Libro de Visitas

lunes, 11 de abril de 2011

Las peripecias de ir "A PEDALES" por Charco Redondo en Abril

Supongo que la de este domingo podría tildarse de la ruta del infortunio, aunque también podría denominarse de la risa, pues hubo de ambas cosas a “tuti plen”. Para empezar de camino hacia Chacorredondo hacía una niebla super espesa que no dejaba ver tres en un burro. ¡Vamos que el día estaba gris! No llevábamos ni 200 metros recorridos, cuando Fran de la tienda de “A pedales” se baja de la bici cabreado y comienza a mover el pedalier para todos lados.

_ ¡Joe que se me ha ido el nucleo!_ se lamentó.

_Pero si la bici es nueva – le dijo alguien al tiempo que admiraba su preciosa Corratec nuevecita y unas Mavic slr –creo recordar fue Pacopil.

_Pero si lo desarmé ayer_ se quejó Fran.

Al final resultó que lo había engrasado de más y de vez en cuando giraba en punto muerto. Total que le saltaba, y lo hacía lo suficiente para cambiarle el humor. Aún así tiramos mal que bien para delante.

Rápido nos desviamos por una habitual pendiente, yo que se supone era quien conocía el camino me situé en cabeza. EL camino fue estrechándose y estaba especialmente bonito esa mañana. El problema era que cada vez la senda se estrechaba más y más, hasta que llegó un momento que el follaje lo cerró totalmente. Aún así seguí dándole a los pedales y eso que a ambos lados la vegetación no era nada agradable, muchas zarzas y plantas del tipo esparragueras que nos pusieron las piernas y los brazos como unos auténticos nazarenos. A mis espadas escuchaba a la gente quejándose y rajando. Curiosamente también flipaban por donde les había metido.

Poco después Lolo, como no podía ser de otro modo, dijo creer que la rueda le estaba perdiendo presión. Mientras nos agrupábamos la infló un poco. Continuamos y se quedó descolgado pues no era cuestión de presión, había pinchado así que no le quedó más remedio que meterle una cámara. Javi y Makina se quedaron con él. Los demás no llevábamos más de cien metros de ventaja y dos pinchazos más, Rumanu sacó un bobillo, que Yoki, con buen criterio calificó de la Señorita Pepis, primeras risas de la mañana. El otro pinchazo, la rueda delantera de Fran. Saca una cámara la monta y comienza a inflarla, pero aquello que no coge presión ¡Cámara jodida!¡Illo Fran, que pasa, que te ha mirado un tuerto! Le dijo su cuñado. Total que desmonta de nuevo la rueda y otra cámara que precisamente le ofrece su cuñado diciéndole que todavía no estaba pagada. Aún no habíamos acabado cuando llegaron Lolo y los otros.

Cuando comenzamos a pedalear, alguno se lamentó del trabajo que le costaba arrancar después de este tipo de paradas.

¡Con los años cada vez me vuelvo más diesel! _dijo Yokinet viendo como precisamente Rumanu había salido disparado en cabeza.

Continuamos por una zona con un poco de todo, subidas bajadas y sobre todo piedras, el típico rocódromo de Montecoche. Tras una curva una gran pendiente con tramos muy rotos, yo continuaba arriba guiando al personal cuando en un momento dado escucho tras de mí, como a un caballo cabalgando. Era Makina poniéndose en cabeza. Al instante se topa con un tramo, viejo conocido de él, pues otras veces que habíamos intentado pasar por allí ni el mismo lo logró. Makina se escora a la derecha y dando fuertes pedaladas sobrepasa el pedregal. Yo que continuo recto, escorándome si acaso más a la izquierda. Pego un grito de rabia, y milagro, logro franquear el paso. No sé lo que sucedería por detrás, pues tan satisfecho me quedé que continué dando pedales hasta un poco más arriba que nos detuvimos para agruparnos. Sin embargo unos cuantos se habían retrasado, entre ellos Rumanu. Di media vuelta y les di el encuentro.

