Libro de Visitas

sábado, 22 de mayo de 2010

CORTES NATURALEZA EXTREMA 2010

Hubo que madrugar más de lo habitual. Habíamos quedado a las 6:30 en V.V., medio dormidos allí nos juntamos los cinco que salíamos de San Fernando. Caras de sueño y cansancio acumulado y sobre todo, pocas ganas de pedalear, a lo sumo, más activo Litri, que se personó con un “pelao” de los que hacen época y que, naturalmente, le había rejuvenecido. Tras un buen palizón de carretera llegamos a Cortes y el sólo hecho de ver bikers montando sus burras fue suficiente para estimular nuestras ganas. Recogemos los dorsales y la propia organización nos da el desayuno, ¡esto pinta muy bien!, fue el comentario general. Nos vestimos de romanos, cremas, masajes y a tirar para la salida y mientras tanto, a emplearse en los estiramientos. Los nervios comienzan a aflorar y así lo reflejan los pulsómetros, estábamos a cien, nunca mejor dicho. En la salida se nos une Antonio (Anquin) con el cual ya habíamos departido antes. Lo de Antonio no tiene desperdicio, había salido de madrugada, tras acabar de currar, y del tirón se fue para Cortes, y ahí no acaba la cosa, tras la carrera, poco más que una ducha y a trabajar de nuevo hasta altas horas de la madrugada. Si ante alguien hay que quitarse el sombrero, sin dudarlo tiene que ser ante gente como Antonio, así que va por ti campeón.

Cuenta atrás, diez, nuevo, ocho,…., y vamonooooooos. Pequeño paseo por el pueblo y a rodar cuesta arriba por asfalto dirección Ubrique.


Hacemos unos cuantos kilómetros que fraccionan el pelotón. Pasa zumbando uno con una bicicleta tipo paseo, de finas ruedas. ¡Vamos a ver cómo le irá a este por los caminos! , fue el pensamiento colectivo de los que lo veíamos pasar. Los cañas también nos disgregamos y viéndolo echamos freno a fin de reagruparnos e intentar hacer el recorrido agrupados.



Cuando por fin dejamos la carretera lo hacemos para internarnos en el bosque por un estrecho camino de continuos promontorios, duro de verdad. Había que rodar muy fino y de uno en uno, así que ya os lo podéis imaginar. La aglomeración causó que nos bajáramos de las bicis de forma inevitable. En un intento desesperado me salí del camino y continué pedaleando entre los pequeños arbustos, pero el sotobosque era imposible de eludir, escuché a Paco diciéndome eso de que por ahí no era y como el resto me resigné a continuar caminando en fila india, Juan me echó esta fotito:

Creo que el “pichurrín” si estuvo lo suficientemente listo y tuvo sobradas piernas, para esquivando al personal tocar cima sentado sobre el sillín. El Chechu, como siempre, no dejará nunca de sorprendernos y de momento siempre es para lo bueno.

Para cuando por fin nos pudimos montar en la bici, comenzamos a darle caña, no a la desesperada, pero sí fuerte. Rebadso al de la bici de paseo, ya había pinchado, pero él como si nada corriendo a la vez que empuja la bici. Veo uno que se había dado un buen leñazo y sigo con cautela pero sin pausa. Cuando nos damos cuenta habíamos perdido a Paco, así que en medio de un hermoso robledal, echamos pie a tierra y lo esperamos. Pasan un montón de bikers entre ellos Anquin, le preguntamos por Paco y nos dice que viene cerca y es cierto al poco asoma sonriente y feliz de que le estuviéramos esperando. Compactado el grupo nos volvemos a emplear nuevamente en adelantar al personal, Chechu y Manu se pierden (de vista) con frecuencia, Litri y yo nos retrasamos un poco y vamos a nuestro ritmo, Paco se nos vuelve a despistar.

Estábamos rodando por sitios realmente fantásticos, senderos que de seguro habían sido diseñados por las bestias más que por el hombre, sendas rodeadas de frondosidad y espesura, la primavera en su esplendor, gracias, sobre todo, al copioso invierno. ¡Qué maravilla! Naturaleza extrema, como reza el cartel de la prueba. Comienzan no sólo las bajadas rápidas por caminos forestales, a ellas se añadan algunas trialeras, tanto para subirlas como bajarlas. A menudo superamos a gente que no puede más y continúan resignados caminando.

Llegamos al primer avituallamiento, gran ambiente, mucha predisposición por parte del personal de la organización, se desvivían por atenderte, rellenaban los bidones, te preguntaban por tus necesidades, ¡total, Lo nunca visto!. Si este comportamiento se repite en ediciones venideras, de la CNX se va a estar hablando durante mucho tiempo.

