Libro de Visitas

martes, 23 de marzo de 2010

Crónica de la salida dominguera. Complementando lo ya dicho por mi buen amigo Juan, mejor conocido como El Litri. 14/03/2010

Al menos para mí, salir este domingo, resultó un tanto complicado, no hace falta que os cuente el porqué. En V.V,Paco Sainz, Pablo, Rogelio, El Colegui, Litri, Rumanu, Santos, Leo y dos Trivelobikes. El Manu que había salido el último se despistó de tal modo que para cuando todos estábamos vistiéndonos de romanos en Facinas, llamó por teléfono diciendo que estaba en Charcorredondo. Se había equivocado. Total que los impacientes iniciaron la ruta, mientras, Santos y yo nos quedamos esperándolo. Rumanu apareció bastante rápido, teniendo en cuenta que tuvo que llegar hasta Tarifa y desde ahí, regresar por la comarcal hasta Facinas. Tan rápido como llegó así se puso en ruta, encabezando el trío y tirando como un descosido. Manteniendo semejante ritmo podríamos pillar al resto sin problemas. Pero por muy rápido que subiéramos, nada, que los otros no daban aparecido. Mientras tanto, íbamos un poco confundidos y no acabábamos de dar con la trialera que nos llevara al área recreativa y de ahí al Bujeo. Así que venga “Pa lante” , siempre cuesta arriba y siempre al límite. Para cuando nos dimos cuenta, nos quedamos sin carril, lo siguiente era una carretera. Abajo se veía Algeciras. ¿Dónde coño estábamos? Estaba claro que nos habíamos pasado de revoluciones, así que decidimos darnos la vuelta en busca de la jodida trialera. En esto Paco que me llama ¿Dónde estáis? Le explico como puedo, pues no lo tenemos muy claro. Eso sí, le comento la velocidad con la que hemos subido, mas de 19 de media. ¡No, si ya se te escucha resoplar! , dijo Paco, al otro lado. Pues nosotros estamos en la base de las antenas. ¡Joder! Aquello se veía la ostia de lejos. Bueno, Paco, nosotros tiramos “pa lante”, y así hicimos. Esta vez, estuvimos más atentos y así pudimos localizar el cruce que nos llevaba a la trialera, que estaba tan jodida como siempre, tal vez, un poco más a causa del agua, aún así la subimos a buen ritmo, el Santos en cabeza, como si no fuera con él la cosa. Luego vino la fuerte bajada donde el benjamín y Rumanu se me despistaron y después venga para arriba encarando el puerto del Bujeo en esa carretera hecha mixtos. En una de estas, como siempre sucede en las buenas cuestas, suena el teléfono. ¡Hola, hola! Soy Pedro. Que pedazo de alegría me entró, escuchar de su voz, las noticias que ya sabíamos y con ese humor tan peculiar de Pedro, fue todo un puntazo. Lo demás ya os lo podéis imaginar, el cómo está Pedro, ya lo ha dicho Ruben en algún post anterior. Coronado el Bujeo llamamos a Paco, que nos cuentan que están en las antenas, ellos había hecho 28 kilómetros y nosotros pasábamos de los 40. Total que bajamos el puerto deshaciendo el camino, otra vez vuelvo a perder de vista a Santos y al Manu, hasta, pasada el área recreativa, donde juntos encaramos las primeras subidas. En una de estas, de frente aparecen Rogelio, Pablo y Leo que venían a darnos el encuentro, los demás habían regresado, no sin antes subir la jodida trialera. Pablo nos enseña las heridas de guerra que le había inflingido a su Lapierre bajando la Escoba, tres golpetazos que habían levanto la pintura del aluminio y que le estaban doliendo más que el hombro con el que golpeó el suelo.
Compactado el grupo no se me ocurre otra cosa que intentar descomponerlo. Salgo disparado y como sin esfuerzo, Leo se pone a mi vera diciéndome algo así como - ¡Qué bien! Así me gusta que me den caña. Pocos metros rodamos a la par, para cuando me dí cuenta el Leo se me había ido de rueda. El grupo se estiró en la subida y detrás, Santos y Pablo no querían ser menos, así que veía sus finos pedalares tras mi nuca acercándose poco a poco. El benjamín, me pasó como si yo fuera un estorbo yéndose fortísimo a por Leo, quien viéndolo venir, se levantó de la bici bajando, supongo, piñones, en un vano intento por distanciarse. Pablo me pilla y hace lo propio, con sus enormes remos, no puedo mantener su ritmo y al final claudico. Bonito pique, al final los tres llegaron en un puño, yo unos metros detrás.
Luego nos planteamos eso de, ¿Tiramos para la derecha y bajamos por la trialera o por la izquierda, más largo pero de carril fácil? Después del piñazo, yo paso, dijo Pablo. Total que él Rogelio y Leo pillaron por el camino bueno y otra vez Santos, Manu y yo por el lado oscuro, cómo siempre que se trata de bajar, rápido los perdí de vista. Luego me contaron que hicieron la bajada como unos cabras, que es lo que parecen a veces, sobre todo si se ponen a ello; yo me lo tomé con calma, no en vano la última vez que había bajado por allí me di un buen leñazo intentando seguir la estela del Makina y del Bajadita.
Acabada la trialera, pedaleo en solitario de regreso, tras unos kilómetros aparece Leo y con la misma velocidad que llega así desaparece de mi vista. Intuía que por delante iban los otros dos, así que se fue a su caza. Al parecer llegó a pillarlos y si el Santos le hubiera dejado, también a pasarlos, aunque no tengo muy claro como quedó este pique, mejor que lo cuenten ellos. Mientras tanto, atrás ya asomaban las siluetas de Rogelio y de Pablo y poco después nos unimos en el descenso. Ibamos los tres juntos de cháchara cuando divisamos subiendo, a un “pedazo de pivón”, enfundada ella en un maillot de pleno verano y un tipo de escándalo luciendo su piel morena. Había que escuchar a estos tres puretas. Casi nos damos la vuelta y todo. Poco después pillamos la larga carretera de regreso.
Al final a los del Bujeo nos salieron 75 km, a los de la Escoba que nos vinieron a buscar 10 menos y el resto, algo menos. Luego merecida cervecita con tapeo de carne al toro al estilo serrano mientras veíamos las evoluciones del Alonso en el Gran Premio.


















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