_¿Qué te pasa Manu?

_ Creo que se me ha ido el núcleo a mi también. Aunque el mío se ha ido más todavía que el de Fran.

_¡No jodas!

Total que allí nos quedamos a ver como el Rubio desarmaba la rueda, y como efectivamente, al menos dos de los tres trinquetes estaban tocados. Mientras observábamos el apaño que estaba haciendo, se escuchó ruido de gente que se acercaba haciendo el descenso y el primero de ellos que en vez de seguir recto se pierde por la ladera y el consiguiente ruido de ramas y demás. Aparecieron sus colegas y el que se había lanzado ladera abajo que no daba aparecido. Para cuando llegó arriba, tal fue la expectación que creó entre nosotros, que nos pusimos a darle gritos de ánimo, oles y todos lo que se nos ocurrió. Tras el pintoresco suceso y el apaño que logró hacerse en el núcleo continuamos hasta que las cuestas rotas se acabaron, para meternos en uno de los anchos carriles de la zona. En un simple repecho me fui desinflando como una de las cámaras de antes. Todos me fueron sobrepasando hasta que en un simple repecho tuve que apearme.

_¡Qué te pasa Charlie! me dijo Javi.

_¡Illo, que me ha entrado fatiga! Aunque lo tengo es hambre. Eso me pasa por no haber desayunado nada.

Total que me quedé retrasado comiendo las barritas que llevaba. Javi y Lolo iban a unos metros de mí haciéndome compañía. Para cuando por fin el azúcar llegó a las cañerías, pude volver a pillar el ritmo. Makina nos dio, como no, el encuentro, y poco después Rumanu y más adelante el grupo entero.

_Pues por aquí no vamos a la lata_ afirmó Makina.

_Claro que no _ le contesté _ en todo caso, por aquí podremos bajarla, no ves a la altura que estamos. Y cierto, antes de darnos cuenta allí estaba la bajada.

_Esta es la famosa cuesta ¿Qué hacemos? _ preguntó alguien.

_ Pues que vamos a hacer- contestó Rumanu, que no tenía ni la menor duda_ la bajamos y luego la volvemos a subir-¿No hemos venido a eso?

El rubio se lanzó disparado en cabeza, por lo que la gente no tuvo oportunidad de discutir si continuábamos hacía los cortafuegos o hacíamos del tirón el cabra. Yo me lancé tras él, pero por mucho que apretara, esos veinte metros que nos separaban no había manera de reducirlos. Estaba bajando a toda ostia, pero controlando y a la vez disfrutando de lo lindo. Cuando aquello comienza a complicarse aparece por mi izquierda Fran como un poseso y me rebasa.

_¡Uff, como va este!_ pensé al verlo. Pero aquí da igual que bajes a velocidad de vértigo, siempre hay alguien que quiere y puede rebasarte, por lo que tras Fran, apareció Makina muy tieso y con la cabeza bien levantaba. Aquello seguía rompiéndose, y cada vez más piedras ¡Qué divertido! Tras de mí escuchaba las rodadas como de un pelotón ¡Coño! Yoki que me dobla y Rafa que le sigue como una exhalación.

A partir de ahí, la crónica merece un punto y aparte, pues lo que vino después, teniendo en cuenta como estábamos bajando era algo que tarde o temprano tenía que suceder. Desde de mi punto de vista, lo que vieron mis ojos fue lo siguiente: en fracciones de segundo vi que la gente de cabeza se había detenido, Yoki a lo justo , algunos parecían haberse metido en fango pero todos estaban de pie, sólo Rafa parecía que iba a su bola. En ese momento no se qué pasó por la cabeza de ese chiquillo, lo cierto o no le dio tiempo a frenar, o quiso adelantarlos a todos, o yo que sé. Para cuando se encontró con el mogollón, clavó la rueda y pin…, como si del sillín hubiera saltado un muelle, así salió disparado hacia el frente hecho un ovillo. Giró en redondo y tras la pirueta se puso en pie como si nada. Desde mi posición juraría que hasta sonreía. Bueno el que se estaba riendo era otro y lo estaba haciendo a carcajadas. Y es que no sé porqué, tal vez la posición, la cara de Rafa, u otra cosa, pero la caída me resultó tan cómica que me entró un enorme ataque de risa y todavía ahora, recodando la escena, me sucede lo propio.

