Libro de Visitas

sábado, 20 de marzo de 2010

IV DESAFIO BTT AZNALCOLLAR


CRONICA DEL IV DESAFIO BTT AZNALCOLLAR

A pesar de que nos juntamos, entre cañas y montanbay, un buen puñado de bikers, lo cierto rodé casi siempre sólo, por lo que también sólo os puedo contar mi experiencia. Así que esta es mi crónica.
En el cajón de salida por los Cañas Dani, Santos y yo, Rafa, Guille, Nacho, Jose Mª, Angelito, Javi y Juan por los Montanbay, un par de ellos más y se llevan el premio al club más numeroso.
Ahí van unas fotos de cuando nos pusimos en la cola para obtener nuestros dorsales:


Ya en cajón vimos en medio a Dani, que se coló entre los que tenían licencia federativa competitiva.

La salida un autentico coñazo, como ya os ha comentado Angelito en su crónica del foro, la misma se demoró media hora.

A partir de ahí paseíto por el pueblo donde nos hicieron muchas fotos fotos. Si querias verlas pinchar en el siguiente enlace:

http://www.foromtb.com/showthread.php?t=209662&page=2503

Los Montabay, que salieron en cola aprovecharon para que les hicieran todo un reportaje:

Cuando dieron la salida de verdad, todos escopetados como siempre, al benjamín sólo le pude seguir la rueda los ochos primeros kilómetros, en una bajada desconectamos y hasta la meta no le volví a ver el pelo. A partir de ahí 20 kms de autentico sin vivir, un verdadero rompepiernas, tanto metías el plato grande, como a las primeras de cambio te veías metiendo el plato pequeño y hasta un 34 de piñón. Venga a subir, venga a bajar y venga a pedalear por laderas que como no estuvieras atento resbalabas por ella, ¡Uf! ¡Qué jodido y que fuerte! El corazón estaba a punto de salirme por la boca y tan sólo había completado un cuarto de la ruta. Delante llevaba a Santos, Dani y Rafa, por descontado, que ni de lejos se les veía el pelo, lo mismo que al resto, que los suponía por detrás.
En una subida escucho los comentarios de unos compañeros: _ Esto es como la Sierra Morena pero sin verde_ dijo uno. Cazorla, me parece a mí, le contestó el otro, pero sin árboles. Me cruzo con uno con la equipación de rinorojo, no lo conozco pero lo saludamos y nos cruzamos varias veces. En un respiro aprovecho para hacer unas fotos:
A los treinta y tantos kilómetros el cartelito de marras advirtiendo del desdoble de la carrera. A la izquierda ruta corta, al frente la larga, en medio uno de la organización diciéndote los kms, que te esperan en una u otra opción. Estaba sufriendo más de lo que esperaba, pero ni por un momento lo dudé. Al frente y por la larga. A partir de ahí las distancias entre los bikers se estiran de forma espectacular, en pocos kilómetros, delante o no veías a nadie o cuando lo veías, estaba la ostia de lejos, por detrás tres cuartos de lo mismo. El tipo de carrera parece estabilizarse un poco, ahora se compensan subidas largas, con bajadas de igual longitud. Eso sí, ni por un momento algo de llano, ni la más mínima posibilidad de rodar con comodidad. En las bajadas sufro como siempre, me pillan algunos y otros me rebasan, cuando llega la subida, los vuelvo a coger y a pasar, algunos me miran con cara como diciendo: ¿De qué vas tío? Así durante un montón de kilómetros, ante un paisaje pobre por no decir feo, tierras rojas entre arboleda pequeña, la mayoría olivos rechonchos. A su vez el cielo encapotado cubierto de cúmulos facilitaba el pedaleo, pero le da un ambiente sombrío a la competición, desde luego nada motivante. Subimos una de las enormes lomas y me veo rodeado de jaras por todos lados, incluso una de ellas se me engancha en el cuerno y casi me tira al suelo. Después un par de tramos impracticables llenos de espeso fango que me dejan hecho un Cristo.
Luego pasado el umbral de la carrera, la misma se adentra en una garganta y como por arte de magia el paisaje cambia de plano. Distintas tonalidades de verde, denso follaje, cascadas y el río abajo batiéndose con intensidad. Después vinieron tres enormes largas subidas, una de ellas con un firme malísimo, como de piedras sueltas, donde me replanteo todo: ¿Qué coño hago aquí sufriendo de esta manera? ¡Debería haber cogido por la ruta corta!, total las preguntas y los pensamientos que siempre le pasan a uno en este tipo de tesituras.
No sé de donde, pero encuentro ánimos para sacar la cámara.
Voy rebasando a gente y eso me da ciertos ánimos, al llegar a un control, voy hasta tan subido que le digo al tío de coña: ¿Qué…has visto… voy el primero?. ¡Ja, ja, ja…Por supuesto, el primero, y date prisa que ahí viene el segundo pisándote los talones_ me contesta.
En un cruce uno de la organización que me anima y me dice: 36 km a meta. ¿Todavía? Pienso yo. Otra fuerte subida y en el avituallamiento, las niñas que me atienden me ilustran en el sentido de que ya había pasado lo peor. En cierto sentido llevaban razón, pues milagrosamente en los últimos 20 km aparecen zonas con poco desnivel, algunas hasta llanas que me permiten meter el plato grande y coger buenas velocidades. Todavía tenía fuerzas y todavía era capaz de adelantar a gente. De cualquier modo la carrera no daba terminada, cada vez que veía a alguien de la organización, le preguntaba por los kilómetros restantes y nunca me salían las cuentas.
Bajo una complicada trialera y la completo eficazmente. Ya mes las creía muy felices cuando un par de niños me hacen gestos para qué minore la marcha, lo hago dócilmente y delante se me planta una bajada de infarto, tierra gris muy fina y lascas de piedra laminada por todos lados. Me hecho para detrás y pongo el pecho en el sillín, miro al frente y al final veo a cuatro participantes bajando la cuesta andando, lo pienso mejor y me bajo de la bici. Aparece a mi vera un veinteañero que también se baja y los dos nos aplicamos en bajar caminando. El problema es que andando el bajar se hacía muy complicado, esto desespera al veinteañero quien se monta en la bici a mitad de la cuesta. Estaba tan inclinado que no pudo coger la postura adecuada, no pudo tampoco pillar las calas ni sentarse en el sillín; bajó así unos diez metros, tras los cuales se pegó un piñazo de los buenos, entre otras coas porque la bici en el volteo le golpeo la espalda. Por fortuna no le pasó nada, volvió a montarse en la bici.
Ni que decir tiene que Santos la bajó sin problemas. Mirad que presencia:



