Libro de Visitas

sábado, 5 de febrero de 2011

RUTA PEGUERA JIMENENA CON LOS FIGURAS



El día prometía, pues ya en la Venta la Parada despuntaba el sol ante un cielo azul totalmente diáfano. El frío era más que tolerable y el ambiente, que decir, caras radiantes y muchas ganas de darle a los pedales.

El sábado anterior, en una ruta compartida por las Breñas, Andres (El Tocayo) de los Figuras, me dijo mientras dábamos cuenta de unas cervecitas, de acompañarle a las Moscas. No tenía yo muy claro que era eso de las moscas y no le contesté de inmediato, pero luego estuve indagando en su propio foro y viendo por donde transcurría no lo dudé. En principio sólo yo y Olvik mostramos interés, pero mira por donde, al final nos juntamos casi tantos Cañasbikes como Figuras, 18 en total, como para aburrirse.

Partimos de la llano de Peguera donde habíamos dejado los coches, los primeros desniveles transcurren por una zona densamente arbolada, riachuelos por aquí y por allá, por lo que la humedad era considerable y la ropa, al menos a esa hora, se agradecía bastante. Pronto Matamulo comenzó a hacer de las suyas, ahora cojo a este de la tija, a este le meto el lomo, a mi me agarró de la potencia para impulsarse, al “Pelón” le metió el costado y casi lo tira, total lo que siempre sucede cuando se rueda al lado de este Figura.

Rápido comienza el ascenso, es una subida mantenida, vieja conocida de nuestro amigo Modesto, pues allí sufrió su primera pájara. La pendiente estira al grupo sobremanera, en cabeza se habían despistado el Figura Conesa y el Cañas Pacopil. Reagrupados en la primera cancela, pasamos la misma para continuar el ascenso por el margen derecho. Mas subida y de nuevo el grupo que se disgrega otra vez, en función de las ganas y las fuerzas.

Otra cancela donde nos hacemos mas fotos:

Nos metemos en una finca privada, en silencio, a pesar del número. Los “shuuuu” de los Figuras nos mandan callar, no fueran a localizarnos y obligarnos a regresar por donde habíamos venido. Emprendemos un rápido descenso por carril ancho aunque descuidado, por lo que había que estar atento. Las vistas del parque espectaculares, sólo vida salvaje a nuestro alrededor, a lo lejos una torre de vigilancia y abajo un cortijo abandonado con siete chimeneas según Andres, el bigotes, abuelo o la vieja de los Figuras (anda que no tiene títulos nobiliarios el personaje). Se invierten las cuestas y en otra empalizada nos reagrupamos y sacamos nuevas fotos. Tras la cuesta por primera vez se presenta en la lejanía, la Sierra de las Nieves con las cumbres perfectamente nevadas reflejando un blanco espectacular. Tras un repecho dejamos el camino para meternos por un sendero en medio del boscaje. En cabeza, no se como, pero se situó Capillita, el carril era de franca técnica, difícil de completarlo encima de la bici, a mí al menos se me fue la pierna un par de veces, no en vano Gui comentó que el camino le recordaba a los de Cortes 60.

Nuevo agrupamiento que aprovechamos para echarle algo sólido al estómago. Los últimos en llegar, “El Figura” y “ El Pelon” son dos personajes muy representativos, el primero, llama la atención de por sí, pues con un humor muy campechano va saludando y animando a todo el mundo ¡Venga figura! ¡amonos figura! ¡bien figura! Comprenderéis porqué al protagonista le dicen “EL FIGURA”. El otro es mucho más comedido, pero igualmente simpático, le falta un colmillo y no ríe tan a gusto como le gustaría, pues se incomoda cuando reluce la mella. Lo curioso es que el diente en cuestión (postizo a mas señas) lo perdió subiendo una cuesta, y allí fueron todos los Figuras a buscar el diente. Cuenta el Pelón ¡Illo, mira que tuve mala suerte, se me fue a caer en un sitio donde todas las piedrecillas parecían tener la misma forma que el jodio diente! Bueno y ahí no quedó la cosa, cuando pararon para tomar la cervecita de marras, algunos Figuras se encontraron con una mandíbula de alguna bestia, le quitaron uno de los molares y envuelto en un clinex se lo regalaron con el fin de consolarlo. Se ve que la broma, según cuenta el abuelo, no le hizo la menor gracia.

