Libro de Visitas

domingo, 26 de septiembre de 2010

POR BORNOS CON EL GUTI

Hola soy el Guti, del Club Los Carajasos . Vuestro Dani se puso en contacto con un forero del Club Ciudad del Lago, le dijo que algunos CAÑASBIKE querían hacer una rueda de reconocimiento de su cicloturista; por casualidades de la vida, este, me lo contó y me ofrecí a acompañarles, pues yo tampoco había hecho la ruta tal y como la han planeado nuestro amigos bornicheros. Al acabar la jornada, el que llamáis Charlie, me habló de vuestro blog, y me pidió hiciera una pequeña crónica del recorrido y de la impresión que me habían causado los cañas, así que aquí estoy.

Vaya por delante que los Carajasos, cuando hablamos de nuestras salidas no tenemos pelos en la lengua, y por eso que nadie se me ofenda, que simplemente quiero ser sincero aunque a veces parezca maleducado. Así que esto es lo que puedo contar de los quillos por tierras bornicheras.

En teoría yo no necesitaba nada más que la memoria para hacer la ruta, pues había hecho las tres últimas cicloturistas de Bornos, sin embargo, ¡un carajo! Menos mal que los cañas traían un GPS. El Garmin de los cojones, más que un GPS parecía un “walkitalki” de antes de la guerra; menudo armatoste, pero bueno quien lo llevaba al cuello no era yo, si no Lagartone, vaya tela el nombrecito y aún encima el tío lo lleva estampado en el cullote. Pa mí que a este le deben sanar las heridas mu rápido y de ahí el sobrenombre.

Los cañas que vinieron a Bornos eran en su mayoría como yo, unos carrozones subidos a los pedales jugando a ser jovencitos, bueno había dos treintañeros, se notaba la diferencia edad, pues a cada dos por tres se despegaban del grupo, uno era el de antes, Lagartone que además del walkitalki llevaba unos hierros en los piños de esos de adolescente y el otro Danielobic, vaya personaje, también llevaba en el cullote un seudónimo mu raro, aunque estoy convencio de que es su apellido. Fíjate que hablaba muy en andalú, no je, yo lo he visto tan blanquito, que pa mi, que este ha venio de algún país del este de Europa, ahora bien, que peshá de habla sa pegao el tío, illo, es que no paró de hablar en tó er camino; yo iba a su lao con la lengua fuera y el bla, bla, bla, bla, dale que te pego, vamos que me sacó hasta la fecha de nacimiento de mi prima Mari Pepa, ¡Qué bien trabajao Manu! Me dijo un par de veces. Manu no, me llamo Guti, diminutivo de Gutiérrez.

Está claro que tanto Lagartone como Danielobic andaban muy bien, tanto que al primero le decían continuamente modesto o incluso modesta, está claro que este pequeño personaje es comedido y no le gusta destacar. El otro por el contrario de modestito tiene bien poco, a parte de destacá por su lengua, y por ir siempre en cabeza, vaya bicicleta que lleva el tío, por llevar lleva hasta unas llantas rojas a juego con la bici. Aunque eso sí, la mecánica no perdona a nadie y cuando estábamos subiendo a Villarmartín por una cuesta del carajo, ¡clá, clá! Yo no sé si fue la ruedina, la cadena o que coño, pero el Danielo se pegó un rodillazo contra el asfalto que todavía me duele a mí de recordarlo. ¡Illo!, se le puso un amoratao en la rodilla con un coló mas feo, que era pa verlo.

A los cañas está claro que os gusta darle a lengua y si Danielobic mueve ese músculo aunque sea subiendo una trialera, el tal Pablo no le desmerecía en absoluto. Un compañero me dijo que trabajaba de comercial, ¡ni que lo jure pisha!, le contesté, ¡vaya parla! Decía que estaba desentrenao, que no le dieramos musha guerra, que si esto que si lo otro y siempre sin parar. Al acabar la ruta nos metimos en un bar a tomar algo y no vea como tragaba er tio, ahora eso sí, quisquilloso a mas no podé. Al camarero lo tenía frito, pues tenía que traerle comida que no tuviera ni leche, ni na de productos lácteos, así que el resto nos quedamos sin probar los filetitos en salsa de roquefort que nos ofrecían como la ración por excelencia de la casa. Le pregunté si era alérgico a la lactosa y me dijo que no, que es que no le gustaba la leche. Luego al caer la segunda cervecita, se puso a cantar esa copla carnavalesca: Ta juro que solo ma tomao….una copita…una copita.

A diferencia de la mayoría de sus compañeros Rogelio hablaba muy poco, apenas si le escuché en todo el camino. Cuando nos perdíamos, o nos equivocábamos de camino, que no fueron pocas veces, el Pablo me advertía: ¡Verá el Rogelio! ¡Coño! Me lo dijo dos o tres veces y llegué a asustarme del personaje, y sin embargo no se porqué, pues me pareció un tipo mu atento, de esos que nunca se alteran y con un pedalar robusto, de esos que les da iguá ocho que ochenta. Ahora lo que si que me llamó la atención fue su manillar, pa un tipo de dos metros está bien, pero pa uno de su estatura. Cuando cogí un poco de confianza se lo comenté y mu serio me dijo, que si acortaba el manillar lo haría o por estética o por el coñazo que le estábamos dando todo el mundo.

