Libro de Visitas

sábado, 6 de noviembre de 2010

MONTECOCHE 2010

En la carrera de Montecoche del 2010 he aprendido dos cosas fundamentales que no se me deberían olvidar nunca La primera es que no se puede afrontar una maratón sin haber calentado previamente y la segunda que en las carreras se logran buenos tiempos subiendo, pero se pierden y se logran malos tiempos bajando.

La maratón de Montecoche sale de la ciudad de los Barrios a las 9:00 a.m., a las 8:30, en vez de estar calentando las piernas, nosotros (Ivan, Paco, Rumanu, Dani y yo) estábamos en la cola de los dorsales. Eso sí, antes habíamos parado en la Palmosa a meternos entre pecho y espalda el habitual mollete colmado de tomate y aceite. Total que tuvimos el tiempo justo para vestirnos, colocar los dorsales en la bicicletas y situarnos los últimos en el cajón de salida. Pero como quiera que en este sitio no nos sentíamos a gusto, nos fuimos colando por el margen izquierdo hasta situarnos junto a nuestros amigos los Figuras, que prácticamente habían venido en tropel y como siempre comandados por un Grego que hoy, por no decir como siempre, apuntaba a lo más alto. En medio de los barbateños y porque vi a uno haciéndolos, decidí hacer unos cuantos estiramientos, “a buenas horas mangas verdes”.

Toco la salida, que se demoró unos minutos, y con ella una vuelta por la ciudad, en la que asomaba bastante gente con la típica curiosidad. Nada más salir escucho una voz saliendo del público ¡Ira los cañas, y ese es Charlie, venga Charlie!, alucinante, Paco Chaves gritando y dando ánimos acompañado de los suyos que le hacían de coro.

Una vez dejamos el pueblo, del tirón, así en frio, una pronunciada y larga cuesta, que no por ser de asfalto desmerecía el mérito y de ahí lo que comentaba antes del calentamiento previo. Las pulsaciones de inmediato se pusieron en 170 y lo que es peor, las sensaciones que tenía no eran nada buenas, para no descolgarme del grupo tuve que esforzarme en el empeño y me estaba costando la misma vida. Manu y Dani iban delante, pero también y como era de esperar iban pasados de pulsaciones, sobre todo Manu, que no cogió el ritmo bueno hasta pasados los 20 primeros kms. En la cuesta, al poco apareció a mi izquierda Ivan que iba con un rodar fácil, como si no fuera con él, iba charlando amigablemente con uno que llevaba el maillot de los carreteros de Cádiz. ¡Que pasa Charlie! Ya ves, aquí montando el Show, se lo dije por el crujido que me estaba haciendo la rueda trasera. Me junté a ellos y advertí que la rueda de Ivan también crujía. Luego poco a poco fueron avanzando y me quedé a mi ritmo. Don Francisco se quedó atrás, había circulado con él toda el tramo urbano, luego se quedó tras de mí y ya no lo volví a ver hasta que cruzó la meta.

Al fondo por fin se advertía la conclusión de la carretera y con ella un montón de gente concentrada para indicar el desvío hacia el carril. Un tipo con una réflex tumbado en arcén sacaba fotos de la gente. Al ver el camino de tierra debí animarme, pues me puse en pie y comencé a rodar a buen ritmo sobrepasando gente. Aún así las pulsaciones seguían allí arriba. Al concluir el cueston otra vez un nutrido grupo de gente viendo pasar la carrera y haciendo fotos, entre ellos otra vez Paco Chaves y los suyos dando gritos de ánimo ¡Venga Charlie, bloquea la horquilla, que vas muy bien! (pero la horquilla no me bloqueaba, eso es otra historia).

Antes de darme cuenta estaba en una bajada de no mucha pendiente, pero peligrosa como ella sola, por la piedra suelta ¡Vamos, una trialera de las de disfrutar! A estas alturas se rodaba en solitario o en fila india. Mi bici se lo estaba comiendo todo y rápido pillé a la gente. Algunos al escuchar mi peculiar buje se apartaban y dejaban pasar, otros me tenía que emplear en adelantarlos, que no era tarea sencilla, pues tan cuarteado estaba el terreno que no advertías bien la trazada. Pillé así a un grupo de al menos diez bikers que iban francamente despacio, lo contrario que se debe hacer por este tipo de terreno.