_¿Pero a donde ibas hombre de Dios? Juas, juas, juas……,_ comenté al tiempo que sacaba la cámara para inmortalizar el momento.

En cabeza el suceso lo habían vivido de forma bien distinta, así que no era de extrañar que Fran, comentara después ¿Quién es ese que se está riendo?

Cuando a Rumanu le apareció Fran a su vera con la intención de sobrepasarlo, no le puso impedimento alguno, tal era la decisión del otro de ponerse en cabeza. ¡Vaya como está el personal! Pensó. Pero esta cuesta tiene tramos muy traicioneros, por no decir sorpresas, así que para cuando se tropezó con un espacio de tan sólo cuatro o cinco metros de fango, salió de allí como era de esperar, por los aires. Por fortuna cayó en blando, los otros no se lo comieron de milagro, todos se detuvieron a lo justo, bueno todos a excepción de Rafa que ya sabéis con que estilo se bajó de la bici.

Fueron llegando el resto y viendo que nada había sucedido, Fran unos raspones en el antebrazo y Rafa otros en la cacha derecha, pues continuamos el descenso con la sonrisa en la boca. Poco después otro parón, Rumanu que otra vez había pinchado.

Mientras se ponía la cámara aprovechamos para recapitular las anécdotas que habíamos tenido hasta el momento y se revivieron las caídas por sus actores protagonistas. Volvimos a montarnos en las bicis y casi al final la cuesta que se rompe como nunca, mucha piedra suelta, y grandes zanjas por en medio. Yo llevaba a Rafa achuchándome por detrás, así que aceleré el paso. ¡No se pa qué! Intentado flaquear una de esas cunetas, piqué más freno delantero de la cuenta y paulova, costalazo y ¡plan…..! Ahora el muelle parecía que lo hubiera tenido yo en las piernas, pues así de rápido me levanté. De cualquier modo ya os podéis imaginar las carcajadas de Rafa, yo creo que comenzó a reírse cuando iba por el aire, por supuesto no pude hacer menos, me contagié de la misma risa. ¡Qué bueno! Cuando se acabó el descenso todavía me estaba riendo.

_¿Y ahora qué? _Preguntó Fran.

_Pues ahora, la subimos _ alguien le contestó.

_¡Por ahí! _ replicó admirado Fran_ ¡Subir por ahí! Pero si nos vamos a tirar más tiempo andando que encima de la bici.

_Que no hombre, que esta se sube entera, a lo sumo un par de tramos que no queda más remedio que echar el pie a tierra. Pero se sube.

Y lo dicho allí se lanzaron en cabeza unos cuantos, en el momento en que Lolo terminaba de completar la bajada.

_¡Ves Capi! _ exclamó Manuel 135_ Nos teníamos que haber quedado esperando arriba. ¡No veas la que nos espera!

Yo había subido por allí unas cuantas veces y no me iba a amilanar a las primeras de cambio así que fui sorteando piedras y obstáculos con bastante fortuna hasta que me encontré con un repechito que “nanai de la china”. Me quedé en el intento aquello se inclinó tanto que no pude sacar el pie a tiempo y “plun”, caída a plomo a la izquierda. Lo jodido es que fui a aterrizar en un autentico zarzal.

_¡Ay, ay, que me pincho! _ me quejé desde el suelo.

Desde lejos escuchaba las risas del personal, entre otras cosas porque parecía que había desaparecido al caer en unas altas hierbas.

