CAÑASBIKE CRONICAS DE CHARLIE: 01-03-2010 CRONICA SALIDA DE UN LUNES FESTIVO

En principio íbamos a tirar para Charcorredondo sólo el Santos, ya sabéis el benjamín y yo; pero la fortuna se alió con nosotros y en la VV, nos juntamos con el Litri, Vicentini, Dani y el Mákina. Ya en el aparcamiento, al inicio del parque, nada de sorpresas ni de Figuras, sólo nuestros coches y un frio que te pelas, 8º, pero nada de viento, un cielo despejado y el celeste de un día de verano, ¡vaya pedazo de día para hacer pedales!
Ya metidos en faena, subiendo las primeras rampas decidimos que nada de darnos facilidades, así que a las primeras de cambio nos salimos del camino principal y comenzamos a subir por una fuerte pendiente, por la que otrora no subió nuestro GPS Rogelio. Si aquella vez, la subida se hizo complicada, esta mucho peor, pues había considerable agua, y los caminos estaban cuarteados. Sin embargo nada que nos desanimara, Dani y Santos que no conocían este tramo alucinaban a cada pedalada ¡Qué bonito hijo! (en el andaluz original) .Por atrás y de vez en cuando, el Vicentine nos iba amenizando con sus habituales exofagitis de reflujo,lo de este chiquillo no es normal, como tampoco era normal lo bien que iba. Por cierto Vicente, sabías que eructar viene del latín eructare (= expeler ruidosamente los gases del estómago a través de la boca), en latín eruptio es “salida impetuosa”, como la lava y gases de los volcanes. Total ¡tio!, que estás hecho todo un volcán, una orquesta volcánica diría yo.
La subida espectacular, como espectacular era el paisaje. En una de estas divisamos un buitre a tiro de piedra, lo estuvimos observando durante varios minutos, abajo aparece en las fotos. Ya en la cima de la montaña cogimos un carril amplio y bien asentado donde se pudieron coger buenas velocidades, en unos de sus tramos un becerrillo, en medio del camino, se nos quedó mirando al Mákina y a mí con cara de pocos amigos; evidentemente nos acordamos del Manu y su animadversión a estos simpáticos animalitos. Después un tanto desorientados tiramos por un cortafuegos donde alguno Dani dió un culazo en el suelo, algo nada habitual en él, y donde el Mákina, que raro, dio muestras de su habitual pericia, Ivan y Gui hubieran disfrutado en esa bajadita de lo lindo. Luego cogimos por el mismo camino que la otra vez, por donde nuestro Pablo y el Figura Andrés, se pegaron el pellejazo, pero esta vez terminamos en un sitio distinto. Subimos por un carril, asfaltado, pero quebrado a cada metro, peor y más peligroso que una trialera, tanto que en una de estas un ¡Dios! (también en el andaluz original) de Dani nos advirtió que bajáramos de la bici. Un cartel indicada literalmente “CAMINO CORTAO”. La realidad consistía en que no había ni carril, ni camino, ni nada, una riada se había llevado unos 10 m. de lo que fuera por delante. Tras bordear el socavón, mas subida y mas kilómetros hasta llegar al mismo punto de encuentro de la otra vez. Tres bikers metidos en años, se zampaban las viandas bajo la sombra de un quejido. Resultaron ser de Castelar, nos invitaron a pasar la cancela, cuya llave disponían y así tirar por carriles hasta Castelar, sin embargo rechazamos su ofrecimiento pues no nos pillaba bien su camino. El Makina les hizo unas fotos y ellos nos invitaron a que nos diéramos una vuelta por Castelar mtb.
Tras el encuentro subimos por el habitual cortafuegos en busca de la base de los molinos. Arriba nos sorprendió una grúa recortándose en el contraluz con el Peñón al fondo. Todo un espectáculo. El Dani les gritó un par de saludos, pero los “malages” gruistas no respondieron. Mientras tanto el Makina, inquieto como él solo, se nos había tirado por el cortafuegos. Cuando ya apenas si se veía, el Litri me preguntó:_ illo, por ahí tenemos de bajar. _No, que va, eso el Makina, ya sabes. _ Joé, pues ahora tiene que subir. Y subió¸ vaya si subió. Cuando llegó arriba jadeando, nos explicó toda suerte de peripecias del como subirse en la bici tras haber perdido el pie.
Tras el cortafuegos, deshicimos el camino y tomamos dirección contraria en busca del que la otra vez hicimos en su gran medida a pie. Por fortuna esta vez tuvimos un poco de sensatez y pillamos por un sitio mucho más ciclable pero no por ello facilón, a estas alturas ya las fuerzas hicieron mella en algunos. Íbamos buscando ya el regreso y el Dani buscando una trialera que según él, los Figuras, habían pillado la ruta pretérita. Antes subiendo un tramo técnico y empeñado en pasarlo, lo logré, pero cuando ya había pasado lo difícil, a 2 km/h no fui capaz de volver a pillar al carril, me caí de forma aparatosa para jolgorio del personal, algún documento gráfico lo ilustrará. Para cuando la encontramos la tal trialera resultó ser la cuesta de las latas, el Makina la había subido con Dario. ¡Subir por allí! ¡Vaya locura! Pues sí señor, cuando bajábamos escopetados, tuve que izar la voz, advirtiendo que dos fornidos del UCA estaban subiendo por allí. Lo cierto la bajada era espectacular, personalmente la estaba disfrutando de lo lindo, y no sé cómo, me vi encabezando el grupo, cuando sorteando una zona de piedras sueltas y buena pendiente, se escucha, ese ¡Puffffff! En un segundo la tubeless delantera había perdido todo el aire. Ni liquido ni hostias. Una raja de unos dos centímetros que el Litri ha dejado por ahí documentado. A partir de ahí, la bajada se fue complicando sobremanera, los con menos pericia, con frecuencia echábamos el pie al suelo. Mucha piedra suelta, carriles estrechos y comidos por las riadas, bastante fango y más agua. Los frenos chirriaban, al menos los míos. Cuando aquello se acabó enlazamos con el carril principal del parque, ya sabéis el de buen firme, asentado y ancho, por lo que nos pusimos a dar pedales en serio. ¡Illo, illo, illo,…! El carril que desaparece, en su lugar un enorme socavón mucho más grande que el de antes. Tras él una subida en la que el carril parecía más bien una vía del tren, menudas riadas hubieron de haber bajado por allí. Más kilómetros por delante y otro parón, esta vez un corrimiento de tierras que había sepultado el camino. Ya alertas con tanto destrozo, continuamos el regreso, sólo un par de obstáculos más en medio del camino y meta. Total 40 km bien justitos, a una media de poco más de 16, lo que os da una idea del nivelito que nos marcamos. Luego los que pudimos, hicimos la parada estratégica en la Palmosa, al espíritu también hay que cuidarlo y eso hicimos con alguna que otra bebida espirituosa. Hubo tiempo para hacernos una última y simpática foto, enfundados en nuestras camisetas cañabike.
Por cierto, había un montón de cámaras, por lo que ya os podéis hacer a la idea de que por unos cuantos días vamos a colapsar el foro.

Primera prueba de fuego para Vicentini. La pasó sin problemas: