Libro de Visitas

martes, 23 de marzo de 2010

CRONICA DE UNA SALIDA ACCIDENTADA 13-03-2010

Confiemos en que la coincidencia de que el pasado sábado fuera 13, no tuvo nada que ver en todo lo que aconteció después, y confiemos igualmente en que llamarse Pedro, no deja de ser una mas de las coincidencias con las que nos sorprende la vida.

Esa mañana en la gasolinera muy pocos bikers de montaña y un montón de carreteros, a nuestro grupito, se acercan con sus flacas, los habituales de siempre, Ruben, Antonio Rico, Isaac, y Pablo con su flamante nueva adquisición. En nuestro lado, Jose Santos, Antonio PP, Quikolon (que se estrenaba ese día con nosotros y que nos sorprendió con una BH que parecía haber bregado en mil batallas), Juan Ghz, Pacopil, Perico y yo. Estuvimos un rato esperando a los Montabay hasta que Perico nos informó que habían tirado para el Picacho.

En el “Meadero de la Reina” decidimos hacer la típica ruta de Medina, al menos hasta donde nos diera tiempo, pudiéramos, o nos dejasen. Cogimos por el Marquesado para evitar el río y rápido nos topamos con los destrozos de las pasadas lluvias. Las primeras subidas estiraron el grupo, buena culpa de ello tuvo Paco, que es cierto debía estar entrenando en secreto, pues no veas como tiraba el tío. Pedro se lo tomaba con calma, llevaba tela de tiempo sin coger la gorda y sólo el buen día que había despuntado, le habían ayudado a aventurarse por el fango, bueno eso y que su mujer le había ordenado que saliera a despejarse con los pedales. Cuando pasamos por el primer hermoso charco le oí quejarse del limpiado que iba a tener que darle a su elegante Lapierre 710. Después el inconfundible camino, que hemos hecho mil veces, sobre todo Pedro. Es cierto que ahora el firme estaba fragmentado, en busca del corredor verde, tuvimos que bajarnos varias veces de la bici sorteando barrizales en los que se habían convertido los caminos. Las marcas de los enormes neumáticos de los tractores se dejaban ver por todos lados, eso y las rodaduras que van horadando los caminos, motivos por los cuales marchábamos con precaución, no fuéramos a tener un percance. En la cuesta que une los dos corredores, el de Medina y el de Chiclana, Paco y Pedro se despegan y la suben escopetados, el resto nos los tomamos con más tranquilidad y nos ponemos a hacernos fotos. Arriba hacemos una parada para reagruparnos y Juan Ghz da claros síntomas de que llevaba encima al menos tres pájaras, pues se mete entre pecho y espalda dos geles seguidos.

A partir de ahí el firme mejora sobremanera, tanto que algunos tiran de plato grande y se descuelgan del grupo, el mismo que se vuelve a reagrupar en el cruce del Cortijo. Santos y Juan Ghiz, regresan, el benjamín porque tenía prisa, y juan por lo evidente. Bajo el primero el “Turmalet”, y en el descenso, que raro, me adelantan Paco y Perico, los pillo en la contrasubida donde Paco y yo nos espoleamos a buen ritmo; dejamos a nuestra izquierda y derecha los cortijos habituales y nos descolgamos de Pedro y del resto. Viendo que detrás no venía nadie reduzco la marcha y Paco, por iguales motivos, regresa, pera no por el camino, sino por el monte. Le pregunto ¿Se habrán vuelto? Como quiera que estaba en pendiente continuo para darme la vuelta más arriba, Paco interpreta el gesto como que tiro para Medina y regresa por la montaña, yo bajo por el carril y nos cruzamos sin vernos. Deshago camino un buen rato y sorpresa, veo a Pedro en brazos de Antonio PP y Quikolón. Así de pie, le quitamos la chaqueta y observamos que al menos, fractura abierta no tenía, a penas un raspón, nada de hematoma. Como me pongo a examinarlo Pedro me pregunta si soy médico. No tengo ni idea, le contesto, pero he visto y me he dado muchos leñazos. La cosa al principio no parecía tan grave. –¿Que te ha pasado? Nada, que cogí una rodada y no se como, me vi en suelo, intente levantarme pero la pierna no me respondió, te llamé, Charlie…, Charlie…, pero no me oíste, así que me lo tomé filosóficamente, esperar a que alguien apareciera y poco después llegaron Antonio y Quique. Los mismos que, casi en volandas, lo llevaron hasta una piedra donde Pedro se sentó. – ¿Te duele?, _ ¡No que va!, es como si la tuviera dormida, un hormigueo…, tengo sensibilidad pero no me responde. Ante esa tesitura llamamos al teléfono de emergencias el 112, le explicamos el dilema y nos derivan a los servicios sanitarios a quienes le repetimos el trance y nuestra situación, que para nosotros era enormemente sencilla, Corredor Verde Dos Bahías, dirección Medina a 1 km del Berrueco. Eran exactamente la 10:46 horas, lo tengo registrado en el móvil. Así nos quedamos los cuatro a la espera de ver quien aparecía por allí. Mientras tanto suponíamos a Paco intentando pillarme de camino a Medina. Pasó un cabrero con su 500 cabras y aburridos nos pusimos a hacerles fotos, comentamos las peripecias de todas ellas, sobre todo las que se habían quedado descolgadas bien porque iban preñadas, cojas, o con las ubres repletas de leche.