Pues lo dicho cuando llegan estos dos Figuras, alguien les interpeló -¡Ya era hora, no vais ustedes lentos ni na! ¡Aro pisha!-respondió el Pelón- Nos dejáis a nosotros para que cerremos la cancela y salís a carajo sacao, así también llego yo el primero. Cierto que fue así, tal cual lo cuenta y por lo menos se reprodujo en tres cancelas y siempre iban los dos cerrándolas.

Eché un vistazo al cuenta kilómetros, y por los que llevábamos completados, parecía que el día no estuviera cundiendo, pues no llegábamos ni a 30 km completados. Como si me hubiera leído el pensamiento, en ese momento apareció Olvik a mi vera comentando, ¡Vaya!, llevamos mas de 1000 m de desnivel en poco más de veinte kilómetros, vamos ha hacer el equivalente al Homenaje a la Legión. Eso bastó para servir de consuelo.

Luego vino una bajada que, precisamente, Olvik calificó en el foro de no muy complicada y de buen firme. Bueno, bueno, no era una trialera, pero tampoco era una bajada sencilla, el buen firme que recuerda Manolo yo no lo encontré en ningún descenso, y menos en este, y además tenía muchas curvas y bien cerradas. Para mí que Olvik se confundió de bajada, aquí os dejo el video de Gui, que resulta muy indicativo:

Angel Luis, se había ido a la caza y captura de Matamulo (que es un fiera en esto del descenso) y precisamente cuando ya lo tenía a tiro se le fue la rueda; al parecer porqué montó invertida la potencia. Lo cierto se pegó un rodillazo de esos que duelen “pa tó sus castas! Y gracias que no pasó nada más, pues por allí no se veía ni un “arma” y una avería en el cuerpo hubiera tenido compleja compostura. Continuó el descenso hasta el río Guadarranque, allí nos detuvimos para un nueva congregación y de paso Yoki, que llevaba un pequeño botiquín, le hizo unas curas a Gui.

Rogelio que estaba muy activo y de muy buen humor esa mañana me pidió le hiciera esta foto:

Emprendimos ahora una buena cuesta de ancho carril y maliciosa pendiente; como había sucedido hasta hora, la tropa inicia la marcha a cuenta gotas, yo me lancé en medio a unos metros del Abuelo, lo intenté pero me resultó imposible coger su rueda, no veas como anda el tío, es abuelo de verdad, pero cuando se monta en la bici se mueve como un mozalbete, es el Rico de los Figuras. En una de las curvas me indica donde está la cueva, la señala pero no se detiene, continúa el ascenso. Suponía se trataba de la cueva que había visto en diversas fotos de los Figuras, precisamente haciendo la misma ruta, y ciertamente no me equivoqué. Detuve a todos los que venían tras de mí para inmoralizarnos en una foto, al final no fue posible poner el automático, pues el objetivo estaba muy lejos de la cámara, la foto la hizo Rogelio. La cueva en realidad no era tal, si no una simple hendidura en la piedra caliza, usada a lo largo de los años, tal vez de los siglos, por cabras y cabreros como refugio de inclemencia y rigores serranos. Tras las fotos de recuerdo prolongamos el ascenso hasta una nueva cumbre, allí el grupo congregado contemplaba lo que nos quedaba por delante, la famosa cuesta de las “Moscas”, cuesta que debe su nombre a que sencillamente en verano, las moscas te acompañan durante toda la subida haciendo si cabe, más complicado el ascenso. Antes hubo que volver a descender, cruzar un riachuelo y por delante la cuestecita. Ya en los primeros metros comenzaron a establecerse las distancias entre nosotros, intenté seguir la rueda de Perico pero al final desistí, preferí subir a mi ritmo. Poco después precisamente me encontré a Pedro asistido por Pacopil, y el primero quejándose de que no le entraban bien los piñones y maldiciendo a los mecánicos que le había descontrolado su apreciado xtr. Al llegar a su altura me detuve junto a ellos a ver que se podía hacer, lo mismo hizo Litri, gracioso fue cuando llegó Capi, que ni hizo ademán de pararse, y pasó a nuestra vera casi sin mirarnos. ¡Joé capi ya ni saludas! Ja,ja, ja,… La verdad que Jesus llevaba mala cara, después contó que había sufrido de lo lindo en la cuestas, pero ¿y quien no Capi?