Este es el del piñazo del que os conté antes:

Tras la bajada trotando, al montarme en la bici el bíceps femoral me da un aviso bloqueándose, bajo plato para no forzarlo, pero me sorprende la sensación, hacia mucho que no tenía una de esta. Tras un lago y rodando entre enormes montañas de escoria y resto de la cercana mina, uno de la organización que grita 1.800 metros a meta, 800 de subida. Todavía llevaba fuerzas e incluso adelanto a gente. Cuando encaro la meta hasta esprinto entre otras cosas porque allí me estaba esperando Santos llamándome de todo para animarme. En meta nos damos un abrazo y me dice que llevaba allí una hora esperando. Lo miro para ver si estaba de guasa, pero no, me lo decía muy en serio. ¡Joder con el benjamín! , pero ¿en cuanto lo has hecho? En poco más de cuatro horas, me responde. Al final no sólo hizo ese esplendido tiempo, mejoró el de Dani y también el de Rafa, al final de los Sub23 obtuvo el cuarto mejor tiempo y una posición más que meritoria en su categoría Elite. Jose Santos lleva dando a los pedades, tan sólo, desde el mes de octubre del año pasado, como siga esta progresión aritmética imaginaros de lo que puede ser capaz. En llano no tiene rival, es recio en las subidas, mete los riñones y a penas se separa del sillín, además le gusta marcar el ritmo para saber lo que le espera por delante, en las bajadas se desenvuelve de maravillas y es capaza de seguirle la rueda hasta al Rumanu, está pillando técnica, no le asusta nada pero no es un cabra loca, total que al final vamos a contar con el relevo del Mákina en esto de subir a los cajones y si no al tiempo. ¡Es que me ha encantado, he disfrutado mogollón!- me dijo el niño como si aquello fuera una de nuestras salidas habituales.
Tras la meta un lavado a la bici con manguera sin presión y tras ello para los baños a ducharse con agua fría, que remedio.
Para cuando volvemos a la meta llegan los Montanbay de la ruta larga, a Juan le habían entrado calambres mediada la ruta, en realidad más que eso, se le habían bloqueado los cuádriceps, el resto de compañeros no lo quisieron dejar solo y a su ritmo completaron la ruta. Juan me describió como dos bultos del tamaño de manzanas sele pusieron en ambos muslos interiores, cerca de la rodilla y del como deberían ser, pues sus compañeros al verlos, realmente se asustaron. En los avituallamientos le dieron réflex y hasta masajes le dio una muchacha, al final completó el recorrido y del tirón se fue para los garbanzos, incluso antes de ducharse.
Dani completó la carrea también de la forma excelente a la que nos tiene acostumbrados. Le pareció una carrera dura, coincidimos en que más que la Palma. En los últimos kilómetros también tuvo malas sensaciones y hasta calambres, aún así la completo como una moto, que es como estaba en la salida.
En mi caso al final muy satisfecho, 5:05, un tiempo más que aceptable teniendo en cuenta mi nivel de entrenamiento y el tiempo que pierdo en las bajadas. Quedé el 43 de mi categoría, el 161 de la general.
Las fotos durante la comida y esas cervecitas que no faltaron.
Rafa, como ya os ha contado Dani, estaba tela de pillado. Mirad como se abrigaba, aún así estuvo siempre arriba, como nos tiene acostumbrados.

Nos zampamos todo el sorteo y a pesar de que éramos un montón no nos tocó nada. Desde luego nada que ver con la Cebolleta que nos lo llevamos todo.

Aquí dejo el perfil para el recuerdo.

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