Si este blog se hubiera titulado
Crónicas de Dani en vez de Charlie, a nadie le hubiera extrañado. Pues además
de haber comentado todas y cada una de las crónicas aquí relatadas, Francisco Daniel, alias Danieolovic, prácticamente
en todas florece como indiscutible protagonista.
Estamos hablando de un ciclista de aspecto germano, aunque de alemán
sólo tiene el envoltorio, por dentro es
cañailla de pura cepa, además de un
barrio castizo. Le gusta más una cervecita que a mí, que ya es decir. Indiscutible
compañero de fatigas, amigo de sus
amigos. Ferviente y apasionado cañasbike. En definitiva, buen tío.
En los años 90, cuando Dani era
un verdadero pibito, se codeó con la
élite provincial en el ciclismo de carretera.
Por eso, si para la mayoría de nosotros la bicicleta significa mucho, tanto
como una forma de vida, en el caso de Dani las dos ruedas adquieren, si cabe,
todavía mayor significado. Una vez me dijo esto “ a este deporte siempre lo ame ,lo
amare y estaré siempre muy unido a él,
ya sea de una forma u otra,"
Cuando les conocí, Dani y Manu
llevaban un tiempo practicando BTT. Ambos en solitario, ya se habían rodado muchos caminos de la
provincia, yo todavía no había salido de las cañadas o del corredor verde dos
Bahías. Era el tiempo de las KTM, la época en la que el tendero de marras hacía las cosas bien.
Ertiti, Tomas, por esas casualidades de
la vida nos reunió en una ruta por el parque natural de las Breñas, fue la
primera vez que salíamos con los cañabike, recuerdo que a Magabe le entró una
enorme fatiga estomacal y tuvo que regresar al poco de la salida, de eso hace
ya casi cuatro años. Desde aquella, los tres continuamos saliendo con el grupo de forma habitual. Y por supuesto, todo lo que
después haría en la bicicleta, lo haya sido de mucha, de poca o de mediocre
importancia, siempre fue junto a estos dos monstruos, Dani y Manu.
Los tres
crecimos en la bicicleta, por descontado yo siempre el último y a remolque,
pero nunca me dejaron atrás, o lo que es lo mismo, nunca me dejaron en la
estacada. Por eso, precisamente, que he
rodado mucho junto a Dani, conozco de primera mano sus enormes cualidades
ciclistas. Sabía que cultivándolas podría llegar a donde quisiera. A los tres siempre nos gustó medirnos en
cicloturistas, carreras e incluso en rallyes. Porque, para nosotros, de eso se
trata, de buscar siempre el límite, para luego darte cuenta de que, gente así, nunca lo encontraremos.
Dani en su juventud había gozado estando en lo más
alto; por eso en todas y cada una de las competiciones que participó de adulto,
le gustaba probarse dándose cabezazos
arriba, cuanto más mejor. Y si no estaba más alto, era porque le faltaba no
sólo entrenamiento, también metodología.
La temporada pasada fueron los
entrenos programados con su binomio, nuestro buen amigo Modesto. Finalizaba
el año con una enorme alegría, el
embarazo de Paola. Así que enormemente motivado buscó tiempo y consejo del
maestro Estrada. Comenzó el año 2012 con
el viento a favor, se convirtió en un alumno totalmente disciplinado, si había que entrenar de noche,
se entrenaba, si antes de que despuntara el sol, pues viendo amanecer en la
burra, si ahora tocaba gimnasio, se hacían las series. Si ahora tocaba Rally en
Trebujena, se iba para allá. Sólo compromisos laborales o lesiones podían
impedir, que acudiera a una de estas
citas. Y siempre, cada vez un peldaño más cerca.
Concluido el primer trimestre del
año, un compañero de trabajo se negó a cambiarle el turno para poder asistir a la
Maratón de Olvera, así que la fecha 29/04/2012 la había grabado a fuego en su
personal calendario a modo de premio de consolación. Era la primera
cicloturista que el Club Ciclista de Conil de la Frontera organizaba y como
quiera la misma anunciaba un tramo libre competitivo, desde un principio Dani
tomo nota del mismo: ¡Allí voy a ir a darme un calentón de los buenos! ¡Me
pienso desquitar por no poder ir a Navalagrulla!