Intenté levantarme, pero entre la postura y que me aguijoneaban las zarzas, nada. Menos mal que Javi se apiadó de mí y me echó una mano, ahora bien estaba bien enganchado, al tirar de mí, sentía como las espinas tiraban a la inversa de mi cullote.

_¿Qué haces Charlie?_ me preguntó Capi cuando llegó a mi vera.

_Es que quería subir por aquí, y ya ves.

Aún no me había levantado, cuando mirando para detrás veo a Pacopil incapaz de sortear un obstáculo y al suelo. Paco que se cae también a plomo sobre el costado. Lo escucho lamentarse desde el suelo y saco la cámara para retratarlo. En ese preciso instante con el impedimento se encuentra Rafa. Lo lógico hubiera sido detenerse pues en el suelo estaba Paco y por allí no se podía pasar si no fuera por encima del colega. Lo raro es que Rafa optara precisamente por esto último, véase, pasar por encima.

Había que escuchar a Paquito.

_¡Pero qué haces! Y ja, ja, y ja, ja, y otra vez, ja, ja. No sé cómo demonios me salió esta foto, pues todavía me estoy riendo al rememorar como Paco se quejaba desde el suelo.

Así continuamos la subida, efectivamente en algunos tramos no me quedó más remedio que echar el pie a tierra. Entre ellos el tramo de fango, que sin embargo Rafa vi como lo pasaba sin problemas. Tras de mí a lo lejos escuché a Paco que había pinchado y eso a pesar de que se había tirado media ruta vanagloriándose de llevaba tubeless. Como venía gente por detrás yo seguí ascendiendo hasta que escucho un grito alarmante. Agudizo el oído y efectivamente alguien se había escoñado.

_¿Qué ha pasado? _grité asustado al tiempo de detenerme, pero no respondió nadie. Total que desciendo y veo a Capillita haciéndome señas. Continúo hasta llegar hasta su altura.

_¿Eras tú el de los gritos?

_Es que me había caído en el fango y se me había quedado el gemelo pillado debajo de la bici y….

_¡Pero joe Capi! Si parecía que habían matado a un cochino. Desde luego mira que eres escandalosa._ Quien conozca a Capillita sabe que eso es profundamente real, a Jesús le pica un mosquito y parece que le ha mordido una anaconda.

Total que retomé la subida con Jesús. Que por cierto la estaba subiendo de maravilla, mejor que yo, que poco a poco fui quedándome atrás.

_ ¿Qué te pasa Tato? Estuviste ayer de cachondeo ¿no? _ me preguntó Capi, que me tiene muy observado en esto de los pedales.

_Algo se hizo ayer, si señor. Como ya sabes, me gusta estar en el plato y a las tajadas.

_Tú sabes que no se puede estar en misa y repicando a la vez.

_ Pues yo lo intento y así me va.

Poco después aparecieron Makina y Rafa que habían vuelto a descender en busca de los retrasados. Cuando ya se vislumbraba el final de la cuesta me detuve para hacer unas fotos a los que iban llegando.

_¿Queda alguien? le pregunté a Lolo, por si alguno quedaba detrás.

_Si Rumanu y Fran_ afirmó_ seguro que andan liados los dos con sus respectivos núcleos.


Total que me quedé allí esperando a que dieran señales de vida. Pero los minutos pasaban y nada. Al final me subí a una enorme roca y desde la cumbre me hice un par de fotos con el automático. Poco después apareció Makina.

_Illo, no los he encontrado y eso que me he descendido casi hasta la mitad_ me explicó José Antonio.

Apareció luego Yokinet que se había dejado caer hasta donde estábamos, también ya impacientándose. Llamé a Manu por teléfono y naturalmente nos confirmó que el núcleo había hecho un crash definitivo. El núcleo de Fran no daba ningún problema, pero se quedó junto al Rubio haciéndole compañía. Los dos iban cuesta arriba resignados a subir la Lata caminando. Le dije que se quedaran donde estuvieran y que le daríamos el encuentro y que le íbamos a hacer, nos iríamos para los coches. Cuando le expliqué la conversación al personal, no les quedó más remedio que resignarse, pero Makina que había bajado en su busca me dijo:

_Por tu padre, vamos a bajar por otro lado que, yo ya he bajado hoy por ahí dos veces.

