Libro de Visitas

sábado, 8 de mayo de 2010

102 la Sufrida


Don Francisco, 2º en su categoría de la ruta corta y eso que se perdió e hizo diez kilometros de más.


ELitri entrando en meta.

Tengo que empezar la crónica con las mismas palabras de agradecimiento a mis compañeros y hermanos de fatiga con las que comenté, en el foro, mis primeras impresiones tras la carrera.

Cuando mis hermanos, el Manu alias Rumanu, el Dani alias Danielobic y el Chechu alias Jose de Santos se empeñaron el viernes en que hiciéramos la sufrida los cuatro juntos, lo que os cuente a partir de ahí, ya os lo podéis imaginar. Los cuatro entramos abrazados en la meta, la gente aplaudiendo y nosotros emocionados, no nos quitamos las gafas, porque nos emocionamos de verdad, todavía se me ponen los vellos de punta recordándolo.

Ha sido la ostia, todo un lujo, todo un detalle, todo lo que diga es poco, haber completado la sufrida los cuatro. Sobre todo porque para mí ha sido una auténtica sufrida total. Más dura que los habituales 101, con más desnivel, con más bajadas y subidas técnicas. Muchos peros a la organización, todos y más, sólo se salvan los continuos avituallamientos, que tenían de todo y en cantidad, y una preciosidad de prominente pecho que en un cruce no paraba de mover la bandera indicando que girara a la derecha, con el consiguiente bamboleo de las susodichas.

Desde el día anterior estábamos nerviosos, algunos desde mucho antes, ya por fin en Ronda en la víspera, no encontramos mejor medio para calmarnos que tomando las habituales y sabrosas cervecitas ¡Vamos! Por hacer hicimos todo lo cotraindicado en los previos a una carrera, pero es que algunos cañas queremos estar en el plato y en la tajá (nunca mejor dicho). Al final acabamos con un juramento, donde sólo faltó el sellado sanguíneo ¡Ves los amigos que tengo! Le dije admirado a mi mujer mientras cenábamos y antes de que nos inmortalizara en esta foto:



Alguno más traspuesto que otro y ya casi de madrugada, Dani, Manu y Chechu se fueron para Montejaque donde tenían una casa alquilada, mientras, yo me quedé en un hotelito de Ronda. Cuando llegué al hotel y me vieron entrar con la bici, la recepcionista me dijo muy dispuesta: Por favor, las bicis aquí. Y me llevó hasta un garaje donde había muchos tiestos y dos topbike churretosas, se traslucía la luz de la calle. ¡Escucha! –le dije- que esta monada ronda los 0.000,00 lereles ¿Estas segura de que la deje aquí?¿Te haces responsable? La chica debió asustarse, dijo tener también una orbea, pero más baratita- Mejor se la lleva usted a la habitación- Pues mejor que sí.

En Montejaque los otros tres ya os podéis imaginar el cachondeo que se montaron, de cualquier modo eso no impidió que el Dani estuviera en planta y vestido de romano a las siete en punto y por supuesto arengando a los otros para que no se les fuera a echar el tiempo encima. A fin de cuentas para la salida de la carrera sólo faltaban tres horas, era a las 10:00 A.M., ja,ja,ja,…,.ja. Ni que decir tiene que para cuando llegué a Montejaque ya estaban los tres más que plenamente operativos y dando paseítos por entre el gentío de ciclistas y curiosos. –No veas la que me han dado estos dos –me comentó el pichurrin- hasta friegas se han estado dando. Me lo puedo imaginar. XD.



Hacía fresquito, no tanto como por la noche, pero suficiente como para que bajo el maillot agradeciera tener puesto una camiseta de las que abrigan, braga al cuello y manguitos. Eso yo, porque mis tres colegas iban casi a pelo, por eso estuvimos de aquí para allá buscando el solecito mañanero tal si fuéramos lagartijas. Vimos y saludamos a Javi de Velobike, charlamos un rato con Grego de los Figuras, que decía estar pachucho de la garganta y también a Pedro Iglesias, que venía a vernos a todos hacer la carrera. Pronto se nos unieron Juan (Elitri) y Paco Sainz que venían dispuestos a completar con éxito el recorrido corto de la sufrida. Se les veía fuertes y más que animados. Total tanta vida social hicimos que cuando tiramos para la plaza desde donde tocaba salir, llegamos casi de los últimos. Al fondo se escuchaba un discurso, pero no se entendía ni papa, hacía rato que ya habían dado las 10:00, el rumor de desagrado fue creciendo, pero luego sonó un toque de corneta y se hizo el silencio, al acabar griterío de emoción ¡Vaaaamonoooooos!