Me puse nervioso lo mismo sucedía en medio del grupo donde alguien se quejó en voz alta ¡Joé si no podéis ir más rápido echarse para un lado! Pero ni los de cabeza se echaban para un lado ni los demás eran capaces de adelantarlos, todos siguiendo la misma trazada y yo el último cada vez mas excitado. En un momento determinado el de cabeza frenó y todos al suelo, yo me salí de la fila y con eso de que sea lo que Dios quiera y ¡cuidado que voy! Los dejé allí pasmados con dos palmos de narices. ¡Iuhuuuuuuuuu! Menudo subidón de adrenalina. Si me hubieran visto mis maestros Ivan, Dani y Manu se hubieran sentido orgullosos de su fiel alumno. De inmediato pillé y adelanté a bikers sueltos, aunque también alguno me adelantó a mí. Pillé a otro grupo numeroso, pero este resultaba imposible de adelantar al completo. Tuve que ir poco a poco, incordiando. Llegué al albero, al típico camino ancho y con buen firme de Montecoche y con él la típica cuesta mantenida, un par de bikers increpaban a otro que curiosamente, llevaba rastrales, y que al parecer el descenso anterior lo había hecho de una manera un poco alocada hasta el punto de tocarse con otro. ¡Es que no se puede bajar así tío! ¡Si quieres pasar pues lo dices, que voy por tu izquierda o por tu derecha, avisas y seguro que te dejamos pasar!¡Vaya tío, perdona, que yo no he venido aquí para enfadarme con nadie! Yo que me vi por las circunstancias allí en medio, no se me ocurrió otra cosa que intentar mediar en la trifulca verbal, ¡Qué pasote de trialera, eh, eh! El otro se me quedó mirando y no me dijo ni pio. Desde luego puso cara de no haber disfrutado ni lo más mínimo. Todo lo contrario que mis compañeros, que a estas alturas ya se iban metiendo en carrera. Habían bajado la trialera como una exhalación, especialmente Ivan que había adelantado a Rumanu y Dani en el descenso, imaginaros como iría. Sin duda hoy era el gran día de Navibel.