Ochenta kilómetros dan para mucha cháchara, así que salieron muchos nombres de muchos cañas en veinte mil anécdotas, no me quedé con ninguno, salvo el de un tal Loren. Tengo ganas de conocerte pisha, pues esta gente no para de hablar de ti, de tu mujé, de tus salidas y de tus ausencias, que arte debes tener.

No vea er Kiko, en la ruta no hablaba musho, salvo para quejarse, pero en la venta no vea como largaba er tio. El Pablo me dijo que era el máster de los piques, no sé porqué, pues si alguien se picaba era él y no el Kiko. Ahora, se nota que está preparo, sabe de la bici mas que mi mecánico, yo me quedaba embobao escuchando que si esto de la nutrición, que si esto otro de la cubiertas, no vea, una eminencia.

El último de los cañas era uno que siempre quería ir pegado a los dos treintañeros, pero un ¡mojón pa él! Cuando apretaban las cuestas este, que le decían Charlie, siempre se quedaba atrás. En el mismo Bornos el Charlie se puso una tirita de esas en la nariz para respirar mejor, Pablo que lo vió le dijo que si había tiritas para el tamaño de su nariz. ¡Joe que fuerte! El otro le respondió con un simple ¡Illo, illo, que tu tambien estás bien servido! Er Charlie tampoco se quedaba atrás moviendo la lengua, y no vea que cabezón er tío.

Un barranco lo pasó primero Largartone, er Charlie fue detrás y se quedó en el intento, echó el pie a tierra, regresó diciendo esto se pasa, y claro que se pasaba. Pablo lo intentó y lo pasó, el otro se fue detrás avanzó un poco mas pero nada, pie al suelo y otra vea pa tras. Ahora le tocó a Danielobic, sin problema, y er Charlie que se lanza otra vez y cuando ya casi lo consegui, el tio que se cae aparatosamente de lado, por suerte encima de un montículo de arena. Se levanta mu serio y dise: ¡Los cojones la tercera va la vencida! Y suelta la bicicleta. Su compañeros comenzaron a reírse por lo bajini no fuera a mosquearse er Charlie, sobre todo Pablo, pero cuando ambos cruzaron las miradas este último rompió a carcajadas.

Ibamos entonces por un tramo de denso sotobosque, to mu bonito, donde a duras penas si se distinguía el suelo que para mas jodienda era de arena superfina, y no vea lo difícil que se hacía el rodar por allí. Danielobic en una de estas se le fue la rueda delantera y cayó en la arena, yo iba detrás del Charlie y le escuche reírse mu a lo bestia, pero antes de estallar de risa le pasó lo mismo que a su compañero, pero en vez de caer en la arena se cayó en un ramal, ahora íbamos todos partiéndonos el pecho, no llevábamos ni diez metros andados cuando veo a Lagartone dando una vuelta de campana y moviendo las piernas como si fuera un recién nacido dando patadas al aire. Aquí la explosión de risa ya fue super contagiosa, pero ahí no acaba la cosa, cuando todos estábamos mirando a Largarto este, también riendo nos señala y gesticula para que miremos detrás nuestra, allí tirado en el suelo estaba Kiko, quien entre las risas y la arena también había acabado en el suelo.

Vaya momento de cachondeo, desde luego si todas las salidas de los cañas son tan divertidas, voy a tener que apuntarme a más de una ¡Qué pesha de reir!

La cicloturista ciudad del lago, pa mi gusto este año tiene mucho de llaneo, una subida dura de plato chico en un tramo libre y otra subida aún más dura, también en un tramo libre, que termina con una trialera super espinosa que todos subimos porque Pablo nos echó una manita en el trozo más complicado.

Mis conocimientos de la zona al final sirvieron de bien poco, y ya no digamos del walkitalki de Lagartone, cuando estábamos a tiro de piedra de Bornos y cuando más se quejaba Danieolo porque iba a llegar tarde al curro, más nos fuimos desviando del camino. Yo recordaba de otras veces que había que acercarse al lago y recorrer los últimos kilómetros junto a su vera, pero por mucho que lo intentamos, na de na, más nos perdimos. Mirá si no esta foto:

La cicloturista esta claro que no circula por muchos de los sitios donde nos metimos. Un túnel que encontramos cerrado junto a la presa del pantano, nos desvió de la ruta y por mucho que investigamos y lo intentamos, no dimos con las mañas de continuar por el camino correcto, al final nos desviamos tanto que acabamos dando vueltas por un sembrao de algodón a pique de recibir un perdigonazo o bien de pegárnosla contra un muro de chumberas.

Era tarde y se nos estaba acabando el agua, pero ahí no acabó la cosa, al final nos metimos por un pedregal por el que estuvimos, to er tiempo, andando cuesta arriba, así durante varios kilómetros que terminaron por matarnos a tos.

De cualquier modo he echado una mañana tarde muy interesante con los amigos cañas, tan bien me lo he pasado que la próxima vez que tengáis pensando acercaros por la Sierra ya sabéis donde me tenéis, os acompañaré encantado.

TODAS LAS FOTOS:

http://img199.imageshack.us/slideshow/webplayer.php?id=img1476zi.jpg

El Guti

club los Carajasos

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