En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en Benaoján y luego más descenso hacia la estación. Bordeando el rio el grupo que se detiene en masa, un enorme parón. –Es que adelante el camino se estrecha un montón- comenta uno. – Y claro tenemos que pasar de uno en uno – dijo otro-. –Pues empezamos bien ¡vaya organización! – comentó un tercero. Por una cosa o por otra, estuvimos allí parados, avanzando tal que en plena caravana Chiclanera, que se yo, pero sin duda mucho tiempo. Para cuando llegamos al motivo del atraso, los cañas no salíamos de nuestro asombro, ni camino estrecho ni puñetas, se trataba de un simple charco, grande, fangoso, pero nada más que eso. A estos melindrosos los hubiera yo metido en las cañadas en cualquier día del mes de marzo. De cualquier modo ya que estábamos en esta tesitura tampoco era para a hacernos los gallitos, así que como el resto nos echamos la bici al hombro y con cautela fuimos serpenteando el flanco derecho del charco. Tanta precaución, al menos a mí, no me sirvió de nada, pues resbalé y al final metí el pié izquierdo en el lodo hasta la pantorrilla -¡Me cago en la …! Ja, ja, ja,…, se escuchó por delante y por detrás.

Litri y Paco pasaron el charco mucho antes que nosotros, estuvieron más finos, y a estas alturas ni se les veía el pelo. Vino después una cuesta de las buenas de verdad, larga y con tramos técnicos, así hasta llegar a Ronda. Eran muchos, tal vez demasiados, los que echaban el pie a tierra. Todavía no habíamos ni completado ni 10 km, pero la gente estaba acostumbrada a los 101 y no se esperaban que tan pronto comenzaran las complicaciones. Nos cruzamos con un tándem, el mismo que minutos antes habíamos visto en la salida, oigo como el de atrás comenta al compañero antes de atacar un pronunciado repecho _¿Qué hacemos? Preguntó en clara alusión a si se bajaban o no de la bici.- ¡Intentarlo! _contestó el otro_ si no, nos vamos a desmoralizar muy pronto. Los dejamos subiendo, no sé como terminarían, pero sin duda demostraban tener mucho coraje.





A estas, y con tanta subida, a mí ya me sobraba toda la ropa de abrigo que me había puesto, no veía el momento de quitármela de encima. Ya en Ronda nos paramos en el primer avituallamiento ( en realidad nos paramos en este y en todos los seis siguientes y en todos echamos un buen rato, muestra inequívoca del como nos habíamos planteado la carrera) en el había de todo y en cantidad, hasta un enorme bidón de carbohidratos de buena marca. Luego bajada rápida por el pueblo hasta la puerta de Almocabar, allí estaba mi niña para hacerme esta foto. ¡Qué emoción!


De paso aproveché para emplumarle a mi mujer la ropa que me sobraba, más paseo por Ronda, bajada peligrosa y luego a bordear la ciudad por sus murallas milenarias ¡Qué bonito hijo! Exclamó Dani.


Atrás Ronda, el recorrido continuó por un descenso (mitad trialera, mitad camino) de los que le gustan a los compis del lado oscuro. La verdad, las pasadas lluvias habían dejado más que surcos, además la hierba estaba alta y engañaba la trazada correcta. De cualquier modo yo iba sorprendentemente tranquilo y a buen ritmo, eso sí, lejos de mis colegas. De golpe un parón, casi de clavar la bici. -¿Qué pasa? Pregunté . _ Uno, que se ha caído. Cuanto me tocó pasar un ciclista permanecía muy serio sentado en el suelo y otros rodeándolo _ ¿Qué ha pasado? Le pregunté a uno que estaba de pié. _ El hombro que se le ha salido. _¡Uf! Que mal rollo _dije para mí._ Suerte campeón _ fue lo único que se me ocurrió decirle antes de continuar el descenso, ahora con más precaución. Muchos viendo el panorama, continuaron la bajada caminando, a alguno le oí decir eso que era autónomo y la típica cantinela que tanto yo como Guille decimos siempre, la de que los autónomos no podemos permitirnos darnos de baja. Continué y parado con una ropa amarillo chillón me saludó uno que decía ser de San Fernando _ ¡Bueno de la Isla no, soy de ….(no me acuerdo) pero llevó cuarenta y tantos años viviendo allí, así que como si lo fuera. Yo he salido con alguno de ustedes y … El paisano sin duda tenía ganas de hablar, pero yo no estaba para detenerme, así que casi lo dejé con la palabra en la boca.