Finalizado el tramo pedregoso y de indudable técnica, desembocamos en una pista de albero con buen firme, teníamos por delante una de las subidas más exigentes del día. La jodida se hacía pesada y los grupitos cada vez eran de menos gente, intentaba a veces coger alguna rueda, pero al final lo de siempre, a mi rollo. En una curva muy cerrada veo a Andres de los Figuras, parado y muy serio. ¿Qué te ha pasado hombre? He partido la patilla ¿Y ahora qué? Esto para mí se ha acabado. Ostias que putada. Poco después me crucé con otro Figura, a este no lo conocía, le conté lo de Andres, ya lo sabía. Cuando por fin llegamos a la cumbre, desde la cima se observa una preciosa estampa de la Bahía de Algeciras, con el Peñón en primer plano. Un tramo de llaneo permite que metamos plato y venga a adelantar gente. Bajamos por un cortafuegos conocido de nuestras visitas a la zona, para meternos después por un estrecho y frondoso camino rodeado de vetustos pinos, allí es fácil encontrarse con venados, cochinos asilvestrados e incluso zorros, pero eso otro día, este estábamos montando demasiado espectáculo. Vuelvo a encontrarme con otro Figura, este un viejo conocido, nuestro buen amigo el Caudillo. ¡Que hay abuelo! ¡Coño! cierto que soy abuelo, el culpable es ese que va ahí delante, el de rojo. Estuvimos charlando un rato, saca la cámara e incluso me echa una foto, debió de salir mal, pues no la he visto en su foro. Acostumbrado como está a subir buenas cuestas, antes de darme cuenta me deja atrás, al cabo de unos minutos lo veo pararse para ayudar a unos compañeros. Una vez alcanzada la cota más alta de la maratón, nos metemos por una bajada que no conocía, una bajada sinceramente rápida, con muchas curvas y saltos, seguimos bajando esta vez por otro pinar, el camino ni se advierta de tantas hojas, una pequeña subida y antes de darte cuenta otra bajada, esta técnica y peligrosa, delante llevaba a un sevillano que no veas como bajaba el tio, no lograba seguir su rueda y eso que yo no iba nada lento. Cuando llegue al albero tenía todos los músculos agarrotados de la tensión, tanto los brazos como las piernas, así que no era de extrañar lo que me pasó después. Al llegar al carril principal de Montecoche, cerca de la Fuente de la Teja, había un control y un avituallamiento de agua, me paré para que me picaran el dorsal y al arrancar los dos bíceps femorales respondieron agarrotándose. ¡Ay, ay…! De inmediato me bajé de la bici y me puse a correr con buena zancada ¿Qué haces? Me preguntó uno de la organización. Calambres, le contesté. Iba a tan buen ritmo que pillé a uno que iba montado en la bicicleta y que se me quedó mirando con cara de poker. En una curva tres chicas se pusieron a aplaudirme, metros después me subí en la bici, la corrida resultó ser mano de santo, los calambres desaparecieron para no volver a regresar. Iba ahora por un buen carril, el característico de Charcorredondo con buen firme y subida mantenida, podía apretar algo más pero, también sabía que dentro de muy poco iba a encontrarme con la cuesta de las latas, así que preferí no forzar en exceso la maquinaria. El tramo lo hice en soledad, se me hizo, sin ambages, largo y pesado. En el km 48 una flecha indica desvío a la izquierda, y con el, el comienzo del repecho más renombrado de la jornada, la famosa “Cuesta de las Latas” Un ascenso de unos 4 kilómetros y unos 250 metros de desnivel, de una dureza excepcional debido a su fuerte inclinación y la superficie irregular.Pienso en la última vez que subí por allí y me acuerdo de que Rumanu la completó íntegramente encima de la bici. ¡Vamos, vamos! Me animé a mi mismo. Nada más empezar, la gente comienza a bajarse de la bici, la pendiente no es grande, por encima del 10 %, pero el terreno es muy irregular y van perdiendo la pedalada. En un momento determinado también yo pierdo el pie, ni me planteo volver a subirme en la bici, se que a unos metros, tras la curva hay un punto para mí infranqueable, así que subo caminando con dificultad. Cuando ya tenía el fuerte repecho a la vista, escucho a uno resoplar tras de mí, me aparto para dejarlo pasar e incluso le animo a que intente sortear el obstáculo, pero al verlo ni se lo piensa, echa el pie a tierra. A partir de ahí me subí en la bici, metí rodillo y para delante, mucha gente caminando y empujando sus bicis de forma aparatosa, a uno le pego un buen pasote y otro que iba caminando a su vera, me dice ¡Ole así suben los máquinas! El comentario me dio un subidón de moral, me prometí completar las latas hasta el final. Por delante quedaban las tres fuertes curvas de herradura sobre pendientes de más del 20%, pero ahora el firme era mucho mejor y poco a poco se pudo completar la subida. Retomado el camino de albero el tiempo justo para darme un respiro en el avituallamiento sólo 23 kms hasta la meta. Comienza un bonito descenso hacia “Las Cuevas del Hospital" otro tramo habitual de nuestras correrías por Charco Redondo. En un recodo del camino veo a un par de bikers parados, uno en el suelo con la piernas en alto, y el otro empujándoselas con el fin de lograr el estiramiento del femoral, los recuerdo, por que el de los tirones llevaba el llamativo maillot rojo del campeón de Suiza, les digo lo de siempre, correr, andar, pero ni me responden, se les veía muy sobrados, de piernas no desde luego, tal vez de soberbia. Mas tarde por el sube y baja del camino principal se me une un corredor un tanto despistado, ¿Sabes cuando cierran el control? Hombre no lo sé _ le contesto_ Pero no te preocupes que no vamos tan mal, más bien todo lo contrario. Después más bajada por una por una antigua carretera de asfalto, aquí tiro de precaución y me pasan unos cuantos bikers desperdigados, uno de ellos, lebrijano, lo hace zumbando. El mismo socavón del invierno pasado, continúa allí, por lo que tenemos que desviarnos por un sendero a la izquierda, en medio del mismo, allí parado veo al de Lebrija ¿Qué te ha pasado? Calambres, responde. Pues anda, camina, le digo convencido de su eficacia. Luego más asfalto, este realmente destrozado, con boquetes por todos lados, me adelantan un par de bikers, los del maillot Suizo. Por fin unos voluntarios nos sacan de la carretera y nos desvían a una finca privada "El pimpollar", donde acentúan los acebuches y los chaparros entre la densa arboleda.