En realidad poco pudimos hacer, así que Perico volvió a montarse en su bicicleta, de vez en cuando sonaba ese ¡clá! que tanto nos asusta, como barrunto de romper la cadena. Así fuimos subiendo hasta una zona donde la pendiente dio un respiro, y en medio de la misma, el grupo detenido frente a un Land Rover. ¡No si verás como al final nos obligan a dar la vuelta!- me dije a mi mismo. Pero que va, menudo cuento le echamos, o mejor le echaron los Figuras. ¡Menos mal que no hay montería! _dijo uno de los guardas_ ¡Chiquillo!, pero como venís por aquí, para caerse por un barranco.

El parón lo aprovechamos para hidratarnos un poco y de paso, echarle Gui un vistazo a la tracción de Perico, también, algunos, aprovechamos para engrasar las cadenas. Y otra vez como antes, a retomar el ascenso con el consabido cuenta gotas. A esa hora el sol se había posicionado en plena verticalidad y pegaba de lo lindo, la ropa que tan bien nos vino en las bajadas nos molestaba ahora a más no poder, pero se compensaba con unas vistas magníficas tanto del Parque natural como de la Sierra de las Nieves. No en vano, Yokinet y Pacopil se detuvieron a hacerse fotitos con las cumbres nevadas de fondo.

Quedaba por delante el último tramo de “las Moscas”, tal vez el más puñetero, pues el terreno estaba muy roto, la rodadas eran enormes, no en vano de frente apareció un enorme tractor que nos obligó, literalmente, a abandonar el carril. Concluida la cuesta, allí mismo nos detuvimos para comer algo sólido, quedaba por decidir si descendíamos a Jimena o bien si continuábamos la ruta en sentido contrario, buscando el regreso. En aquel momento no me hubiera importado llegar al pueblo, ahora bien, menos mal que se no se optó por ello, pues poco después el cuadriceps se me agarrotó un par de veces, no se que hubiera ocurrido metiéndole veinte kilómetros más a la piernas, la mitad de ascenso. Al parecer no fui el único, Rogelio contó después haber tenido esas inéditas sensaciones, y no sería el único.

Ciclamos ahora un tramo de una estrecha carretera de montaña, para luego desviarnos en busca de agua, pues en los bidones escaseaba. A partir de aquí la cosa no se por que´, pero se lió. Conesa, Matamulo y Yokinet que siempre llegaban los primeros a todos lados, salieron también los primeros y fueron vistos y no vistos; otros continuamos ascendiendo por el asfalto, y un tercer grupo lo hizo por un camino quebrado donde tuve oportunidad de sacarles bonitas fotos y de paso ver como el Pelón caía a plomo sobre el costado al no poder evitar un obstáculo. Menudo cabreo se pilló. ¡Joé! ya no vuelvo a meter el molinillo. Anda date prisa que esta gente no espera. Bueno pues si que nos esperaron, y lo hicieron en un cruce, que si no nos hubiéramos perdido, igual que los tres primeros, que por descontado no habían cogido por el mismo sitio que nosotros.