Pedro nos cuenta batallitas, entre otras las relativas a sus alumnos, el respeto que les impone, y los exámenes con los que les iba a sorprender esa semana. Antes de darnos cuenta aparece Pacopil, resoplando. Había llegado hasta la Venta el Carbón en mi busca. Le ponemos al corriente, y se sienta al lado de Pedro para servirle de apoyo, pues se estaba ladeando y costando trabajo mantener la posición. Pasan bikers que nos saludan como si nosotros estuviéramos de picnic. Pedro comienza a tener molestias y decide que iba a estar mejor tumbado, en esta postura lo disponemos, no por ello había perdido el humor, nos sigue contando anécdotas, relatos e historietas pasadas, esta vez la relativa a un novio que bien hubiera querido para su hija. También nos contó una caída que sufrió al hacer el molinillo con Isaac, que por suerte quedó en nada pero que nos puso los pelos de punta.

A las 11:48 viendo que nadie daba aparecido volvemos a llamar al 112, comentan que reiteraran el aviso y dan traslado del mismo a los servicios médicos. Pasada media hora un tanto exasperados, Quike llama desde el teléfono de Antonio, esta vez al 061, logran derivarle la llamada a la ambulancia que nos estaba buscando, me pasa el teléfono, y hablo con el enfermero, curiosamente un biker aficionado, le digo donde estamos, y me comenta que se han hecho más de 60 km buscándonos, que se han topado con un gran charco y que la ambulancia por allí no pasaba. Los sitúo más o menos en la antigua carretera de Medina a la altura de la pedanía del Berrueco, les digo que voy para allá a buscarlos. Y eso hago, conmigo viene Antonio, en la cantera tenemos que cruzar un rio, mal asunto y tiramos en busca de la carretera, suena el teléfono y le digo a Antonio que siga para delante, me estaban llamando los bomberos que a su vez los habían llamado los del 112 dado que no nos daban localizado. Me ponen con la megafonía del parque y les explico la situación, a lo lejos veo la ambulancia haciendo eses esquivando charcos, les hago señales y les aseguro que la ambulancia, al menos el río no lo pasa y que voy hasta la carretera en busca de los bomberos. No obstante la ambulancia se adentra en el Berrueco siguiendo a Antonio. En unos minutos aparecieron los bomberos, les hago señales para que me sigan y lo hacen diligentemente, varias veces les tengo que indicar la maniobra, pues las tierras se habían llevado parte del camino en algunos sitios, no fuéramos a tener doble disgusto. Tras el camión de bomberos aparece un Nissan de la Guardía Civil. El gran charco detuvo a la ambulancia y allí el personal sanitario, médico, enfermero y conductor, cogen lo indispensable y se montan en el camión. Ya en camino, regreso y les indico que tal vez sería mejor que se desplazaran en el todoterrreno de la benemérita, y para mi sorpresa, todos se enzarzan en un sorprendente cachondeo. ¡En eso! En eso no me momento yo- dijo el enfermero o tal vez un bombero desde lo alto del camión. El Guardía Civil me mira risueño, y le indico: Es que adelante hay que cruzar un pequeño arrollo, para mí, que mejor el todoterreno, por eso de la tracción a las cuatro ruedas. Y otra vez desde el camión en tono de guasa : _ pero que tracción ni tracción, si a esta gente los tienen olvidados. Vuelvo a mirar al benemérito y me dice: Cierto, este no tiene tracción, así que mejor lo intentamos con el camión.