En un campo de robledales me encuentro a Ivan parado y a pesar de todo risueño. Charlie déjame el bombillo que el mío no va. Me detengo lo justo para lanzarselo. ¡Illo no me paro, ya me lo devolverás! Luego me entró algo de remordimiento, por lo que me contó después. En realidad no le pasaba nada a su bombillo, su problema era la válvula que estaba estropeada y sólo llevaba una cámara. El jodido tubeless no había sellado un pinchazo que le había dado la carrera prácticamente desde el principio, adelantó a todo Dios, y todos Dios lo adelantaba cada vez que se paraba a inflar la rueda. A Maria Jose, la campeona de Andalucía, la adelantó al menos 5 veces. Tal vez debiera haber puesto la cámara a la primera, o a lo sumo, a la segunda, sin embargo, no lo hizo hasta la sexta. Allí jodido sin cámara se quedó hasta que un Figura, creo que Perico, le ofreció una.

Ya era tarde para lograr el puestazo que hubiera logrado en otras circunstancias. Mientras tanto yo iba por una larga recta en la que observo pequeños grupos de bikers, me empleo en poner un buen desarrollo, pero me cuesta bastante. Recuerdo que en el bolsillo llevo un tubo con el guaraná que me compré para la Palma y que no llegué a tomar. Yo nunca había probado el guaraná pero sabía que sus efectos eran similares a la cafeina, y esta a mí me sienta fatal, vamos que nunca tomo café porque si lo hago me subo por las paredes. Bueno pero quería una explosión de fuerza, que es en teoría lo que te hace el guaraná según el Rubio, así que eché mano del tubito lo abrí y me lo tragué entero. Lo primero sentí como si me ardiera el esófago, aquello tenía un sabor a menta tan fuerte que parecía que me hubiera tragado un enjuague bucal, nada de subidón ni nada de nada. Nos desvían a una carretera abierta al tráfico y con una pendiente mantenida, después el ultimo avituallamiento de agua, km 68, ni paro, sólo aminoro la marcha para desviarme a la derecha por un camino cuarteado al principio. Tras un repecho complicado me encuentro un par de bicis en medio del camino molestando bastante, a un lado otra vez los soberbios de los calambres y uno de ellos diciendo ¡No te rías cojones! Luego un tramo con mucha arena, la única que encontramos en toda la carrera, al fondo una pareja esperaba al comienzo de un descenso ¡Venga esos cañas! Me anima el varón. Antes de darme cuenta me veo en un descenso super técnico, una bajada con tela de pendiente, socavones a ambos lados y para pasar a lo sumo dos cuartas. No sé cómo no la me la pegué. Un último repecho y un par de voluntarios advirtiendo que venía ahora un descenso vertiginoso de tan solo 1 km pero con un desnivel de 90 mts. Yo que voy tocando frenos, y a esto que me vuelven a adelantar los dos cantamañanas del maillot suizo. En un santiamén ya estaba abajo, diviso el arco de la meta y me pongo a pegar saltos con mi burra, en esto sí que me había afectado el guaraná, estaba eufórico, tanto que casi le di un abrazo al que entró tras de mí en la meta y que me dio la enhorabuena. Había completado 72 kms de autentico mtb, unos de los más bonitos que he hecho en mi corta vida de bicicletero montañero.

Luego me bebí dos vasos de aquarius de un buche y me fui adonde Manu había aparcado la furgo. Cuando los ví allí todavía con el cullote puesto no me lo podía creer. Pues si estaban todavía así tampoco me habrían sacado tanto. Más tarde apareció Ivan y los cuatro juntos nos fuimos a pegarnos un duchazo, por fortuna aquí los vestuarios resultaron ser más que decentes y el agua calentita, como tiene que ser. A mí los efectos no se había quitado, más bien todo lo contrario, en la ducha me movía para todos lados y todo se me caía de las manos.

De vuelta a la meta apareció providencial Don Francisco entrando en Meta.

Luego nos fuimos a comer, allí nos juntamos con unos cuantos Figuras, saludamos a Miguel que también había hecho la ruta y luego a Estrada y Benitez.

Una inmejorable manera de concluir la temporada.

El video de Montecoche 2010


CLASIFICACIONES TIEMPO PUESTO EN LA GENERAL

Mejor tiempo......2:48:00

Peor tiempo........6:00:27

Dani......................3:45:15.............95

Rumanu...............3:58:05...........140

Charlie.................4:13:22............187

Ivan.....................4:21:14............210 (con paradas incluidas)

Paco....................5:04:56............314

1 comentario:

  1. charlie la cronica de ptm y es una de las maratones mas guapas ke he corrio,ahhhhhhhhhhhh yo tambien hice un par de paradas de por lo menos 8min en total

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