Tal fue su insistencia que volví a llamar a los infortunados, y les dije que regresaríamos por donde hicimos el ascenso y que ellos hicieran lo propio desde su posición. Hombre, no era bajar las latas, pero casi a la zaga. Fue un descenso guapo, guapo, pero guapo de verdad, y además lo hicimos zumbando, todos incluido Capi, se desmelenaron en la bajada. Paco Pil, al final tuvo que resignarse a que el líquido no diera sellado la cubierta y metió la cámara.

Cuando llegamos a los coches, allí ya estaban Fran y Rumanu, el primero tuvo que empujar al otro, literalmente, todo el camino. Habíamos completado entorno a los 26, 27 km. Era incluso temprano, para lo que estamos acostumbrados.

_Charlie ¿Salimos esta tarde? _ me dijo en tono de guasa Capillita ante los pocos kilómetros que habíamos completado.

Fran había tenido un día de perros, a la vista esta, al principio le dio problemas el núcleo, y buena parte del tiempo le estuvo dando por saco. Luego lo metimos por un camino lleno de pinchos, que sí, muy bonito, pero de haberlo sabido se lo hubiera pensado. Para colmo de males pincha y repincha. Cuando se emociona y está disfrutando va y se ostia. Le obligamos a subir por donde él no quería y tal es así que termina subiendo andando y luego empujando a un cañasbike. Fran no es extraño que mientras yo me dedicara a poner de acuerdo al personal para hacernos fotitos de grupo en plan de cachondeo, él se empleara en colocar las bicis en el porta acoplado a su coche, para salir pitando y olvidarse de aquella mañana cuanto antes. Pero hoy no era el día del pobre Fran, así que aquí no terminó la cosa.

El portabicicletas resultó ser todo un ingenio de lo más complicado, colocar las dos corratecs, la suya y la de su cuñado, le llevó un buen rato. Para cuando termina feliz tras el trabajito exclama:

_¡Anda la ostia! La puerta del capó.

Mirando la foto podéis entender a que vino su exclamación.

_Ja, ja, desde luego Fran tu no vuelves a salir con los cañas_ le dijo alguien.

Fran se agachó miro por arriba y por abajo el portabicicletas, e hizo el intento de plegarlo a la inversa. Al levantarse aún tuvo tiempo de golpear la cabeza con el freno de una de las bicicletas.

_No si veras como al final terminó abriéndome la cabeza.

Menudo día. Tanto que será uno de esos que difícilmente se pueden olvidar y que quedan grabados para siempre en la retina.

Las fotos

WEB PLAYER:

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ENLACE DIRECTO:

http://img703.imageshack.us/g/imgp11641jpg.jpg/

3 comentarios:

  1. JODER CARLOS NO SE TE OLVIDA NI UN DETALLE Y DECIRTE KE POCAS COSAS NOS PASA PARA LAS RUTAS KE NOS PEGAMOS Y HACE MUXO TIEMPO KE NO LLEGAMOS A COMPLETAR UNA RUTA PREVISTA, EN FIN ESTE FINDE YA TENEMOS OTRA EN LA KE PENSAR , SUBIDA AL ALGIVER

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  2. buaaaaaaaaaaaa ke pecha de reir me dao hermanos,jajajajajajajajajaja ke bueno ke bueno la cronica tio,te lo juro me estaba riendo en el curro y mi compañero ma dicho ,¿de ke te ries cojones? y yo le respondo, de na de na pisha,si tu supieras las hazañas de los CAÑASBIKES,ke arte Carlos

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  3. jejeje Es que este carlos es un fenomeno... Excelente cronica con todos los pelos y señales jejeejej

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