Libro de Visitas

martes, 12 de octubre de 2010

CHARCO REDONDO

En V.V., todo el mundo estaba risueño a excepción de Dani. Se os hará raro ¿Verdad? Lo cierto, nuestro nervioso amigo había trabajado a destajo el día anterior, además había trasnochado, así que después de dormir poco menos de cinco horas, las 07:00 de la mañana era una hora lo suficientemente desagradecida como para que, cuanto menos, anduviera “zombi”. Para su desgracia, luego llegaron el Loren, Pablo, Saky y Nino que iban a tirar para el Picacho con otros Montanbays, con lo cual se desató una nueva tertulia que tuvo su prolongación en la Palmosa ante unas buenas tostadas. Al final sirvió de bien poco el madrugón que nos habíamos metido. Sólo cuando comenzamos a vestirnos de romano, cambió el humor de Dani, por fin se veía donde quería. Para calentar no se le ocurrió otra cosa que subir por la primera pared que se le presentó, en diez pedaladas ya estaba metiendo el rodillo y las pulsaciones disparadas. Que os voy a contar que ya no sepáis de Danielovic. Vaya manera de subir cuestas, y vaya de bajarlas, disfrutando en ambas cosas como un enano. Y hoy en Charco Redondo había un montón de subidas y ya no hablemos de bajadas. A las habituales se sumaron unas cuantas por donde Dani nos quiso llevar, entre ellos varios cortafuegos. En otro tiempo ni se nos hubiera ocurrido tirar por allí, pero como dije, eran otros tiempos.

Ya en ruta sorprendí a Capillita persignándose repetidas veces y concluyendo el santiguo en la nuca. ¿Qué pasa Jesus…? Entre curioso y sorprendido, le pregunté por el peculiar gesto. ¡Es que he visto un gato negro!, me contestó al tiempo que me lo indicaba con la mirada y muy convencido de haber conjurado ante la hipotética presencia del maligno. Es que Jesus no tiene desperdicio, todo un showman. Además por si fuera poco, hoy estrenaba unas “Sidi” de esas que cuestan un montón de “lereles”. Se debatió al principio en si las estrenaba o no, todos le animamos a que si, que lo mejor era estrenarlas, que si no para que las había comprado. Pero cuando ya estábamos en ruta y hubo que bajarse de la bici…¿Illo Capi,…Cómo se te ocurre estrenar esas zapatillas un día como hoy? ¿Vas a gastarle hasta los tacos? Mira que su tez es morena, pues blanco y pálido se puso cuando hice ademán de pisárselas. Luego cada vez que había una parada aprovechaba la coyuntura para quitarles la tierra de la suela. En la mochila llevaba un verdadero botiquín además del consabido ibuprofeno, en una parada se metió una esnifada de algo, “clembuterol”, dijo que era. Además Jesus lleva unos bocadillos de escándalo, siempre me da un buen trozo, cosa que agradezco, el de esta salida llevaba tortilla francesa, salchichas y un pan que se deshacía en la boca. ¡Coño Capi! Lo dicho, un derroche de virtudes. En lo puramente deportivo, Jesus, se portó subiendo como un verdadero jabato, no hizo lo mismo bajando, que le tiene miedo, no respeto, lo mismo que a mí me sucede en el asfalto, y el miedo no es buen compañero en los descensos. Aún así como quiera que de vez en cuando hace ejercicios de tesón , a veces soltaba los dedos del freno y entonces bajaba con soltura. Normalmente en las bajadas, alguno de nosotros íbamos pendientes de Jesus, deslizando un cortafuegos lo custodiaba Rumanu, Capi entones, pegó un grito que se escuchó hasta en Gibraltar, yo que estaba grabando video, me dije que aquello era grave seguro, así que me subí en la bici e intenté pedalear por aquel muro imposible. Al final, simplemente, le había picado un bicho. Lo dicho, si Capillita va a la ruta, anécdotas a miles y a cada cual más simpática. Por cierto a mí también me picó un tábano y alguna reacción alérgica debió de hacerme, pues el gemelo comenzó a hincharse de forma disparatada, al cabo de dos días tuve que inyectarme corticoides. Si en verano tenemos que echar mano de la crema solar, ahora os aconsejo hagáis lo propio con algún potingue de esos para ahuyentar a los insectos. Lo digo en serio.