Ahora vino algo de sube y baja, que no nos impidió que fueramos zumbados, el objetivo, pillar a Juan y a Paco y al menos rodar unos cuantos kilómetros juntos antes de que se desdoblaran los recorridos. Ahora el terreno nos permitía coger buen ritmo, íbamos adelantando en grupo a uno tras otro, la gente nos miraba alucinados como diciendo ¡Y estos cuatro!¡De qué van! Km 27 tocaba sacar el pasaporte para sellarlo y luego pasar por este túnel, nada que ver, por supuesto, con los de la vía verde:




Al rato llegamos al pueblo de Arriate, poca gente por las calles, en el avituallamiento aparece Luis Molina, Inmolinan como le dijo Dani. Comenta que había salido de Montejaque literalmente el último y que estaba haciendo la ruta con su primo. Unos espectadores nos animaban y aplaudían, decían ser de Cádiz capital y a falta de animar a los Montanbay se emplearon en alentar a sus vecinos cañas. Al punto vino una cuesta dilatada y áspera, otra vez muchos, los veías caminando y empujando cansinamente sus bicicletas. Dani y Chechu, siempre en cabeza tirando como nos tienen acostumbrados, con ese rodar fácil que tienen ambos, Rumanu un poco más separado, pero también empleándose sin problemas y poniendo su rueda a tiro para que intentara seguir su rebufo, por supuesto yo el último, pretendiendo por todos los medios no hacerles perder mucho tiempo. Los jóvenes llegan los primeros al vértice de las Salinas y logran pillar a Litri que había tenido la mala fortuna de pinchar, Paco, le había tomado la delantera. En la cima se despliega la carrera, Juan tira para la izquierda y los otros esperan a que lleguemos el Manu y yo, para una vez juntos tirar camino de los 102. Volvemos a coger buen ritmo, pero rápido comienza a declinarse el terreno de forma prominente y en consecuencia se me despistan los colegas, en cambio aparece por detrás Luis que en un repecho me pregunta por las pulsaciones _Ni idea_ le contesto_ pero seguro que van disparadas, ja,ja,ja…


En una cuesta observo a un ciclista con una colorida equipación , en el culote destacaba la propaganda de un tal taller Pantoja, pero lo realmente llamativo eran sus dos dorsales a la espalda, con diferentes numeraciones, uno, correspondiente a los 102 y otro a los 130. Dani le preguntó por el motivo, y él le contestó que uno de los dorsales era de su amigo fallecido en fecha reciente. ¡Menudo homenaje!

Luego vino algo de llaneo y largas bajadas, en una de ellas Manu, entre la velocidad y los botes pierde el bidón, regresa a buscarlo, Dani y yo le esperamos y Luis nos vuelve a superar. Otra vez reagrupados los cuatro nos ponemos manos a la obra, plantamos el máximo desarrollo, a volar y a superar a todo el que se nos pusiera en el punto de mira. Me puse el primero para marcar mi ritmo, ¡pa qué! Me adelantan los tres, Santos tirando como un verraco, ponte a rueda me dice el Manu.¡Coño ¡ ¿Pero aonde vamos pishas! Volvemos a rebasar a Luis y al primo. Le escuché decir a lo lejos _¡Pero a donde vais! ¡qué os quedan más de 50 km ¡ Pero nosotros como si nada. En una cuesta adelantamos a un grupo, entre ellos uno que llevaba la equipación de invierno de Lapierre, la misma que tiene Güi, le pregunté en broma si no tenía calor, y el, muy serio me contesta _ Depende_ No le debió gustar el comentario, y así de escueta fue la conversación, aunque una cosa si os puedo asegurar, de tanto abrigo el tío las debía estar pasando canutas.


