
Isaac (Isaias, Josue, Jonas, etc) nos llevó estratégicamente por todas las cañadas, sorteado toda suerte de charcos y zonas fangosas, hasta tal punto, que para cuando llegamos a la Ventolera, con unos 40 km en las piernas, estábamos incólumes, tal cual salimos.
Yo que no quería enfriarme y Pablo que no quería irse para el pueblo con tan pocos kilómetros, no paramos ni a desayunar y encaramos de seguido otra vez la cañadas con dirección a los cocodrilos. Le dimos a le lengua, ¡tela!, y después de poner a medio grupo de vuelta y media, Intentamos subir las Tinajas, pero un lugareño nos advirtió que estaban pegando tiros por allí. Deshicimos el camino a buen ritmo y ya después, en la vía de servicio, a lo lejos divisamos un par de bultos en sus flacas. Para cuando logramos pillarlos (evidentemente por que se dejaron) resultó que eran Ruben y Fran que venían de vuelta, de San Cristobal y desaconsejaban acercarse por allí con las gordas (lo digo por lo que mañana tiene previsto Gui). Al parecer, por allí, hay agua y fango para llenar unos cuantos pantanos.
Total al final un día tranquilo, pero cojonudo, con muy buena compañía. Al Pablo y a mí nos han salido 75 km., a una media de 21,30, que todo hay que decirlo. Por su puesto echamos de menos a una buena parte de los habituales sabaderos, entre ellos a los que están en la enfermería. Ánimo para todos.
Ahí van las pocas fotos de la salida:



No hay comentarios:
Publicar un comentario