Rumanu iba al principio quejándose de no sentirse fino, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Nuestro primer objetivo serio era la famosa cuesta de la latas, yo nunca la había subido, aunque si bajado un par de veces, por eso sabía que era un cuestón, imposible en algunos tramos. Manu la completó entera sin bajarse en ningún momento. Después de decírmelo, no me lo pude creer, pues precisamente al principio había un tramo en que el camino había sufrido un hundimiento, originando una verdadera pared de unos dos metros. Al verla, ni me planteé la posibilidad de treparla, convencido, me bajé de la bici y la escalé; sin embargo Rumanu había subido por allí ¡De coña! Que pena, haberme quedado atrás y no verlo. Estas cosas sólo se las había visto hacer a Mákina.

Manu tuvo una avería en su bici, concretamente se le bloqueó una ruedita del cambio, hasta el punto, de que o se le salía la cadena, o sencillamente, la misma no daba vueltas. Cuando la sacamos, comprobamos que no era para menos, los dientes en vez de tiburón, parecían, de vaca. Estuvimos un buen rato haciendo maniobras, y al final la solución fue cambiar de sitio las rueditas. Por fortuna la permuta funcionó, cosa que no parecía posible, al menos al principio.

Si Jesus es un derroche de virtudes, Modesto lo es de ocurrencias. Mientras nos vestíamos sacó un gel reconstituyente en forma de chupito mañanero que sirvió para sobrecargar de azúcar el cuerpo. Luego cada vez que abrió la boca, lo hizo para soltar una de sus habituales ocurrencias, a las cuales ya nos tiene acostumbrados y que por supuesto todos esperamos con avidez, pues siempre son merecedoras de sonrisas. Como por ejemplo que le gusta conjugar en pretérito imperfecto, recodadlo si no con el frecuente “si fuera si fuese”. Dicho así no tiene especial gracia, pero en boca de Lagarto, con su distintiva voz nasal y ese acento híbrido, sin duda es capaz de arrancar un guiño de interés hasta del más serio de nosotros. La última que le escuchamos fue en la furgoneta, para Modesto la ruta que la semana pasada habíamos hecho por Barbate, había discurrido por un “entorno mancomunado”, lo dijo así, tal cual. Nada de por las Breñas, por Vejer, o por los cerros de Úbeda, si no por un entorno mancomunado. Imaginaros las risotadas en la furgoneta, después de las consabidas cervecitas.

Encima de la bici, la progresión de Modesto ha sido espectacular. Es muy raro no verlo en cabeza, ya sea subiendo como bajando. Es tenaz, persistente y además no le tiene miedo a nada, ni al sufrimiento subiendo, ni a la velocidad bajando. Tal es así, que en la Palma se ha propuesto el objetivo de hacer un buen papel. No dudo que lo vaya a lograr, está fuerte que se sale y tiene coco para eso y para más. En Charco Redondo dio en todo momento muestra de las buenas sensaciones que está teniendo. Ahora bien, en lo de mandar en casa, no parece que le suceda como al Loren. La mujer lo llamó varias veces al orden, el bajó la voz resignado, si cariño, estamos metiendo las bicis en el coche, ya vamos para allá, si, si, no te preocupes el pan no se me olvida, vale, vale, en un rato estamos allí.