Tanto rodar irregular comienza a notarse en las piernas y siento un leve aviso, aún así no le presto la debida importancia. Entramos en Alcalá del Valle y son los vecinos quienes nos indican el camino, íbamos a salir del pueblo, pero el grueso del pelotón que se había formado se vuelve a meter dentro en una pronunciada cuesta. Un niño nos dice que por ahí no es, que para abajo, el grupo desconfía del niño, pues tenía aspecto de gamberrillo, nosotros los primeros, de hecho Manu me comenta _ ¡Yo de chico era igual! Así que todos seguimos subiendo sin hacerle caso. El niño que insiste _¡A mi me da igual, pero por ahí no es!_ y se va. Al final alguien debió de hacerle caso o simplemente conocía el camino, cogimos por donde insitía el renacuajo y efectivamente al poco vimos una señal de "intersport" indicando que íbamos bien. Menudo desastre las indicaciones.

Pasamos la vía del tren, una bajada pronunciada y brusco cambio de recorrido, una trialera a la izquierda. La inicio con desarrollo incorrecto y pierdo la pedaleda, miro hacia arriba y veo que todos la suben caminando a excepción de los mios. Me doy la vuelta regreso al inicio de la cuesta, meto plato chico, saco pundonor y le digo a la niña de la banderita _ Esto lo subo yo_ ¡Paso! ¡Qué voy!¡Perdón! ¡Qué voy por tu izquierda! Y la gente animándome y arriba Rumanu a arengarme ¡Bien Carlos, bien! Una piedra me detuvo a unos metros de completar la rampa. Aún así ¡ de p… madre!

Para cuando llegamos a Torre Alháquime, en el avituallamiento estaban esperando a que pasáramos unos amigos míos, Silvia y Carmelo, le pido al de la organización réflex, me lo hecho en la trasera de las piernas y Silvia me da un buen masaje en ambas cachas. Llegan Luis y su primo y a penas si se detienen, sólo lo justo para sellar los pasaportes. Salimos tras ellos y a nada nos topamos con dos Figuras, nos hacemos unas fotos , algo de charla y a lo lejos que se vislumbra el comienzo de la cuesta de Setenil.


Siento un inesperado bloqueo en ambas piernas, casi me caigo de la bici, a duras penas me detengo, flexiono la rodilla hacia dentro ¡Ay, ay, ay…!¡Illo, illo,…., el Carlos! Paran ahora los cinco.

En todas las carreras y cicloturistas en las que he participado, sobre todo en las primeras, siempre he visto gente rabiando de dolor por este motivo, pero a fin de cuentas, siempre les sucedía a los demás no a mí; y ahora, sin embargo me veía en tan desagradable tesitura y por fortuna no estaba sólo. Al ser una sensación inédita no tenía muy claro que hacer. Gracias a Dios Manu y su experiencia sí. _Tumbate en el suelo _ dijo de inmediato _ tú _ dirigiéndose a Santos _ Mantenle la pierna tensa y él, mientras tanto, a empujarme la contraria hasta lograr que el músculo femoral volviera a su posición original. La maniobra sin duda dolía, y lo hacía bastante. ¡Ira, ira, si se le ven hasta los empastes!




Dada la situación podrías pensar que me desanimé, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Mientras Manu empujaba, a mí tanto me daba por quejarme como por arrancar con una carcajada. Ahora todos los que habíamos rebasando, con parsimonia nos iban sobrepasando, también nos dejaron los Figuras que continuaron el camino a su ritmo. Tras un buen rato de buenos cuidados, la cura resultó ser “Mano de Santo” , para cuando me subí en la bici todo pareció volver a su cauce. Ahora bien, nada de mover desarrollos a los que estoy tan mal acostumbrado _ Cadencia Carlos ¡No metas plato! Qué te estamos viendo _ los tres no dejaron de controlarme durante el resto del camino. Así me hice la cuesta de Setenil, la más larga del recorrido y con bastantes tramos complicados, aunque no por ello eché el pié a tierra, sólo cuando no quedaba más remedio, pues de nuevo las lluvias y las correntías habían logrado convertir ciertas zonas en impracticables.

En la cuesta nos cruzamos con un biker con la pierna izquierda ortopédica. Iba caminando y su movimiento de cadera en la cuesta se advertía harto complicado. _¿Cómo va eso? _ Ya ves _ me contesta_ Cuando lo rebaso, profundamente admirado, le digo _ Cuádruple mérito campeón. Me contestó con un simple gracias. Os puedo garantizar que me quedé muy corto en cuantificar su mérito.