Mientras tanto Antonio PP se había quedado parado con una avería en su desviador. _ ¿Qué te pasa ahora? Me contestó cagándose en todas las castas de su mecánico. Imaginaros de quien se trataba.

Total que seguimos como al principio, ya en plena cantera, al ver el riachuelo, un bombero se baja y decide que sí, que el camión pasa. Yo lo miro escéptico, y observo a distancia las evoluciones del camión dando bandazos de un lado para otro. A lo lejos los guardias civiles se habían bajado del Nissan valorando si se atrevían o no a vadear el arroyo. Por fin divisamos a nuestro Pedro, el pensamiento que me paso por la cabeza en aquel momento, es que todo por fin estaba a punto de acabar. Les hacía señales con el brazo, a Pacopil y Quike, como si ellos no me estuvieran viendo. Ya “in situ” el médico tantea al accidentado, le presiona la cadera y descarta una rotura, al menos de la cintura, pronostica como la lesión más probable una luxación del fémur, pero descarta colocar el hueso sin realizar previamente una placa. Mientras tanto el enfermero, resulta que conocía a nuestro Quike (también enfermero), había sido hasta su profesor cuando, el primero, mas joven, estaban haciendo las practicas. Se enzarzan ambos en una amistosa plática recordando viejos tiempos, que comparten con todos nosotros. Estabilizan a Pedro, le ponen un gotero, y mientras le buscan una vía, Pedro nos cuenta otra, esta de la mili y del como por su condición de biólogo lo mandaron a botiquín, donde aprendió a poner inyecciones y del cómo se esmeraba en ponerlas mal cuando el paciente tenía más de dos galones; en realidad sólo se portó mal con un brigada con muy mala leche. El tiempo transcurrido comienza a hacer mella y Pedro tiembla, no sabemos si de frío o por una reacción, por si acaso, lo cubren con una de esas mantas térmicas tan llamativas que absorben la energía solar.

Ya estable el accidentado, se plantea el como desplazarlo hasta el hospital, en el camión de bomberos, imposible, demasiado movimiento, andado hasta la carretera, excesivamente lejos. Total que deciden llamar al helicóptero con base en Jerez. En una de estas me agacho hasta Pedro y dado su buen humor y viendo el operativo que se había montado, me define imaginándose hasta en la prensa rosa. Le comentó si quería que le hiciera una foto, _ por supuesto, una y las que quieras. Me puse a ello, pero lo curioso fue como de golpe y porrazo, todos, y cuando digo todos, digo todos, bomberos incluidos, comenzaron a sacar sus móviles y se pusieron a hacer fotos del montaje que teníamos allí. Fue como si Pedro diera el pitido de salida a los “paparazis”. Los del 061 fueron los que mas se emplearon en ello, no en vano, querían darle envidia a un compañero de otro turno que según ellos, se perdía las mejores, y aquella, en medio de la montaña con los bikers y con un paciente tan simpático y más, con el helicóptero en camino, era sin duda una de las mejores.

Mientras esperábamos al pájaro, Quike resulta que no sólo conocía al enfermero, también a unos de los Guardias y nueva tertulia entre ellos, desde luego, ya sólo le faltaba conocer al piloto del helicóptero o al guarda del Berrueco, que también se había dejado caer por allí, con su gorra y su carácter campechano.