Esperamos a que llegue Paco y para cuando lo hace le metemos prisa, con el fin de que no se demore en el avituallamiento. Está claro que agradecía el gesto, pero al mismo tiempo lo estábamos agobiando, mientras el reponía fuerzas nosotros nos pusimos a hacernos estas fotitos:

Reiniciada la ruta, la misma, se complica de inmediato con una fuerte y embrollada cuesta. Paco se nos vuelve a distraer, y esta vez lo hace de forma casi definitiva, pues Juan nos comenta que previendo la eventualidad, Paco insistía en que no le esperáramos. Subida complicada donde las haya amenizada con dos enormes venados huyendo de la presencia humana a nuestra izquierda.

Pronto tocó bajar, bajar y bajar todavía más si cabe y luego como es lógico escalar la pendiente más larga de la maratón. Parte de la subida la conocía ya, me la había presentado Sakynet allá por el mes de febrero o tal vez marzo. Sabía que era una cuesta larga, pesada, pero nada más, pues la misma transcurría por un camino forestal con buen firme. El problema es que a nosotros nos desviaron por un certificado camino de cabras, un pedregal ciertamente dificultoso de escalar y así estuvimos trepando durante un montón de kilómetros. Manu y Chechu se volvieron a adelantar, Litri se bajó a estirar un poco las piernas y yo me quedé en medio a duras penas encima de la bici. ¡Dios mío! Qué lejos está la cima y lo jodido es que la misma se veía a lo lejos coronada por una enorme torre de comunicaciones. En un repecho abrupto iba tan cortito que no pude esquivar un obstáculo, ni quitar, a tiempo el pedal. Total que caí a plomo sobre el costado derecho. Uno de la organización que iba en moto, se me acercó de inmediato, pero antes estaba yo de pié y encima de nuevo en la bici. ¡Espera que te voy a hacer una foto! Me dijo el motero con la misma amabilidad que el resto de sus compañeros organizadores. Todo lo que hubo que subir tocaba ahora de descenso, así hasta el segundo avituallamiento, donde pronto nos reunimos los cuatro, lo curioso fue como al cabo de unos pocos minutos apareció Paco como una exhalación ¡Qué alegría! Tanta que nos pusimos a echarnos fotitos de recuerdo:

Tocaba ahora decidir si hacer la ruta corta, 60 km o la larga 75 km, intentamos convencer a Paco para que se viniera con nosotros a la larga, pero fue en vano y tal vez hizo bien, pues a partir de aquí sí que se enrareció la ruta.

Nada más comenzar el descenso, dos de la organización que suben y nos advierten que el terreno está muy peligroso, que extremáramos la precaución. También vemos a dos con dorsales que hacen el camino a la inversa. ¡Que vais al revés! Les digo. Si, si, lo sabemos, contestan. Estaba claro que se había arrepentido de hacer la ruta larga, todavía estaban a tiempo.

No me acuerdo muy bien si fue aquí, antes o después, lo cierto es que nos encontramos con una chica que había partido cadena. Estaba deshaciendo el camino andando, cuando Manu, sin pensárselo dos veces se bajó de la bici, pidió herramientas y se puso manos a la obra. La chica alucinaba, no nos había pedido nada y en un santiamén le habíamos dejado operativa la cadena y bien engrasada. Al final no supo si agradecérnoslo o no, pues ya se había hecho a la idea de regresar y hacer la ruta corta. Mentira, la chica quedó deslumbraba de tanta cortesía y así nos lo demostró en meta. Es que los cañas somos unos auténticos caballeros, bueno algunos más que otros, que de todo tiene que haber en la viña del Señor, ja, ja, ja…


Aquello sí que fue un descenso de los buenos, las rodadas eran enormes, las piedras por todos lados, varías veces había que cruzar riachuelos sin saber si te ibas a quedar clavado o no. Como era de esperar, Manu y Chechu se nos aventajaron pero curiosamente Juan y yo, no nos acobardamos, y también bajamos a buen ritmo, el suficiente ¡Pa vernos matao! ¿Qué no Litri? Yo iba ciego y pegando aullidos por las explosiones de adrenalina. Cuando llegamos al final, allí en medio de la espesura una ambulancia del 112 premonitoriamente situada. Algo les dije, pero no me acuerdo que, eso sí, recuerdo me que miraron sonriendo.


Luego tocó nuevamente subir y también por un sitio conocido, una jodida trialera también coincidente, con la cicloturista de Ubrique, aquella vez la remonté sin problemas, pues sólo llevaba en la piernas una veintena de kilómetros, pero ahora, la ruta se me estaba empachando, así que para cuando Litri dijo, yo me bajo, fue todo un respiro el poder hacerle compañía y continuar la subida caminando. Por cierto, al bajar me di cuenta de que llevaba un radio de la trasera suelto, no era para menos, pensé.