No sé porque, pero entre los
cañasbike la cicloturista de Conil había despertado muy poco interés. Sólo
parecía que iban a asistir Dani y su primo, el sempiterno Vicentini. Pero
cuando quiere, Danielovic, puede llegar a ser muy persuasivo, lo suficiente
como para lograr convencernos a Rafa y a mí para que le acompañáramos en esta
deriva. Debido a la lesión de Vicente
(en la maratón de Puerto Real) su dorsal
fue cedido a Chechu, quien también estaba por la labor de pelearse en el tramo
libre.
Durante toda la semana de la
cicloturista hubo agua y las previsiones para el día clave eran nefastas. Aún
así el calendario estaba tan copado que no existía posibilidad de traslado. La
organización anunciaba que aunque el cielo se cayera sobre sus cabezas la
cicloturista se iba a celebrar. El viernes 27 hubo agua, pero cuatro gotas
comparadas con la tormenta que se desató el sábado. Era imposible que los
caminos pudieran absorber semejante cantidad de agua en unas horas, máxime si
el sol no salía, así que esa fue la tónica de todo el recorrido. Arena, fango,
charcos y más charcos, lluvia e incluso granizo. Lo más adecuado para destrozar
la transmisión de la bici y consumir pastillas de frenos. Pero bueno mal que bien, se fueron vadeando charcos y
casi pantanos, fango por un tubo pegándose no sólo al cuadro, si no también a
la transmisión.
En cabeza se rodaba fuerte, los
de la organización, que dirigían el cotarro, imprimieron un ritmo, suficiente,
para que a las primeras de cambio, se rompiera el pelotón en pedazos. Yo me
dediqué a merodear entre la gente dedicándome a sacarle fotos a conocidos y
desconocidos, estuvieran en cabeza de carrera, en medio o desperdigados. Eso me valió el que me diera más de unos
cuantos calentemos que luego pagaría con creces.
En plena pedanía de “El Colorado”
había que detenerse para el avituallamiento y como punto de reunificación del
grupo. Allí, aparte de comenzar a coger frio, nos hicimos unas cuantas fotos.
Para colmo de males comenzó a chispear. Cuando retomamos el camino, lo hicimos,
la mayoría, enfundados en los chusbasqueros. Cruzamos la nacional por el
subtarreo y nos fueron derivando a una zona de carrileo por detrás de la
Lobita. Allí ya comenzaron a quitárseme las ganas de sacar la cámara. Más de
uno me preguntaba que si ya no sacaba fotos, y literalmente le contestaba… de
fotos estoy hasta… y es que entre el fango y la lluvia no estaba para mucho
cachondeito, pues no en vano, hoy estrenaba casi la transmisión completa de la
burra, y cada vez que le echaba un vistazo se me caía el alma al suelo.
Así hasta que la carrera se
detuvo donde comenzaba el tramo neutralizado. Por casualidad me vi literalmente
en primera fila, codeándome con los que iban a competir. Bernardo y Chechu los
primeros, dispuestos a salir volando, en tercera fila Dani, aparentemente
tranquilo, aunque por dentro estaba que se salía, muy cerca Rafa, dispuesto
también a salir escopetado. Continuaba chispeando, por delante un camino de
albero sembrado de charcos, algunos enormes.
Cuando se dio la salida, la gente
irrumpió esprintando como si la meta estuviera a cien metros. Contagiado del
ambiente salí igual de lanzado. Vino un primer charco y allí nadie se apartó.
Pasamos por encima con semejante ímpetu que se levantaron verdaderas olas. Rápido se formó un grupo que se fue alejando
poco a poco de mi vista. Viendo que no
me valía la pena darme ningún calentón, me fui dejando ir. Poco a poco me
fueron rebasando un goteo de corredores.
El grupo de cabeza ahora se había
divido en dos, y en el primero había no
sólo logrado situarse Dani, también estaba Chechu. En esos momentos todo pasó
por su mente ¡Estoy aquí! ¡Tengo las piernas y el coco para estar aquí! ¡De esta
llego con los máquinas a meta! eso fue lo que se prometió.
Avanzando, uno de los compañeros,
precisamente de Conil, perdió la trazada y terminó reboleandose por el suelo.
Por fortuna sólo moratones. En un segundo grupo Rafa se mantenía y por mucho
que apretaran el ritmo, toda posibilidad de contactar con los escapados resultó
tarea imposible.