Avistado Setenil, la bajada la hicimos como siempre, véase a toda pastilla, tanta que Chechu emocionado en vez de continuar bajando, en una curva siguió recto y los tres detrás. Desde una casa una mujer nos grita _¡Muchachos que por ahí no es! Ya en el avituallamiento nos detuvimos un buen rato y de paso nos hicimos esta foto:


Venía ahora la ruta de los bandolores, yo me la imagina el paisaje al estilo del Torcal de Antequera, y así se los comenté a Rumanu, pero nada más lejos de la realidad. Era una zona con un poco de todo, con mucho olivar de por medio, y vegetación variopinta después, hubo hasta que cruzar un río, yo que pasé el primero me quedé clavado en medio y terminé anclado mojándome la pierna entera. Ni que decir tiene que mis tres guardaespaldas lo franquearon sin problemas.




Así hasta el km 81, el avituallamiento que además de lo ordinario tenía hasta sandwichs. Allí nos topamos con la representación en la carrera de los Domigueros en bici, dos solamente. Los saludo pues hacía tiempo, rodé un par de veces con ellos, buena gente de verdad, del tipo Rompecuestas, pero no me conocieron. A partir de ahí tocó descender, pero no de repente, mientras hubo que pasar por sitios complicados y por tanto forzar esas piernas, que a estas alturas las cuidaba como si fueran de cristal. Nos cruzamos con una pareja que estaban haciendo los 60 Km, ambos llevaban unas monturas de escándalo Cannodale. Tras escucharlos Chechu les dice _ Ustedes no sois de aquí_ Por el acento estaba claro que no lo eran. Inmediatamente nos metimos en un paraje que parecía sacado de la mismísima casa de la pradera. La hierba altísima, el sol de frente y resplandeciente, diablillos volando por todos lados, cuando me dí cuenta estaba cantando esto de _ Abuelito dime tu… _El paisaje idílico continuó, pero ahora se convirtió en angosto camino y subida complicada. Una enorme raíz se me presentó en medio, forcé las piernas lo suficiente como para sentir el ¡crash! Otra vez el músculo bloqueado _ ¡Manu! _ gritaba_ ¡Hazme un apaño! Todo esto en medio de un camino estrecho, donde a duras penas pasaba una bicicleta, así que os ruego os hagáis la oportuna composición de lugar. Yo otra vez gritando de dolor y entre tanto venga a descojonarme de risa, pasa la pareja de los de las cannondale y se sonríen simplemente, llegan los Domingueros y estos que son de Chiclana se muestran mucho más expresivos _ ¡Illo, cualquiera que pase por aquí pensaría que estáis haciendo cualquier cosa…de esas...! Ja, ja, ja…., y no era para menos, yo tumbado en el suelo, el dorso metido en una grieta, las piernas estiradas hacia arriba, Manu empujándolas, yo gritando ¡Ay, ay! ¡Illo qué duele, no empujes tanto! ¡Despacio! _Total de coña. Uno de los domingueros sacó de réflex y me lo aplicó, algo de masaje y otra vez operativo. Volvimos a recuperar ritmo e incluso adelantamos a alguno y mientras tanto a uno de los Domingueros le vino a la memoria un recuerdo y me pregunta _ ¿Tú eres el del Volvo? _ El mismo, ahora te acuerdas (de aquella yo iba hasta el Meadero de la Reina en coche). Rodamos juntos durante un buen rato. Luego descenso ahora pronunciado de manera espectacular, como para hacerlo a la inversa. Habían pasado poco más de 10 km y un último avituallamiento en el cómo no, también nos detuvimos, esta vez sólo para pillar algo de bebida energética. A partir de ahí comienza el terreno poco a poco a inclinarse, y se va advirtiendo la famosa subida a la ermita. Tras el paso a nivel a los pies del Mures “charsssss” nuevo bloqueo del bíceps femoral. Sin dudarlo me bajo de la bici y me pongo a caminar con el fin de lograr estirar el músculo de esta guisa que es lo que debí hacer desde un principio _ Te esperamos arriba_ me dijo Dani. Caminando me sobrepasa el que iba más fuerte de los domingueros y al cabo de unos minutos su colega, que iba un poco más flojo. La pendiente comienza a crecer y tampoco es que fueran muy grandes las distancias entre los seis. Recuperado, me subo en la bici y pedalada a pedalada logro pillar al último Dominguero, lo rebaso y en la contrapendiente escucho a Dani, Chechu y Rumanu decirme de todo. Me animo y despacio le voy ganando metros al último chiclanero, eso sí, pierdo de vista a los cañas, cuando la pendiente se hace insoportable el primer Dominguero baja de la bici, llego a su altura y me dice que se queda a esperar al colega para hacer la subida juntos, yo sigo, pero sólo unos metros, decidí que no valía la pena escoñarme de nuevo así que inclino por terminar la subida empujando la burra.