Se intercalaron a partir de entonces, algún llano con algun que otro repecho, pero nada comparable a las cuestas pretéritas, sobre todo, lo que vino a continuación fueron dos enorme bajadas, con un pavimento muy duro y rocoso, daba la impresión de haber sido antiguas calzadas adoquinadas. Las horquillas trabajaron aquí de lo lindo, y sin duda, las dobles facilitaron el trabajo, y si no que se lo digan a PacoPil, que así lo comentó al ser adelantado.

Supongo que todos disfrutamos del descenso, aunque algunos más que otros, tras lo cual nos vimos inmersos en lo más parecido al paraíso que pueda haber en la provincia. Que cosa mas bonita, sencillamente espectacular la zona según Olvik denominada “Palancar Bajo”. Ante nosotros se presentaron unos robles, quejigos y alcornoques centenarios de increíble majestuosidad, enormes troncos rodeados de verde musgo y las copas elevándose hasta el infinito, distintas tonalidades de verde, salpicadas de amarillo y la luz filtrándose, buscando hueco en la fronda para iluminar todo aquello de manera prodigiosa. Estaba tan maravillado que no paré de hacer fotos a diestro y siniestro, pero no se en que demonios de programa había puesto la cámara que las pocas fotos que han salido decentemente no reflejan ni por asomo lo que os describo con palabras. En situaciones como estas, es cuando hecho de menos aquella “canon” con forma de submarino que murió en las Sierra de las Nieves ¿Os acordáis las fotos que sacaba la jodia?

Dejemos los lamentos y volvamos al relato, pues ahora el terreno se volvía a inclinar, y como siempre el grupo volvió a desperdigarse, ya no debía quedar mucho para la cancela de la cuesta de Peguera, al menos eso es lo que decía Gui, cuya rueda iba siguiendo y cierto así fue, y en la misma y por fortuna allí estaban los tres perdios que indudablemente habían cogido por otro camino.

Ni a congregarse se esperó, la gente debía tener ganas de llegar a los coches, así que ¡vamonos que nos vamos!, “to pa bajo” hasta Peguera, bajada rápida donde las haya, nos cruzamos en el descenso con una pareja de bikers que lo hacían pausadamente, sin embargo cuando a su vera llegó Capillita, la chica se picó con él y se fue tras su estela. Jesus sin embargo tuvo que detenerse varias veces en el descenso, pues había pinchado en la trasera y no le quedó más remedio que pararse a inflar la rueda.

Ya en los coches aún hubo oportunidad de ver cosas excepcionales, allí mismo había un riachuelo que en un determinado tramo había embalsado el agua de forma natural, nada espectacular una pequeña piscinita donde a lo sumo el agua llegaba a las rodillas. Hacia calor, pero desde luego no para tanto, pero allí fueron unos cuantos Figuras a meterse en el río, cuyas aguas permanecían bajo la sombra de árboles y arbustos, por lo que debía estar fría de cojones. Qué recios son estos barbateños, ni que decir tiene, ningún caña probó la temperatura de las aguas.

De los Figuras, que más os puedo contar, para quitarse el sombrero como siempre, incluso si tal es posible, casi mejor que los Cañasbike. La pena es no haberme podido quedar a comer con ellos, pero imponderables me lo impidieron. Sin embargo ellos, al completo, se quedaron a comer juntos, lo que nos da una muestra de lo primero que ponen los Figuras encima de la palestra y eso no es otra cosa que la amistad y cultivar la misma, lo demás es subsidiario.
Estas cosas no se nos deben olvidar nunca, al menos a mi no se me olvidan.

1 comentario:

  1. ke bastinaso de cronica Carlos pisha,cada vez me asombras mas tio,un abrazo mu grande cariño,jejejejejejeje

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