El Pichurrin todavía esta buscando la tan buena forma con la que concluyó la temporada pasada, y poco a poco lo va logrando, hoy estuvo mucho más fuerte que en las Breñas, y en un par de semanas estará super fino. Con los exámenes aprobados y la flaca operativa tan sólo será cuestión de tiempo. En V.V. el primero en llegar fue el, convencido de que de este modo va a cambiar su fama de dormilón. Dudo que lo logre, pues este si que es un verdadero reto, su novia y el trasnoche no creo que le dejen cumplir semejante objetivo así por las buenas. Por su parte Santos está sobrado de patorras y tal vez por eso tenga un pedaleo tan interesante. Algunos, como yo, cuando sufrimos en las cuestas, nos movemos para todos lados, ahora de pie ahora sentado, ahora este balanceo ahora este otro, ahora respiro de este modo, ahora resoplo; en cambio Chechu es todo lo contrario, su rictus permanece invariable esté sufriendo o no, lo mismo le sucede a su pedaleo, siempre redondo y atractivo, apenas si mueve el tronco, sólo las piernas con contundencia. Lo dicho para la Palma, con esta progresión, tendremos un Santos candidato a lo que quiera.

Javi el Quillo no dejará nunca de sorprenderme, que yo recuerde es la segunda o la tercera vez que deja las cañadas para acompañarnos a subir cuestas por derecho y siempre concluyendo la ruta con “cum laude”. En las latas no se amilanó lo más mínimo, si echaba el pie a tierra, rápido buscaba el camino para montarse i e intentarlo un poco más arriba. En las bajadas rápido como él solo, y en las subidas, es lógico que algo se retrasara, pero nada llamativo, siempre estaba ahí. Esponja me llamó el otro día, dando muestras de su permanente buen humor.

Kike es una de las ultimas incorporaciones al grupo y menudo alistamiento. El otro día viendo los CAÑASBIKE que se habían inscrito en la Palma, comprobé que nuestro Kike también estaba apuntado. El hecho no tenía nada de peculiar, pues ya lo sabía, ahora bien, lo que verdaderamente me sorprendió fue comprobar que su categoría correspondía a la de Elite ¡Vamos, otro Pichurrin! Aunque este ya se ha independizado, de hecho vive en pecado con la novia, y por saber sabemos que tiene una vecina que debe ser algo así como una ninfómana insaciable que pega unos gritos de mil demonios cuando hace el amor. Kike cuenta que alguna vez ha valorado muy seriamente llamar a la policía, pues a veces parece que la vecina está siendo victima de violencia de género. En la víspera de esta ruta, la jodida (nunca mejor dicho) no le dejó dormir muy bien. Pero este buen chiclanero está hecho mas que un toro, un verdadero berraco y nada puede con el. Viene del ciclismo en carretera, pero se ha dado cuenta que esto es un mundo totalmente distinto, en el que se siente más a gusto, tanto, que hasta la flaca se la ha dejado al Rubio y ni tan siquiera la hecha de menos. Ya tenemos otra promesa cañasbike.

De la ruta propiamente dicha, poco más de lo relatado se puede decir, salvo que fueron pocos kilómetros, unos 40 km, pero vaya 40, en calidad, por encima de los Alpes Babateños. Además la cosa se complicó al final con la lluvia, que nos mojó lo suficiente para llegar empapados al coche.

Después de eso nos volvimos a juntar con los compañeros que habían subido al Picacho. Tuvimos que unir cuatro mesas. Cayó un poco de todo, aunque si algo hay que destacar es la conversación que nuestro Lorenzo protagonizó por tel

éfono con Marisa. No me voy a decir nada al respecto, tampoc

o la voy a calificar, sencillamente me remito a la prueba documental que ha quedado grabada para la posteridad en el video de la ruta. Cada uno, incluido el mismo, que saque su propias conclusiones.


2 comentarios:

  1. Carlos me ha gustado mucho la crónica, sobre todo el desglose que has hecho de cada uno jaja muy simpático.

    No sé que te queda ya por hacer...

    Un abrazo

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  2. Bonita forma de definir a cada uno.Muy fina y simpatica. Es que tienes una muy buena memoria. Saludos y nos vemos en la próxima.

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