Que os puedo decir que hayáis vivido, escuchado, visto o leído ya de la cuesta de la ermita, sobre todo cuando la misma se presenta tras ciclar más de 95 km. Horrible, sencillamente horroroso, que insoportable.

No me puedo explicar cómo mis compañeros la completaron íntegramente subidos en la bici, menudos animalitos están hechos. Yo caminando o arrastrando los pies divisé a lo lejos a otro caminante, me propuse pillarlo, pero mi sorpresa fue escuchar ruido tras de mí y ver que el pillado lo iba a ser yo, y también por uno que iba a pie, pero a un rito impresionante, talmente parecía nuestro Pablo, por el dorsal advierto que estaba haciendo los 130. No sé cómo, pero aún así logro pillar y rebasar al ciclista andante al que le había echado el ojo. Para cuando la pendiente me lo permitió volví a subirme en la bici, pasé por una pequeña granja y me introduje en una meseta idílica con la jodida ermita al fondo y en ella mis tres hermanos cañas volviendo a gritarme de todo.




Ya sólo quedaban unos kilómetros, pero antes hubo que descender por una complicada bajada en forma de zig-zag; si no estabas fino en la curva, podías terminar despeñado. Abajo sobre la muralla del cementerio estaban los míos, entre ellos mi cuñado Manolo que se había agenciado un trozo de plástico a modo de corneta para amplificar sus chillidos de ánimo.







Por fin llegamos y lo hicimos como nos lo habíamos prometido, los cuatro juntos. Tuve que sentir algo de euforia, pues ya en las calles de Montejaque fui el primero en adelantarme _ Ahora te vas a poner a tirar pisha _ me dijo Manu_ Es cierto, perdonadme.

Paseito triunfal por el puebo y algún grito de ánimo y al fondo la meta. Subidón total, vellos erizados y todos entrando abrazados en meta.

¡Qué bien trabajao …..!







Luego tocó asearse, recoger los regalos y recuperar las fuerzas y también la capacidad de raciocinio, pues al menos yo, la debí perder por el camino, no en vano le discutí a Manu a la hora de pagar la equipación de los 102 que 25 + 30 eran sin duda 60 € ¡Qué le vamos a hacer!


En la plaza del pueblo nos agenciamos primero, nuestro platito de callos y después nuestro bocata de morcilla, cervecitas yo me pedí dos del tirón. Aparece Gregorio y nos cuenta las hazañas de los Figuras , Luis 3º de la general y el 5º y 2º de su categoría. Y eso que Luis rompió dos veces la cadena y Grego, ya sabéis, estaba pillado de la garganta. Tras el ágape nos juntamos con ellos y pasamos un excelente rato con su, siempre, excelente buen humor y compañía.

Lo de la "Giri" en medio de los Figuras tiene su explicación pero eso ya es otra historia, os la contaré otro día que si no, esto va a quedar demasiado largo.




4 comentarios:

  1. espera charlie voy a respirar ke nama ke leyendolo otra vez toy cansao,jejejejejeje,tienes una memoria der copon tio no se te ha olvidao na y esta cronica me la guardo muy adentro mano,gracias a los tres campeones

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  2. fenomenal carlos ,la vuelvo a vivir y me vuelvo a emocionar ,volveria ha hacerla otra vez mañana mismo con ustedes tres ,jamas la olvidare y hay ke vivirla para saber de ke hablamos

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  3. Nunca mejor dicho Dani, "esta crónica me la guardo muy adentro" y Rumanu, sin duda volvería a hacerla mañana mismo con ustedes tres.

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  4. Cronicazo Carlos impresionante!
    Te he leido cuando por fin he tenido tiempo tio!
    Nada mas empezar a leerla los bellos de punta coññññ......
    En fin amonos a hacerla otra vez yaaaaa!
    Im pre sionante!!

    PD: Esa guiriiiiiiiiiiiiiiiiiii!! aaaaaaaaaaai

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