La meta se vislumbraba cercana y Dani, allí estaba, codeándose con
el chiclanero Butrón que a duras penas si le llevaba una rueda de ventaja.
Apretó entonces los dientes, se encomendó a todos los santos y santas, en
centésismas de segundo, todo pasó por su
mente y en una pedalada de verdadero esprínter logró su objetivo, el primer de
muchos. Francisco Daniel Gomez Domínguez
había ganado el tramo libre.
Imaginad, vosotros que los conocéis,
el estado de entusiasmo por no decir de éxtasis de nuestro compañero cañasbike.
Ya no importaba nada, no
importaba que nuestras bicicletas
estuvieran hechas una mierda, que nos tuviéramos que bañar en agua fría, que tuviéramos
que esperar una cola interminable para quitarle algo de fango a la pobres
burras. Dani había ganado.
Era la primera vez, desde que un
cañasbike, federado como tal, se subía
al pódium, máxime como vencedor absoluto. Cómo le diría después, eso nadie te
lo podrá quitar, afortunadamente hay calidad en el grupo para que se logren
grandes cosas en el futuro, pero nadie te podrá quitar el mérito de haber sido
el primero. Esto por supuesto con
permiso de nuestro Pichurrin, Chechu cuyos méritos sin duda cuentan, pero dado
que han sido compartidos, cuentan, al menos de otro modo.
Luego llegó el momento de subir
al escenario. Dani estaba tan nervioso que quería que subiéramos con él Rafa y
yo, junto a Javi Morenito no paramos de reírnos hasta que por fin llegó el
momento.
Este es un deporte complicado,
supongo que como todos los deportes. Además es un deporte competitivo y
la mayoría de nosotros lo practicamos de ese modo. El talento se expresa de
diversos modos, a veces no basta con llegar el primero, la autoestima del
ciclista puede verse más que satisfecha demostrando una mayor técnica en su
progresión o por el simple hecho de mantenerse ahí. Lo cierto es que la
competitividad no es sola sana, es la esencia de este deporte. El pique con los
amigos por el simple pique puede convertirse en la razón de ser. Siendo
esto enormemente cierto existen muchas maneras de expresar la competitividad.
Dar el golpe de gracia al que pedalea a tu lado, puede hacerse de una forma
vulgar, algunos en esto, demuestran una pedantería que raya la mala
educación. Sin embargo en Dani nunca advertirás ese comportamiento. El,
cuando pedalea a tu lado, hace las cosas con enorme elegancia. Si tiene que
dejarte atrás, por descontado, lo hace, aunque sea en una salida
dominguera. Pero Dani hace las cosas de semejante modo, que el
intimado no se siente nunca humillado, y eso es así, porque él a diferencia de
otros, no pretende avasallar a nadie. Queda claro que el ciclismo, practicado a
nuestro nivel, no deja de ser un deporte competitivo, pero
también de gestos, y en el caso de Dani, yo sólo se los he visto buenos.
Por fortuna, siendo destacables estas cualidades, dichosamente no
son excepción. Este tipo de gestos siempre se observan en los mejores, me
vienen a la memoria, mucho nombres, pero no voy a nombrar a ninguno, sólo
insistir en que, por fortuna, son muchos.
Dani aquí concluye la crónica de
tu primera victoria, aquí también lo que
ha pretendido ser un pequeño homenaje a tu persona.
Muchísima gracias Carlos,lo acabo de leer con mi mujer tumbaito en la cama y nos hemos emocionado,esa primera foto no sabes el valor ke tiene para mi,la verdad ke yo solo intento estar a la altura de todos ustedes y aportar mi granito en todos los aspectos del ciclismo,ke no solo es pedalear,el coco te lleva el 50% en este deporte y si además compartes lo poco ke sabe uno con ustedes y yo aprendo también de ustedes,es un gustaso Carlos GRACIAS MANO!!!!!!
ResponderEliminarPrecioso homenaje Carlos, he pedaleado poco con el pero lo poco que lo he hecho se ve un gran ciclista y mejor compañero.
ResponderEliminarMerecido homenaje Dani ¡¡¡ Te lo mereces campeón ¡¡¡
ResponderEliminarBonita y emotiva crónica Carlos.....
Salud y pedales....