El pájaro tardaba, y se comenta eso de que las turbinas tienen que calentar al menos un cuarto de hora. Por localizarnos no hay problema, dijo un Guardia, le hemos enviado las coordenadas de nuestro GPS. Así todos mirando de vez en cuando al cielo, confundiéndonos con los ultraligeros que siempre vuelan por la zona, cuando por fín, a la atura de Medina observamos el helicóptero. Ni GPS ni coordenadas ni ostias. El médico, con su llamativo chaleco que se sube a una loma, el conductor de la ambulancia que logra contactar con el piloto, y le indica: que no que por ahí no,…, a la derecha,…, más, más a la derecha, ahora de frente, al frente no a la derecha,…que te estás alejando. Todo un espectáculo. El helicóptero haciendo eses en el cielo, nosotros abajo haciendo aspavientos, así un buen rato, hasta que por fin nos vio. Era un enorme aparato, el ruido ensordecedor, para cuando tomó tierra las palas levantaron una polvareda de mil demonios, eran las 13:30, casi tres horas después de la caída, por tener, Pedro tenía hasta hambre.

Los sanitarios del helicóptero, coincidieron en el diagnostico inicial de sus homólogos del 061, probable luxación; a partir de ahí se subió y colocó al accidentado en el helicóptero con toda la aparatosidad que ello implica.




A las 14:00 horas Pedro iba volando hacia el hospital, momento este que aprovechó Pacopil para llamar a la mujer de Pedro y darle la noticia. Pero Herminia no cogía el teléfono.

Para evitar mayores inconvenientes, los bomberos se llevaron la mtb de Pedro, quedé en recogerla en su parque _ y date prisa en recogerla_ dijo un bombero_ que allí todos más o menos hacemos mtb, no vaya a ser que alguno le de curiosidad_, concluyó en el mismo tono de guasa que siempre se mantuvo durante el rescate. Tras ello nos despedimos de todos los allí reunidos, bomberos, guardias civiles y del personal sanitario agradeciendo su profesionalidad, comprensión y buenas maneras. Otra vez a pedalear, pero esta vez con el miedo metido en el cuerpo, ante el más pequeño impedimento, se nos despertaban todas las alarmas. Parábamos de vez en cuando y llamábamos a Herminia, y siempre la misma respuesta. Había que localizar el teléfono móvil de la mujer. Paco llamó a Diego el Bajadita, en la confianza de que le diera el teléfono de Isaac y este de la mujer, pero nada, no había manera. Al final llamó a Rubén, le contó todo lo acaecido y en la postura que nos encontrábamos. Rubén al final localizó el móvil, nos llamó y él desde su casa, y nosotros desde el móvil de PacoPil, llamamos una y otra vez a Herminia y siempre la misma cayada respuesta. Serían pasadas las tres cuando por fin, Herminia regreso a casa, viendo tantas llamadas perdidas fue ella quien por fin se enteró de la noticia. A la Isla no llegamos antes de la 16:00 horas.

Lo demás ya lo sabéis, pues se ha ido comentado en el foro, tal y como las noticias nos iban llegando.

Fractura de la cabeza del femur, un par de tornillos para hacer saltar las alarmas de los organismos oficiales y dos meses de reposo absoluto.


Moraleja:


Cada uno que saque la conclusión que quiera de esta historia real. Yo me quedo con que

pedalear sólo es aventurado aún en el sitio más sencillo, pues a los hechos me remito. Eso va por ti, Juan, el emérito cañas solitario por antonomasia. Es conveniente que en nuestras salidas, por muy cortas que sean, hagamos como Pedro, que llevaba una fotocopia de su DNI; a la misma habría que añadir una lista plastificada del o los teléfonos a los que se tienen que llamar, caso de ser necesario, nos hubiera facilitado mucho, sino que se lo digan a Ruben. Lo del GPS es caro, pero las coordenadas facilitan mucho, si no totalmente, nuestra localización en caso de accidente.

Si salimos en grupo, en cada salida es conveniente, aunque parezca una tontería, que nos aseguremos de que todos tenemos el móvil de todos.

El mtb en la modalidad que la practicamos nosotros, no es un deporte de riesgo, lo que no quiere decir que estemos al margen del mismo. Tomar las más elementales precauciones debe tratarse de una cuestión de simple sensatez.


En Youtube se encuentra el video del rescate. Este es el enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=obs2p2DrDgI




1 comentario:

  1. Esto es mejor para leer que cualquier novela de aventuras.
    Que arte tienes Charlie.
    Fernando Garrido.

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