intenté levantarme, pero entre la postura y que me aguijoneaban las zarzas, nada. Menos mal que Javi se apiadó de mí y me echó una mano, ahora bien estaba bien enganchado, al tirar de mí, sentía como las espinas tiraban a la inversa de mi cullote.

_¿Qué haces Charlie?_ me preguntó Capi cuando llegó a mi vera.

_Es que quería subir por aquí, y ya ves.

Aún no me había levantado, cuando mirando para detrás veo a Pacopil incapaz de sortear un obstáculo y al suelo. Paco que se cae también a plomo sobre el costado. Lo escucho lamentarse desde el suelo y saco la cámara para retratarlo. En ese preciso instante con el impedimento se encuentra Rafa. Lo lógico hubiera sido detenerse pues en el suelo estaba Paco y por allí no se podía pasar si no fuera por encima del colega. Lo raro es que Rafa optara precisamente por esto último, véase, pasar por encima.

Había que escuchar a Paquito.

_¡Pero qué haces! Y ja, ja, y ja, ja, y otra vez, ja, ja. No sé cómo demonios me salió esta foto, pues todavía me estoy riendo al rememorar como Paco se quejaba desde el suelo.

Así continuamos la subida, efectivamente en algunos tramos no me quedó más remedio que echar el pie a tierra. Entre ellos el tramo de fango, que sin embargo Rafa vi como lo pasaba sin problemas. Tras de mí a lo lejos escuché a Paco que había pinchado y eso a pesar de que se había tirado media ruta vanagloriándose de llevaba tubeless. Como venía gente por detrás yo seguí ascendiendo hasta que escucho un grito alarmante. Agudizo el oído y efectivamente alguien se había escoñado.

_¿Qué ha pasado? _grité asustado al tiempo de detenerme, pero no respondió nadie. Total que desciendo y veo a Capillita haciéndome señas. Continúo hasta llegar hasta su altura.

_¿Eras tú el de los gritos?

_Es que me había caído en el fango y se me había quedado el gemelo pillado debajo de la bici y….

_¡Pero joe Capi! Si parecía que habían matado a un cochino. Desde luego mira que eres escandalosa._ Quien conozca a Capillita sabe que eso es profundamente real, a Jesús le pica un mosquito y parece que le ha mordido una anaconda.

Total que retomé la subida con Jesús. Que por cierto la estaba subiendo de maravilla, mejor que yo, que poco a poco fui quedándome atrás.

_ ¿Qué te pasa Tato? Estuviste ayer de cachondeo ¿no? _ me preguntó Capi, que me tiene muy observado en esto de los pedales.

_Algo se hizo ayer, si señor. Como ya sabes, me gusta estar en el plato y a las tajadas.

_Tú sabes que no se puede estar en misa y repicando a la vez.

_ Pues yo lo intento y así me va.

Poco después aparecieron Makina y Rafa que habían vuelto a descender en busca de los retrasados. Cuando ya se vislumbraba el final de la cuesta me detuve para hacer unas fotos a los que iban llegando.

_¿Queda alguien? le pregunté a Lolo, por si alguno quedaba detrás.

_Si Rumanu y Fran_ afirmó_ seguro que andan liados los dos con sus respectivos núcleos.


Total que me quedé allí esperando a que dieran señales de vida. Pero los minutos pasaban y nada. Al final me subí a una enorme roca y desde la cumbre me hice un par de fotos con el automático. Poco después apareció Makina.

_Illo, no los he encontrado y eso que me he descendido casi hasta la mitad_ me explicó José Antonio.

Apareció luego Yokinet que se había dejado caer hasta donde estábamos, también ya impacientándose. Llamé a Manu por teléfono y naturalmente nos confirmó que el núcleo había hecho un crash definitivo. El núcleo de Fran no daba ningún problema, pero se quedó junto al Rubio haciéndole compañía. Los dos iban cuesta arriba resignados a subir la Lata caminando. Le dije que se quedaran donde estuvieran y que le daríamos el encuentro y que le íbamos a hacer, nos iríamos para los coches. Cuando le expliqué la conversación al personal, no les quedó más remedio que resignarse, pero Makina que había bajado en su busca me dijo:

_Por tu padre, vamos a bajar por otro lado que, yo ya he bajado hoy por ahí dos veces.

Tal fue su insistencia que volví a llamar a los infortunados, y les dije que regresaríamos por donde hicimos el ascenso y que ellos hicieran lo propio desde su posición. Hombre, no era bajar las latas, pero casi a la zaga. Fue un descenso guapo, guapo, pero guapo de verdad, y además lo hicimos zumbando, todos incluido Capi, se desmelenaron en la bajada. Paco Pil, al final tuvo que resignarse a que el líquido no diera sellado la cubierta y metió la cámara.

Cuando llegamos a los coches, allí ya estaban Fran y Rumanu, el primero tuvo que empujar al otro, literalmente, todo el camino. Habíamos completado entorno a los 26, 27 km. Era incluso temprano, para lo que estamos acostumbrados.

_Charlie ¿Salimos esta tarde? _ me dijo en tono de guasa Capillita ante los pocos kilómetros que habíamos completado.

Fran había tenido un día de perros, a la vista esta, al principio le dio problemas el núcleo, y buena parte del tiempo le estuvo dando por saco. Luego lo metimos por un camino lleno de pinchos, que sí, muy bonito, pero de haberlo sabido se lo hubiera pensado. Para colmo de males pincha y repincha. Cuando se emociona y está disfrutando va y se ostia. Le obligamos a subir por donde él no quería y tal es así que termina subiendo andando y luego empujando a un cañasbike. Fran no es extraño que mientras yo me dedicara a poner de acuerdo al personal para hacernos fotitos de grupo en plan de cachondeo, él se empleara en colocar las bicis en el porta acoplado a su coche, para salir pitando y olvidarse de aquella mañana cuanto antes. Pero hoy no era el día del pobre Fran, así que aquí no terminó la cosa.

El portabicicletas resultó ser todo un ingenio de lo más complicado, colocar las dos corratecs, la suya y la de su cuñado, le llevó un buen rato. Para cuando termina feliz tras el trabajito exclama:

_¡Anda la ostia! La puerta del capó.

Mirando la foto podéis entender a que vino su exclamación.

_Ja, ja, desde luego Fran tu no vuelves a salir con los cañas_ le dijo alguien.

Fran se agachó miro por arriba y por abajo el portabicicletas, e hizo el intento de plegarlo a la inversa. Al levantarse aún tuvo tiempo de golpear la cabeza con el freno de una de las bicicletas.

_No si veras como al final terminó abriéndome la cabeza.

Menudo día. Tanto que será uno de esos que difícilmente se pueden olvidar y que quedan grabados para siempre en la retina.

Las fotos

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