Ahora sube y baja por zonas, algunas conocidas, yo sigo con la pesadez de seso, y Manu que me dice: Where is the limit? Es tu coco Charlie. Coco o no tiro de un gel que llevaba en el maillot, le pego un buen sorbo y algo me anima. Volvemos a descender por sitios esplendidos, sobre todo por lo peligroso. Manu y Chechu bajan a velocidad de infarto, más de una vez se las ven y se las desean y aún así continúan adelantando a todo el que se les pone a tiro tal si fueran ferraris, estos dos si que se estaban dando continuos baños de adrenalina. Algunos como yo, por mucho entreno que nos peguemos, nunca podremos bajar como ellos, y es que hay cosas para que independientemente de tener coco o no, se vale o no se vale.

Llegamos al tercer y último avituallamiento, allí nos encontramos con gente que estaba haciendo la ruta corta, entre ellos Anquin; como siempre el personal de la organización, era cuanto menos sorprendente; en vez de darle las gracias nosotros a ellos, lo hacían a la inversa, la verdad que se nos hizo un poco raro.

Quedaban 4 km de subida y luego dejarse caer hasta Cortes. A continuación de tanto tute, la verdad esa cuestecita era lo más parecido a una putada. Santos y Manu se me perdieron del modo habitual y Litri que iba un poco tocado se quedó atrás. Permanecí subiendo en tierra de nadie y al frente un biker transitando y empujando su burra, cuando llego a su vera le digo algo y ¡Ostia! ¡Si es Quique progresando con su usada BH, alucinante! No sé de donde pero saco fuerzas y meto plato mediano y consigo mantener el desarrollo hasta pillar a Manu y Chechu. Medio en broma medio en serio, me echan en cara el gel que me había tomado antes. Cuando llegamos arriba, nos detenemos a esperar a Juan. Pero a Litri se le había atragantado algo, tal vez la propia ruta y no daba avanzado. Llegaron Quique y Antonio, y a ambos les invitamos a entrar juntos en la meta, poco después llegó Juan junto a un argentino amigo de Antonio, que estaba decidido a entrar el último en la meta.

Todos juntos y por carretera comenzamos el descenso, cuando el terreno se equilibró salí zumbado y me puse a tirar sin mirar para detrás, cuando me di cuenta había disgregado el grupo y dejado atrás a Quique, Antonio y a su colega argentino. No veáis la que me cayó encima ¡Ahora vas a pegar un palo!¿ No estabas diciendo de entrar todos juntos?¡Verás la que te va a caer en el foro! Otro que cose para la calle… y así hasta lograr me sintiera profundamente culpable, por lo que regresé sobre mis pasos en busca de los compis que por fortuna ya se dejaron ver. Pero antes de entrar en meta hubo que emplearse a fondo subiendo una cuestecita corta pero de plato pequeño. Arriba estaba Paco, totalmente aseado, sin parar de darnos gritos de ánimo, parecía como si se hubiera multiplicado por diez, se escuchaba por todos lados y la gente mientras tanto aplaudiendo y el haciendo fotos. Luego ya arriba y reagrupados nos dispusimos a entrar de esta guisa en meta:


Después las consabidas fotitos, los abrazos y felicitaciones, las cervecitas y un buen vituperio amenizado con una simpática entrega de trofeos, sobre todo por el arte del maestro de ceremonias.

Total al final un día que empezamos con pocas ganas y al final, la sensación de haber participado en una de las cicloturistas/maratón más extraordinarias que se puedan hacer. Para todos, incluidos los participantes un 10, bueno para mí un 5, que todavía no me olvido de que estuve a punto de comenzar a coser para la calle ¿Eh Manu?

PD: El de la bici de paseo hizo casi todo el camino corriendo, tanto mérito tuvo el tío que hasta le dieron un trofeo extra. Cuando nos fuimos nos saludamos con el paisano y el mismo pronosticó: ya nos veremos por ahí en otra carrera, en Ronda o en donde sea. Alguien de los nuestros le contestó: pero que sea con una bici de montaña ¡Pisha!


Video cortesía del Club Ciclista de Cazalla de la Sierra


3 comentarios:

  1. Muy buena crónica, de camino te he pillado dos o tres fotos que habría hecho alguien de la organización que no las tenía, muy chulas por cierto.

    Te ha quedado muy bonita.Como es de preveer en todas.
    Con las crónicas a parte de distraernos y que no caigan en el olvido estamos cogiendo un vocabulario a tu costa que no veas muchachooooouuu!

    Un abrazo.. aiii ese geell que te tomaste...!!!

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  2. Desde la Organización de la CNX solo agradeceros el respeto y compañerismos del que vuestro grupo hace gala. Un saludo desde Cortes de la Frontera y esperando teneros en la próxima CNX, por cierto el argentino de la bici de paseo prometió volver el año que viene, así que será otra atracción más.

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  3. Muy buena crónica! y al igual que mi compañero el pájaro del agua muchas gracias por vuestra participación y os esperamos el año que viene en una nueva edición de esta recien nacida CNX!!

    Salu2!!

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